Así se construye la primera minoría religiosa de Argentina
El movimiento evangélico se ha afianzado y expandido en el país. Actualmente representa el nueve por ciento de la población. Una investigación realizada en la localidad Malvinas Argentinas, de la provincia de Córdoba, da cuenta de las diversas prácticas que influyen en el crecimiento de esta creencia. [14.08.2014]
Prosecretaría de Comunicación Institucional – UNC
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La historia del protestantismo se divide en múltiples ramas y denominaciones porque, a diferencia del modelo uniforme de la jerarquía católica, esa corriente no reconoce la autoridad papal, sino que construye su legitimidad religiosa en base a la lectura y la libre interpretación de los textos bíblicos.
La iglesia evangélica es una de las ramas del protestantismo y dentro de ella la Iglesia Pentecostal es la que más creció en Argentina. “Los pentecostales nacen en 1905 en Estados Unidos. Allí siempre fueron una iglesia de los sectores más bajos, de la población negra, pero aquí tuvieron auge con el peronismo, en 1945, cuando llegó un pastor que hizo un encuentro masivo en Buenos Aires. Luego tuvieron un crecimiento soterrado hasta la vuelta a la democracia, cuando se abrió un poco más el campo religioso”, cuenta Julieta Capdevielle, quien analizó las redes de intercambio en dos iglesias de la localidad Malvinas Argentinas, del interior de la provincia de Córdoba.
La autora explica que la “argentinización” de las iglesias protestantes –un proceso que se aceleró durante la década del ‘40–, no estuvo exenta de conflictos. “En un primer momento, la iglesia católica no las sintió como una amenaza porque se circunscribieron a distintas comunidades inmigrantes. El problema se planteó cuando el protestantismo pretendió salir de esos límites. Una de los puntos que ilustra la hegemonía del catolicismo es el hecho de que esté eximido de inscribirse en el Registro Nacional de Cultos”, apunta la investigadora.
Razones de la expansión
Los datos de la “Primera encuesta sobre creencias y actitudes religiosas en Argentina”1, realizada en 2008 por el Centro de Estudios e Investigaciones Laborales, dependiente del Conicet, demuestran la expansión del evangelismo en el país, la existencia de un pluralismo en el campo religioso y la preservación de una cultura cristiana.
Los encuestados se definen como católicos (76%); ateos, agnósticos, o sin religión (11%); evangelistas (9%, con un 8% de pentecostales); testigos de Jehová, mormones y otras (3%). Estos resultados colocan a la religión evangelista como la primera minoría religiosa, y dentro de ellos específicamente a los pentecostales.
En un estudio de caso realizado en el marco de su tesis doctoral, Capdevielle consigna cuáles son las diversas prácticas que le permitieron a la iglesia pentecostal de Malvinas Argentinas no sólo afianzarse en la localidad, sino también expandirse. Dentro de estas estrategias se destaca la utilización de redes familiares preexistentes para abrir nuevas sedes. Así, la congregación pentecostal nació en la localidad bajo la forma de “anexo”, fruto de un proceso de apadrinamiento de la iglesia central, ubicada en la ciudad de Córdoba. En un primer momento, los lugares de oración fueron las mismas casas de los fieles.
Los grupos pentecostales, además, ofrecen la posibilidad de multiplicar las jerarquías religiosas en torno a individuos dotados de carisma, que en muchas ocasiones carecen de un elevado nivel de escolaridad formal. “Al pastor lo unge otro pastor, por eso crecen como redes. Hay una iglesia central que manda a pastores a evangelizar y empiezan en las casas de oración de algún fiel. Cuando logran asentarse, compran un local y cuando ya hay una comunidad formada, el pastor de la iglesia central unge a un pastor en la nueva comunidad. En la iglesia donde trabajé, el pastor tenía sólo hasta segundo grado y trabajaba de portero”, señala Capdevielle.
Esto se relaciona con otro aspecto que, según la autora, influye en el crecimiento de esta religión: en general las prácticas de la iglesia no están mediadas por la lectura de los textos sagrados y se amoldan a las necesidades, prácticas y nivel educativo de los fieles. “Es una creencia mucho más activa, participativa y de vínculos muchos más fuertes que los de la iglesia católica. La impostación de manos como herramienta de sanidad; el uso del cuerpo y la música son elementos que comunican con la divinidad, al tiempo que unen a los fieles. Las prácticas no están mediadas principalmente por la lectoescritura. En su lugar, el uso del cuerpo, lo gestual, el canto, la música y la comunicación verbal ocupan un lugar destacado. Por eso, cada reunión general comienza con un conjunto de alabanzas por medio de la música y la danza”, cuenta Capdevielle.
Las redes de intercambio constituyeron un elemento central en el trabajo de investigación. Así, las actividades, salidas y encuentros de la congregación ayudan al conocimiento mutuo de los miembros y con ello al fortalecimiento de las redes. “Dentro de la comunidad que constituyen las iglesias cada miembro es considerado un `hermano´ en Cristo, uniéndolos fuertes lazos de solidaridad mutua. Es así como los recursos religiosos no son sólo una reflexión espiritual, sino que se relacionan con las necesidades materiales y son puestos en juego a la hora de definir los problemas y lograr soluciones”, concluye la autora.
Fecha de publicación: 14 agosto, 2014