El desarrollo humano ahora incluirá la relación con la naturaleza: una propuesta liderada por Sandra Díaz

La docente e investigadora de la UNC participó en la creación del Índice de Relación con la Naturaleza, que se integrará al reconocido Índice de Desarrollo Humano (IDH) de las Naciones Unidas. El trabajo fue publicado en la revista Nature. Qué medirá el nuevo indicador, según la ecóloga cordobesa. [25.06.25]

Lucas Gianre
Redacción UNCiencia
Secretaría de Ciencia y Tecnología – UNC
lgianre@unc.edu.ar

A partir de 2026, cada vez que la Organización de las Naciones Unidas (ONU) actualice el tradicional Índice de Desarrollo Humano (IDH), tendrá en cuenta cómo nos relacionamos con la naturaleza ya que incluirá el Índice de Relación con la Naturaleza (IRN).

Este nuevo indicador mide cuánto y cómo los países protegen los ecosistemas, promueven el acceso equitativo a la naturaleza y utilizan de forma responsable sus recursos. Y además significa un cambio de paradigma para comprender el “progreso”, ya que ahora incorpora la calidad del vínculo entre las sociedades humanas y el entorno natural.

La Universidad Nacional de Córdoba y el sistema público argentino de ciencia y tecnología tienen el orgullo de contar con una representante en la elaboración de este nuevo índice global: Sandra Díaz, docente de la Facultad de Ciencias Exactas, Físicas y Naturales (FCEFyN) de la UNC e investigadora del Conicet en el Instituto Multidisciplinario de Biología Vegetal (Imbiv, Conicet-UNC).

El trabajo que introduce esta nueva métrica se publica este miércoles 25 de junio en la revista Nature, bajo el título: “Un enfoque aspiracional para los futuros del planeta”.

Consultada por UNCiencia sobre qué reflejará el IRN, Díaz aclaró que la métrica no mostrará directamente el estado de la naturaleza no humana. “Es un índice que mide lo que hacemos los humanos: cuestiones sociales, institucionales, económicas y legales; no cómo le va a la naturaleza en nuestra presencia”, explicó.

Y agregó: “Llamamos a nuestro enfoque aspiracional porque enfatiza las capacidades humanas de hacer mejor las cosas. Intentamos ofrecer una perspectiva no ingenua, sino realista y activa. Ver lo que está pasando con la naturaleza, el clima, las desigualdades sociales y ambientales no como una derrota inevitable, sino como un desafío. Dejar de ver a la naturaleza como algo separado, que puede ser explotado por el mejor postor o el que llega primero, y reconocerla como lo que es: un entramado maravilloso e imprescindible del que somos parte”.

El índice fue desarrollado por autores de reconocidas instituciones científicas del mundo, como la Universidad de Oxford. “El mensaje es simple pero radical: la manera en que hablamos y medimos el progreso debe cambiar, porque las métricas actuales como el PBI, e incluso el IDH, no tienen en cuenta nuestra relación con el resto de la vida en el planeta. Si no elevamos el estándar de progreso para incluir a toda la vida en la Tierra, el deterioro de la naturaleza continuará, con consecuencias para todos nosotros”, señalan los autores.

El nivel del IRN se medirá por país con actualizaciones periódicas y tendrá en cuenta no sólo el registro del deterioro ambiental, sino también lo que las naciones invierten en espacios compartidos para la naturaleza y las personas, en agua y aire limpios, y en la restauración de ecosistemas.

Uno de los aspectos en el que se centra este nuevo marco es en cambiar el rumbo de las políticas ambientales, y que estas pasen a la acción, en el hacer y transformar, no solo en evitar los desastres.

“Debemos pasar a construir activamente un futuro en el que las personas y el planeta puedan florecer juntos”, enfatizan los autores.

Y detallan: “Lo que proponemos es un cambio de narrativa: pasar del daño ambiental y el fracaso a historias y evidencias que demuestran que nuestras sociedades tienen la capacidad de construir futuros mejores para toda la vida en la Tierra. En muchos aspectos, ya lo estamos haciendo”.

Autores del índice frente la Cámara Radcliffe de la Universidad de Oxford. Sandra Díaz es la sexta desde la izquierda. (Crédito Universidad de Oxford)

Las dimensiones del nuevo índice

De acuerdo con lo adelantado por Díaz, la nueva métrica tiene tres dimensiones principales:

1-Naturaleza saludable y accesible. Mide el tamaño y la accesibilidad de las áreas silvestres. No solo se consideran parques o reservas naturales, sino también los espacios cercanos a la vida cotidiana de las personas.

“Incluye los ‘cachitos de naturaleza’ donde la vida humana y no humana puede entrar en contacto cotidiano: espacios verdes y azules con especies silvestres”, detalla la ecóloga.

2-Naturaleza usada con cuidado, sobriedad y respeto. Evalúa la sostenibilidad en el uso de recursos como energía, alimentos, indumentaria y materiales de construcción. Penaliza el consumo excesivo per cápita, aunque no el consumo necesario para una vida digna, es decir,  las necesidades físicas, psicológicas y sociales satisfechas.

Díaz agrega: “La aspiración es capturar no solo el uso de recursos de un país dentro de sus fronteras, sino también sus impactos extraterritoriales. Por ejemplo, los que se producen en países donde se fabrican las mercancías que ese país consume”.

3-Naturaleza institucionalmente protegida. Analiza en qué medida la vida no humana está contemplada en leyes y regulaciones.

La docente de la UNC ejemplifica: “Qué tipo de salvaguardas ambientales existen para la instalación de industrias, para las infraestructuras urbanas o para la construcción de caminos; también si se penaliza el daño ambiental”. Asimismo, se observará si existen leyes y reglamentaciones sobre los derechos de la naturaleza o de entidades naturales (como ríos, especies o cuencas), tal como ya ocurre en varios países.

Una publicación internacional

El artículo “An aspirational approach to planetary futures” (Un enfoque aspiracional para los futuros del planeta), es fruto de una colaboración internacional liderada por el Programa de las Naciones Unidas para el Desarrollo (PNUD) y un equipo interdisciplinario.

Participantes: Yadvinder Malhi y Samira Barzin (Leverhulme Centre for Nature Recovery, Universidad de Oxford), Peter Frankopan, Molly Grace, Erle Ellis, Sandra Díaz y Hannah Ritchie (Oxford Martin School)

Enlace al artículo: https://www.nature.com/articles/s41586-025-09080-1

Fecha de publicación: 25 junio, 2025