John Barker en el Café Científico: “Queremos hacer recrecer las manos”

El prestigio científico radicado en Alemania visitó a Córdoba y participó del ciclo de Cafés Científicos organizados por la Secretaría de Ciencia y Tecnología de la UNC. Es una referencia en todo el mundo en el campo de la Medicina Regenerativa. [05.10.2018]

¿Se pueden regenerar las extremidades de nuestro cuerpo? Si sufrimos la amputación de un brazo o pierna, ¿podrían crecernos nuevamente como en las películas de ciencia ficción?  Y se perdemos nuestro rostro, ¿podrá recrearse? Parece una locura, pero la investigaciones de punta en medicina regenerativa apuntan en esa dirección.  Y una de las personalidades que encabeza esta línea de estudio, en el mundo, es egresada de la Facultad de Ciencias Médicas de la UNC.

Se trata de John Barker. Nació en Estados Unidos, pero viajó muy joven a Córdoba, dado que su madre era argentina. Estudió en la UNC entre fines de la década del setenta y principios de los ochenta. Luego amplió sus estudios en Alemania (Universidad de Heidelberg) y en la Universidad de Louisville, en el centro de los Estados Unidos. Hace ocho años montó el Centro de investigación aplicada para Medicina Regenerativa (FIRM, por sus siglas en alemán: Frankfurt Initiative for Regenerative Medicine).

Días pasados, Barker estuvo de visita en Córdoba y encabezó el Café Científico organizado por la Secretaría de Ciencia y Tecnología de la UNC, donde explicó la línea de investigación que lidera y que comenzó hace ocho años en Alemania.

Barker venía trabajando exitosamente con transplantes de manos y caras. Las operaciones daban muy buenos resultados, tanto desde el punto de vista funcional como estético, hasta que su trabajo se convirtió en una referencia a nivel mundial.

Pero había un problema importante por resolver: los implantes requieren que el paciente consuma una potente cantidad de drogas de por vida, para que el cuerpo no rechace el implante, a lo que se suma un problema más serio aun: los implantes siempre son escasos.

“Me propuse, en vez de transplantar una mano o una cara, recrearla, regenerarla, utilizando las mismas células que tenemos en nuestro organismo”, señaló Barker durante el Café Científico.

¿Cómo?  No había que inventar la fórmula para estudiar este mecanismo porque ya estaba en la naturaleza. En ciertas especies, ante una amputación de una parte de su cuerpo, regeneran la parte ausente. Barker y  su equipo de investigación estudiaron los siguientes casos:

Planaria, un pequeño gusano que si es seccionado en trozos, de cada uno nace un nuevo individuo totalmente nuevo, con cara y cola. Según los estudios que se hicieron, se puede cortar y recrearse hasta en 280 pedazos.

A ciertas especies de ranas si se les corta la cola, la extremidad vuelve a crecer sola, pero solo cuando son muy jóvenes. El mecanismo no funciona con ejemplares adultos.

Todos los años a los ciervos se le caen los cuernos, pero estos siempre vuelven a crecer.

Salamandra mexicana (axolotl). Esta especie fue particularmente destacada por John Barker, porque tiene una capacidad recreativa extraordinaria. Si se le cortan las manos o las patas, se renueven en pocas semanas. Se la puede trozar hasta en 15 partes, y todas vuelven a revivir, incluido una parte del cerebro o el corazón. “Es un animal increíble”, sintetizó Barker sobre este reptil.

“Estudiamos los mecanismos que hacen funcionar la regeneración en estos animales para ver si podemos aprender a hacer lo mismo con los humanos”, explicó Barker, quien recibiera el título Doctor Honoris Causa de la UNC, en 1999, por su destacado trabajo científico a nivel mundial, y por haber montado un programa de becas de intercambio con universidades europeas y de Estados Unidos para estudiantes de la UNC, que todavía sigue vigente, entre otros logros.

Al mismo tiempo, señaló como referencia el hecho de que los humanos también sabemos regenerar nuestro cuerpo, desde que somos un embrión hasta completar la etapa de crecimiento.

En este punto, el científico abundó: “Si lo pensamos, todos nosotros hemos crecido, la mano nos creció, la cara la desarrollamos. Entonces, en nuestra genética está la información sobre cómo crecer. Pero cuando somos adultos no funciona más. Basamos nuestra investigación en que no tenemos que enseñarle al organismo a recrear, solo tenemos que buscar el ‘interruptor’ para encender el mecanismo que está apagado”.

Barker y su equipo creen que el camino para encontrar estas respuestas está en un grupo celular: las blastemas. “Toda la información está allí, en estas células”, aseguró el especialista en medicina regenerativa.

Siguiendo esa hipótesis, Barker encabezó una serie de experimentos que involucrarían a otro elemento clave. Usando embriones de chanchos y otros animales experimentales, emitían o cortaban electricidad en los grupos de blastemas, y esas interrupciones modificaban la generación de patas de los animales.

“Sabemos que la electricidad tiene mucho que ver con los mensajes y los signos en los embriones y en la regeneración”. Y ejemplificó: “Instalamos un mecanismo para medir la electricidad en un pollo pequeño, y detectamos que hay descargas constantes cuando la mano o un órgano crece. Y cuando cortábamos estas descargas, el animal crecía sin patas. Es decir, si no hay electricidad no hay patas”, agregó.

Otro de los experimentos fue con embriones, a los que se les bloqueó la transmisión de electricidad en las células madre de las blastemas. El resultado: todos los animales nacieron muertos.

Barker aclaró que aún falta acumular mucho conocimiento sobre la regeneración de manos y cara. Hasta ahora, saben que por dónde está el camino, y el desafío está sobre la mesa. “Esto sería nuestro gol: queremos hacer recrecer las manos”, cerró.

Perfil
Sus investigaciones actuales están centradas en nuevos métodos para que el tejido facial y las extremidades vuelvan a crecer y se regeneren. En colaboración con los departamentos de Traumatología y Cirugía ortopédica de la Universidad de Goethe, está construyendo un equipo internacional multidisciplinario de científicos, médicos y socios de la industria para desarrollar nuevos y mejores tratamientos para los pacientes.Barker egresó de la Facultad de Ciencias Médicas, de la Universidad Nacional de Córdoba en 1984 y fue distinguido como Doctor Honoris Causa por nuestra Universidad en 1999. Hizo su Doctorado en la Universidad de Heidelberg, Alemania, en 1987, y en 1989 rindió su Postdoctorado en la Universidad de Louisville, USA, en el Departamento de Fisiología y Cirugía, donde trabajó hasta 2010. En ese año, se trasladó a la Universidad de Goethe, en Alemania. Allí, estableció su centro de investigación aplicada para Medicina Regenerativa FIRM (Frankfurt Initiative for Regenerative Medicine).