La marcha de los rostros ocultos

En setiembre de 1981, con la dictadura todavía vigente, la Federación Universitaria de Córdoba (FUC) realizó su primera movilización después de varios años. Asistieron entre 200 y 500 personas. Quienes estuvieron presentes recuerdan el temor que sentían. [23.03.2016]

Por Pablo Requena
Profesor e investigador FFyH – ECI

El recorrido unió el viejo rectorado de la Universidad Nacional de Córdoba (UNC), en calle Obispo Trejo, y la sede del diario La Voz del Interior en la avenida Colón, un trayecto de menos de un kilómetro, dentro del casco céntrico de la ciudad. Sus participantes sospechaban que había agentes de los servicios de inteligencia militar fotografiándolos desde los techos y por eso marchaban tapándose los rostros con las carpetas.

En un pequeño acto hablaron dirigentes estudiantiles de la Facultad de Derecho y Ciencias Sociales. Luego de varios años de feroz represión, empezaban a aparecer formas de rearticulación de la sociedad civil1. Unos días después, el 20 de setiembre, la FUC publicó una solicitada que en un pasaje se preguntaba “¿Si en el lugar donde ayer había una Universidad hoy hay una caverna?”

Movilización de la Federación Universitaria de Córdoba. Septiembre 1981

Efectivamente, esos años brutales habían transformado a la UNC en una caverna. El informe de la Conadep Córdoba –presidida por Luis Rébora, el primer rector de esa casa de estudios elegido democráticamente tras el fin del gobierno de facto (abril de 1986)– consignó en 1984 que el 30% de los casos denunciados tenían como víctimas a estudiantes. Y si se toma como variable la edad, el 53% de las personas de cuya desaparición da cuenta ese documento, tenían entre 20 y 30 años –es decir que estaban en “edad universitaria”2

La cantidad total de denuncias que recoge el informe de 1984 es de 468 casos, de los cuales 140 correspondían a estudiantes. Investigaciones de los últimos años permitieron establecer que el número de estudiantes que cursaban alguna carrera en la UNC y que fueron víctimas del terrorismo estatal, ascendía a 410.

La virulencia represiva contra los estudiantes universitarios3, en la ciudad de Córdoba, se explicaría por dos factores. Por un lado, el grado de politización del estudiantado cordobés entre los años inmediatamente posteriores al golpe de Estado de 1955 y los primeros años de los ´70. Por el otro, la explosión de la matrícula asociada tanto al boom demográfico de la ciudad como a la eliminación de las trabas al ingreso4.

Desapariciones, persecución y vaciamiento académico fueron las coordenadas que caracterizaron el paisaje de la UNC entre 1974 y 1983. Ya desde la “misión Ivanisevich”, mediante la cual el tercer gobierno peronista se propuso disciplinar a las universidades nacionales luego de la experiencia camporista, la Casa de Trejo había sido objeto de una política represiva.

Tras el 24 de marzo de 1976, la UNC quedó bajo control de la Fuerza Aérea. El primer interventor designado, el 2 de abril de ese año, fue el comodoro Jorge Luis Pierrestegui. Se dispuso que antes de efectivizarse todo nombramiento debía ser aprobado por la Secretaría de Inteligencia del Estado y que habría cupos para el ingreso, seleccionándose a los aspirantes por examen.

Los centros de estudiantes estaban prohibidos y el comedor universitario, cerrado. En este contexto represivo y de retracción de los altos niveles de participación anteriores, comenzaron a suceder nuevas formas de participación. Así, campeonatos de fútbol o reuniones de comisiones de cultura fueron oportunidades para reconstruir los lazos destruidos5

Se puede seguir un fortalecimiento de la Franja Morada y la emergencia de una nueva dirigencia estudiantil cordobesa mientras que, paralelamente, la “democracia” se volvió el significante central y excluyente de la política y su construcción era lo que daba sentido a la praxis cotidiana. La movilización que la Federación Universitaria de Córdoba convocó en setiembre de 1981 resulta tal vez de ese lento y subterráneo proceso de oponer a la maquinaria represiva mecanismos nuevos de producción de solidaridades.

Las demandas por ingreso irrestricto, la reforma de los planes de estudio heredados del Proceso de Reorganización Nacional o la denuncia de aquellos docentes que habían estado ligados a la administración procesista de la Casa de Trejo, al mismo tiempo que la recreación de aquello arrasado por la cultura del miedo – evidenciada en la reapertura del Comedor Universitario y la normalización de las instancias gremiales como los centros de estudiantes y la Federación Universitaria de Córdoba– llevaron mucha de la energía de los días que siguieron a aquel setiembre de 1981.

El movimiento estudiantil cordobés poco a poco recuperaba el peso que desde el lejano 1918 había tenido en la vida de la UNC e, incluso, de la ciudad.

Notas
Para dimensionar acabadamente el evento evocado, cabe señalar que el 28 de agosto de ese año la Multipartidaria (conformada por la UCR, PJ, MID, PI, PDC) había hecho público su primer documento llamado Convocatoria al país, y que el siguiente 7 de noviembre, en la ciudad de Buenos Aires, se desarrolló la marcha de la CGT Brasil bajo la consigna de “Paz, pan y trabajo”.
Informe. Comisión Nacional sobre la Desaparición de Personas – Delegación Córdoba. Dirección de documentación e imprenta de la Municipalidad de Córdoba, Córdoba, 1984, página 109.
Una de las investigaciones más detalladas a la fecha sobre las desapariciones en la UNC es la de Romano, Silvia et al; Vidas y ausencias: destinatarios de la represión. Córdoba, 1969-1983, Universidad Nacional de Córdoba, Córdoba, 2010.
Por citar ejemplos: en 1930 la carrera de Derecho tenía 741 estudiantes mientras que en 1955, 4.551; la carrera de medicina en 1930, 1.221 y en 1955, 3.124; arquitectura, 56 en 1930 y 644 en 1955. Los datos fueron extraídos de Estadísticas de la Universidad Nacional de Córdoba, 1613 – 2013, Universidad Nacional de Córdoba, Córdoba, 2013.
Véanse los testimonios reunidos en “La generación del 80: los centros de estudiantes después de la dictadura”, en Al filo, III, 20 (octubre-noviembre de 2007); y “Entre la dictadura y la transición democrática” (suplemento de La Voz del Interior, 24 de octubre de 2012).