Violencia de género: “Hay que dejar de reproducir que es un problema centrado en dos personas”

Como una de las pioneras de estudios de género en el ámbito universitario, Alicia Soldevilla reflexiona sobre el contexto de aquellas primeras investigaciones, sobre la actualidad de esta problemática y los desafíos presentes. (07-03-2024)

Por Marianela Quiroga Martínez
Unidad Central de Comunicación Institucional-UNC
marianela.quiroga@unc.edu.ar

Alicia Soldevilla es una de las investigadoras pioneras sobre género en la Universidad Nacional de Córdoba (Facultad de Ciencias Sociales). Desde una perspectiva comprometida y reflexiva, su trabajo destaca la importancia de visibilizar y combatir las desigualdades de género presentes en las instituciones educativas, y de promover un ambiente de respeto y equidad en toda la comunidad universitaria.

En el Día Internacional de la Mujer, reflexiona sobre los comienzos del abordaje de la violencia de género en el ámbito universitario.

Desde 2010, Soldevilla y el grupo de investigación que integra marcaron los primeros esfuerzos dentro de la UNC para comprender y combatir la violencia de género. La especialista define su equipo como “interdisciplinario, intersexogenérico, e intergeneracional”.

Para Soldevila, es necesario construir lecturas y estrategias que tengan en cuenta la naturaleza de la violencia de género, una problemática sistemática, generalizada, estructural y colectiva.

-¿Cuál fue la primera investigación que llevaron adelante?

-Fue en 2010; era sobre violencia de género de relaciones de parejas existentes, pasadas, o de relaciones interpersonales en estudiantes que cursaban carreras de primero a quinto año en la carrera de Trabajo Social.

-¿Se encontraron con muchos casos en la Facultad de Sociales?

-Sí, surgieron muchas situaciones. Ahí fue cuando nos preguntamos si estas cuestiones tenían que ver con la Universidad. ¿Son ajenas a la Universidad? También nos importaba mirar qué pasaba en el espacio universitario sobre los casos de acoso. Y poder derribar el mito de que la violencia se sitúa en sectores de trayectorias educativas que tienen un capital de otras características que no es el universitario, como si fuera una problemática vinculada a ciertos sectores sociales.

-En ese entonces, ¿la Universidad no tenía un espacio destinado a género?

-Sí, ya se había creado el programa de género y en 2009-2010 llevaron adelante una investigación en las trayectorias académicas de docentes universitarios.

-¿Su proyecto también se enfocaba en docentes?

-No, se enfocaba en estudiantes. Porque en la universidad el sujeto principal es el estudiante, quien se encuentra más vulnerable. La universidad es una institución patriarcal, cisheteropatriarcal y tiene una estructura muy vertical.

-¿Cómo desarrollaron este proyecto?

-Fue un estudio cuantitativo, que hicimos con la ayuda de estadísticas de la UNC. Enviamos una encuesta a una muestra representativa de la universidad. Lo más llamativo fue que en la primera semana ya se había completado la muestra. Lo aplicamos en 2012, en 2013 se leyó y se empezó a analizar.

-¿Cuáles fueron los resultados?

-Advertimos que los territorios definidos como masculinizados, de aquellas unidades académicas cuyas carreras contenían el 55% y más de su matrícula de varones -llamados “territorios masculinos”- eran más hostiles. Eran territorios efectivamente más hostiles donde el porcentaje de situaciones de discriminación sexista o de acoso era mayor que en otros territorios. Pudimos advertir dos modalidades específicas en las que se expresan las violencias sexogenéricas en el espacio universitario. Una, que tiene que ver con la discriminación sexista, que tiene una presencia mayoritaria, y otra relacionada con el acoso sexual. Son dos modos en que la violencia está naturalizada y atraviesa los espacios.

-¿Siguieron trabajando en otras investigaciones similares?

-Comenzamos en 2012 con los estudios cuantitativos, y luego con cualitativos en grupos de discusión con estudiantes de distintos territorios. Allí seguía estando presente lo que aparecía en lo cuantitativo, pero en estos grupos hubo más diversidad de voces sexogenericas desde las identidades diversas. De esta manera empezamos a trabajar con los procesos de curricularización de los feminismos, de pensar la transversalización más allá de los programas: en los espacios de decisión, en los equipos de investigación, pensar desde qué lugares se construye el conocimiento.

Producción de conocimiento

-¿Cómo ve que se construye el conocimiento actualmente en la universidad? ¿Cambió el paradigma?

-Hoy se sigue construyendo desde un paradigma patriarcal. Aparece esa ideología de subordinación, de la desigualdad de la naturalización, de la no problematización, a veces desde la invisibilidad. Aparece en cómo se conforman los equipos, qué autores se ponen en relevancia en los programas y cómo pensamos el espacio áulico. Todo eso está atravesado por esta lógica de la producción binaria del conocimiento, desde una lógica patriarcal heteronormada, heterocentrada, androcéntrica.

-¿Cuál es el desafío que ven en esta línea de estudios?

-Pensar cómo se construyen estrategias, cómo se deconstruyen y se transforman las prácticas, cómo se van reconociendo y creando respuestas diferentes para ampliar y crear acciones reparadoras. Hay que construir lecturas y estrategias que tengan en cuenta la naturaleza de esta problemática, que es sistemática, generalizada, estructural, colectiva. Y dejar de reproducir que es un problema personal, centrado en dos personas. Ese es el desafío.

Perfil

Alicia Soldevila. Trabajadora Social, miembro del Cuerpo Auxiliar Técnico Multidisciplinario (Catemu), Tribunales del Familia del Poder Judicial de la provincia de Córdoba.
Docente, investigadoras de la Escuela de Trabajo Social- Facultad de Derecho y Ciencias Sociales de la Universidad Nacional de Córdoba.

Estudio “Violencia de género. Una realidad en la Universidad”. Coordinadoras: Alicia Soldevila y Alejandra Domínguez. Autoras: Alejandra Domínguez, Nidia Fernández, Silvia Fuentes, Rosa Giordano, Alicia Soldevila. Colaboradoras: Romina Gil Lazzati, Matilde Quiroga Castellano, Ivon Leske.