HPV | Mapeo cordobés de los genotipos circulantes
En Argentina, según datos del Programa Nacional de Control de Enfermedades Inmunoprevenibles del Ministerio de Salud de la Nación, anualmente se diagnostican cuatro mil nuevos casos de cáncer cérvico-uterino y 1.800 mujeres pierden su vida por esa patología.
El 3 de octubre de 2011, el Ministerio de Salud de la Nación inició una campaña de inoculación gratuita y obligatoria contra el HPV, destinada a inmunizar a todas las niñas de 11 años del país. Desde entonces, las tres dosis integran el calendario nacional de vacunación.
Por entonces, parte de los materiales de difusión aludían a “la vacuna que previene el cáncer uterino”. Sobre este punto, Cuffini reclama cautela. En rigor, la vacuna administrada genera anticuerpos contra los genotipos 16 y 18 del virus del Papiloma Humano, porque son los más usuales en los cuadros oncológicos. Pero existen otras variantes, de alto riesgo, que no están incluidas en esa formulación.
En efecto, durante 2008 y 2010, el equipo que conduce Cuffini realizó una investigación sobre la infección de mujeres con HPV en la ciudad de Córdoba publicada en la Revista Instituto Medicina tropical de Sao Paulo (2012). Participaron 186 pacientes, de entre 18 y 65 años, que se atendían en centros públicos y privados de salud.
Noventa y seis resultaron positivas para la detección del HPV. Y de éstas, a 63 se les detectó una variante de alto riesgo oncológico.
El trabajo reveló, además, que en la capital provincial existen 18 genotipos diferentes del virus. Los más frecuentes fueron el 16 y el 6 (de alto y bajo riesgo oncológico, respectivamente). El genotipo 11 (bajo riesgo) ocupó el tercer lugar y le siguieron el 18, 58 y 52, estos tres últimos de elevado riesgo cancerígeno. Precisamente, los últimos dos no están incluidos en la fórmula de la vacuna que se administra en Argentina.
“Decir que la vacuna protege contra el cáncer de cuello uterino es un riesgo muy grande”, apunta Cuffini. Si bien reconoce que los más prevalentes a nivel mundial son el 16 y el 18, recuerda que existen alrededor de 40 genotipos que afectan el área ano-genital.
“Si no tenemos cuidado con eso y no hacemos una buena educación de los vacunados, si no seguimos con la vigilancia a través del ginecólogo, del papanicolau y de los chequeos médicos, entonces quizás dentro de 10 o 15 años estemos contando que el 16 no es el más prevalente, pero sí el 52”, completa la investigadora.
Por esta razón, a su criterio, junto a la vacunación, la educación, la prevención y la vigilancia a través de controles médicos periódicos continúan siendo pilares fundamentales para la prevención de estas patologías.
Fecha de publicación: 6 diciembre, 2013