Los museos, imprescindibles para las transformaciones sociales

Por Mirta Bonnin
Mgter. en Museología
Instituto de Antropología de Córdoba (Conicet-UNC)
Facultad de Filosofía y Humanidades*

Las relaciones que establecieron con las sociedades de cada época y región estuvieron marcadas por las fuerzas de los sectores más poderosos. A veces el poder religioso, a veces el poder político. Eso dio como resultante que en la actualidad tengamos los museos vaticanos, por ejemplo, o museos con discursos imperialistas que poseen un patrimonio integrado por enormes cantidades de colecciones provenientes de todo el mundo, que visitamos, no casualmente, cuando vamos a Europa.

Los primeros museos argentinos fueron creados en el siglo XIX en una clara vinculación con los contextos socio políticos de cada momento. El Museo del País, actual Museo Argentino de Ciencias Naturales radicado en Buenos Aires, se remonta a 1812, cuando el Primer Triunvirato invitó a las provincias a reunir materiales para “dar principio al establecimiento en la Capital de un Museo de Historia Natural”. El Museo de La Plata se conforma en 1884 en el contexto de creación del Estado-nación argentino. En el marco de un concepto amplio de las Ciencias Naturales, se incluyeron allí los pueblos indígenas, ayudando a consolidar por muchas décadas un relato que los consideraba en vías de extinción e invisibilizaba su presencia. El paradigma científico evolucionista marcó a estas instituciones durante gran parte del siglo XX.

En la década de 1960, aproximadamente, los museos del mundo comenzaron a replantearse. En nuestro país, y debido en gran parte a los contextos políticos dictatoriales, las reformulaciones conceptuales y prácticas en los museos comenzaron recién en la década de 1980, aunque se sintieron de manera más contundente en los últimos años. En los ´80, el Movimiento de la Nueva Museología propuso un cambio significativo sobre el sentido en que los museos debían trabajar, en relación a su patrimonio, a las comunidades y al territorio. De museos que centraban sus objetivos en su patrimonio, en su conservación e investigación, se proponen museos basados en las necesidades de sus comunidades, enfatizando fuertemente su rol social en el territorio.

Aunque no todos los museos han adoptado esta perspectiva es indudable que hay una tendencia creciente a la búsqueda por ser relevantes para las comunidades en la que se insertan. Se ha producido un importante movimiento museológico latinoamericano que propicia que los museos se reposicionen. Hoy, una gran parte de ellos desarrollan actividades públicas basadas en el reconocimiento de la diversidad cultural, responden a las problemáticas ambientales, modifican instalaciones y  programas para ser más inclusivos, incorporan los debates sociales contemporáneos, realizan exposiciones que dan cuenta de situaciones sociales conflictivas. El desafío es complejo ya que implica adoptar posturas abiertas, críticas, reflexivas y respetuosas de las diferencias, lo que no está exento de polémica tanto en el ámbito interno de los museos como en el dialogo que intenta sostener con la sociedad.

El “giro social” de los museos los convierte en espacios de referencia y de mediación imprescindibles para producir las transformaciones sociales necesarias en Argentina.

Mirta Bonnin es licenciada en Antropología y magíster en Museología. Se desempeña en el Instituto de Antropología de Córdoba (Idacor, Conicet-UNC), radicado en el Museo de Antropología de la UNC. Es,además, miembro del Departamento de Antropología de la Facultad de Filosofía y Humanidades de la Universidad Nacional de Córdoba.