“Si no hay un cambio de fondo, la situación se va a hacer cada vez más polarizada y violenta”
El reconocido especialista visitó la UNC en el marco de las “Jornadas de socialización, encuentro y producción entre investigadores y jóvenes cordobeses partícipes de organizaciones sociales y políticas” organizadas por la Escuela de Trabajo Social. En esta nota, algunos de sus conceptos centrales.
– ¿Qué es, en su opinión, lo que despertó el movimiento estudiantil chileno?
– Para sintetizarlo, diría: las enormes desigualdades que hay en Chile y que se han expresado a través de la demanda por una educación de calidad. Porque han sido los jóvenes, los estudiantes, los que están saliendo a la calle reclamando por las grandes desigualdades que se han incubado en Chile en los últimos 30 años. Esa es la gran demanda que hay de fondo.
– ¿Cuál es el origen de esas desigualdades?
– Nosotros al igual que ustedes, los argentinos, tenemos una historia de dictadura y más allá del fenómeno militar, durante la dictadura se legitimó y se instauró un modelo económico determinado que es el modelo económico neoliberal, que en el caso chileno ha sido un modelo aplicado a ultranza. Eso ha significado una privatización prácticamente de todas las áreas del desarrollo social: la educación, la salud, la seguridad social. Y esto es lo que está impactando. El propio presidente ha dicho que la educación es un bien de consumo. Entonces, si es un bien de consumo, se compra, como se compran calcetines. La educación no es vista como un derecho y el gran reclamo que están haciendo los jóvenes a la educación pública es que sea un derecho. Por ejemplo: la educación pública universitaria en Chile, de pública tiene solo el nombre porque se paga y se paga muy caro. Si uno quiere tener un hijo en la universidad pública estudiando leyes o medicina, tiene que pagar en promedio 800 dólares mensuales. Y eso es una universidad pública.
– El reclamo es por la gratuidad…
– El gran reclamo de los jóvenes es una educación gratuita y de calidad. Pero a esas mismas demandas uno las puede encontrar en la salud, en la seguridad social, en la vivienda, porque es una sociedad que se ha polarizado mucho; hay una concentración muy fuerte del ingreso producto de la aplicación de este modelo económico. Y eso está estallando, está haciendo agua por todos lados.
– ¿Cuál es la evolución que se espera de movimientos como éste?
– Una de las virtudes que tiene el movimiento juvenil es que nadie está en contra de lo que están planteando, todos están de acuerdo en que tienen razón. Pero el tema no se agota estrictamente ni en lo juvenil ni en lo educativo, porque a esto se han sumado los obreros, la central unitaria de los trabajadores, los profesores… Hay universidades que están en paro desde el mes de abril y no tienen clases colegios secundarios que están tomados. Y todo este movimiento que comenzó en abril está llegando a septiembre. Entonces si no hay una solución profunda y un cambio de modelo, esto va a seguir. ¿Dónde está el problema? El Presidente de Chile es un empresario, nosotros lo llamamos el “Berlusconi chileno”. Entonces si no hay un cambio de fondo, la situación se va a hacer cada vez más polarizada y más violenta.
– ¿Usted avizora una salida posible?
– En el sistema actual, no. Con el modelo actual, no. Si queremos una salida de fondo, real, habría que cambiar el modelo económico. El problema es que esto no es sólo responsabilidad del gobierno actual, los 20 años que hubo de gobierno de la concertación mantuvieron el mismo modelo y ahí viene un tema de fondo: los jóvenes están reclamando un cambio de estructura, un cambio profundo y no un cambio cosmético. En este momento se instauró una mesa de diálogo para ver qué solución se le da a esto. Yo no le veo solución pronta, a no ser que haya un cambio de fondo. Pero si hay un cambio de fondo los actuales gobernantes tendrían que dejar el gobierno y ese es un problema muy serio. El próximo año tenemos elecciones de alcalde y hay que ver si la ciudadanía se manifiesta. Pero ahí hay un problema muy interesante a analizar: la mayoría de los jóvenes que hoy están movilizados no votan, no participan de las elecciones, porque en el caso chileno para participar hay que estar inscripto en los registros electorales y la inscripción es voluntaria. Así, más del 90% de los jóvenes que tienen derecho a voto no lo hacen, no votan por nadie. Entonces si eso no se manifiesta en un cambio electoral puede que se mantenga el mismo sistema. Lo que pasó con los indignados en mayo es similar. Fueron a las plazas a acampar, mientras tanto había elecciones de alcalde y ganó el PP, ganó lejos. Al punto que Rajoy le está pidiendo la renuncia anticipada a Rodríguez Zapatero. Puede pasar algo parecido en Chile a nivel electoral. Entonces, si no hay una transformación de fondo, no va a pasar nada. Esto va a ser cíclico y se va a volver a manifestar nuevamente.
Fecha de publicación: 22 septiembre, 2011