Descubren que el Omega 3 disminuye el daño cerebral en el feto, causado por el consumo de alcohol durante el embarazo
Estudios realizados en modelos animales demuestran que ese aceite esencial, encontrado en forma natural en pescados y frutos secos, protege la membrana de las neuronas destruidas por la ingesta aguda de alcohol por parte de la madre, durante el tercer trimestre de gestación. Particularmente, las pruebas realizadas en ratas de laboratorio revelan que el Omega 3 disminuye a niveles normales la hiperactividad de los recién nacidos, una de las conductas afectadas por la exposición al alcohol. Los resultados fueron obtenidos por científicos de la UNC y el Conicet, y serán publicados próximamente en la revista internacional Psychopharmacology. [16.08.2018]
Prosecretaría de Comunicación Institucional – UNC
candela.ahumada@unc.edu.ar
¿Qué pasa en el cerebro del feto, durante los últimos meses de gestación, si la madre consume una única vez alcohol, pero en grandes cantidades? Esa ingesta aguda, ¿le genera algún tipo de problema al recién nacido? Y sobre todo, ¿hay algún tratamiento que pueda mitigar el daño?
Verónica Balaszczuk es una científica del Conicet, egresada de la Universidad Nacional de Córdoba, y especializada en Estados Unidos (Universidad Estatal de Luisiana), que hace 15 años investiga este tema.
- Notas vinculadas
- El tercer trimestre: período sensible
- También mejora el deterioro cognitivo en adulto
Los estudios en modelos animales, realizados junto al grupo de investigadores que ella dirige, evidencian los efectos positivos del Omega 3 como protector de las membranas neuronales que resultan destruidas por una única ingesta aguda de alcohol, ocurrida durante el tercer trimestre de embarazo.
Encontraron que uno de los componentes de este aceite natural, el DHA (acido decosahexanoico), actúa reparando la capa superficial de las células del cerebro en formación, que son las dañadas por la exposición al alcohol.
En esa línea, hallaron que el daño cerebral causado por el alcohol tiene consecuencias directas en la conducta de la cría recién nacida: aumenta el doble su nivel de hiperactividad y de ansiedad. También determinaron que esos trastornos conductuales son de largo plazo, y persisten durante el desarrollo de animal.
Para disminuir los daños, los investigadores indagaron sobre las virtudes del Omega 3, un ácido graso esencial que se puede obtener del salmón, del atún, de semillas secas y suplementos dietarios.
“Este aceite está altamente concentrado en el cerebro, y su requerimiento se eleva en el tercer trimestre del desarrollo fetal y en los primeros años de vida. Su principal componente, el DHA, representa a los ‘ladrillos’ de las membranas de las neuronas. El alcohol destruye esos ladrillos, y el Omega 3 los reconstituye”, grafica la especialista.
Las pruebas in vivo, llevadas adelante en ratas de laboratorio, demostraron que el tratamiento con Omega 3 disminuye la actividad motora exacerbada, llevándola a valores normales. La dosis (720mg de DHA, equivalente a dos cápsulas de pescado) fue administrada 15 minutos después de haber consumido alcohol. En el caso de los estados ansiosos, en cambio, no observaron ningún efecto, y actualmente están probando distintas posologías.
Un solo atracón basta
¿Qué consecuencias tiene para el feto en desarrollo la ingesta aguda de alcohol en, por ejemplo, una sola oportunidad, durante el último trimestre de embarazo?
Los primeros resultados hallados por Verónica Balaszczuk en pruebas de laboratorio realizadas en el marco de su tesis doctoral indicaban que causa muerte neuronal en todo el cerebro, comprometiendo áreas que no habían sido investigadas previamente. Encontró que afecta la estructura cerebral llamada amígdala (involucrada con las emociones, como el miedo y la agresión), y el hipocampo (vinculado con la memoria).
A esas conclusiones iniciales, se suman las que surgen del reciente proyecto de investigación, en el que administran dosis agudas de alcohol en modelos animales para determinar sus efectos. Observaron que las ratas inyectadas con esta droga eran mucho más activas que los animales de control, y además presentaban fuertes signos de ansiedad (en ambos casos, el doble de los valores normales).
“Estos son los datos iniciales de un proyecto que intenta obtener resultados novedosos acerca de posibles intervenciones terapéuticas ante los efectos devastadores del alcohol, y realizar planes adecuados de prevención y concientización”, señala Balaszczuk.
Las conclusiones de este estudio se encuentran en proceso de revisión para ser publicados próximamente en la revista internacional Psychopharmacology.
Institución | Instituto de Investigaciones Psicológicas (IIPsi). Unidad Ejecutora Conicet. Facultad de Psicología – UNC.
Integrantes del equipo de investigación | Verónica Balaszczuk, Paula Abate (investigadoras).
Investigación en modelo animal | Agustín Salguero, Noelia Villarreal, Rocío Scaramuzza, Ana Laura Subires, Santiago Méndez y Melisa Bocco (estudiantes de grado). Investigación en humanos: Castro Zamparella (estudiante doctoral).
El tercer trimestre: período sensible
Las conclusiones halladas por los científicos de la UNC y el Conicet se refieren específicamente a los casos en que la madre gestante realizó una única ingesta importante de alcohol entre el séptimo y noveno mes de embarazo. “Un atracón agudo dado en el último trimestre es suficiente para provocar muerte neuronal en todo el cerebro y provocar alteraciones en la conducta de las crías. Es muy crítico por sus efectos a largo plazo ”, explica Verónica Balaszczuk.
Si bien numerosos estudios demuestran que la exposición al alcohol durante el embarazo tiene efectos nocivos para el desarrollo del feto (deteriora la memoria, la atención y otros), dichas investigaciones se basan en un consumo crónico y sostenido durante todo el período de gestación, es decir, pequeñas ingestas administradas en el tiempo. Pero hasta ahora, se desconocía qué efectos tenía una única ingesta puntual y aguda ocurrida en el último trimestre.
¿Por qué es importante investigar el tema? «Muchas mujeres incrementan el consumo de alcohol hacia el final de su embarazo, creyendo que resulta menos dañino para el bebé porque está más desarrollado. Eso no es real, siempre es una droga peligrosa; se ha demostrado incluso que se trata de una etapa sumamente sensible a sus efectos”, explica Balaszczuk.
En esa línea, apunta que la ingesta puntual y aguda «se observa con frecuencia e incluso existen registros oficiales en Santa Fe y Buenos Aires, por ejemplo». La intención es «desterrar cierta creencia equivocadoa sobre la supuesta ‘menor peligrosidad’ del consumo durante ese período y concientizar sobre los riesgos que conlleva», completa.
También mejora el deterioro cognitivo en adulto
Otro proyecto de investigación realizado en el marco de una tesis doctoral de la UNC busca conocer los efectos neuroprotectores del Omega 3, y su acción sobre las personas adultas con un deterioro cognitivo leve.
Hasta ahora, los estudios desarrollados en el país que exploran los efectos protectivos de este lípido son muy escasos, y los que lo hacen se refieren a patologías cardíacas e hipertensión arterial.
En este caso, se cree que el Omega 3 podría retrasar el deterioro cognitivo en adultos y adultos mayores, limitando directamente la aparición de enfermedades como el Alzheimer. Para comprobar sus efectos, realizarán estudios clínicos en pacientes.
En este proyecto participan Verónica Balaszczuk y Tatiana Castro Zamparella, e intervienen el Instituto de Investigaciones Psicológicas (IIPsi), de la Facultad de Psicología (UNC-Conicet), y el Servicio de Neurociencia de Conci&Carpinella.
Fecha de publicación: 16 agosto, 2018