Los colectivos tardan menos de lo que creen los usuarios

Quienes utilizan el Transporte Urbano de Pasajeros sobredimensionan el tiempo que realmente aguardan el colectivo, tanto que en el imaginario éste puede llegar a triplicarse en relación a la espera real. Además, mientras menos tiempo permanecen en las paradas, mayor es la sobrevaloración que hacen los usuarios.

Esta conclusión se desprende de un estudio realizado por el Instituto de Estudios Superiores del Transporte (ISIT) de la UNC, que entrevistó 292 usuarios de los corredores N y C de la capital cordobesa. La encuesta se realizó en 2008 y se repitió en 2009 durante distintos días de la semana. Se preguntó sobre aspectos relacionados con el servicio de transporte, como la distancia caminada desde el origen hacia la parada y desde el descenso del colectivo hasta el destino final, la comodidad del ómnibus, el costo del servicio, el tiempo de viaje y el tiempo de espera.

Sobre este último se realizaron análisis particulares. "Le preguntamos al pasajero cuánto esperó la ultima vez, y medimos la frecuencia real de llegada de los colectivos. Lo hicimos siempre a la misma hora durante días de semana, lo que es representativo de la frecuencia en  esas horas" explica Jorge Galarraga, director del ISIT. La conclusión fue contundente: "Ellos perciben que esperan más de lo que lo hacen en realidad", agrega.

¿Por qué  estudiar la variable tiempo de espera? Galarraga explica que este aspecto figura en la bibliografía como el más sensible a la hora de evaluar condiciones de aceptabilidad del servicio. "Se percibe como la variable más influyente por la incertidumbre que genera en los viajeros desconocer cuándo llegará el colectivo. Un minuto esperando equivale a  dos ó tres viajando", apunta el especialista.

El estudio muestra además que, mientras más corta es la espera mayor es la distancia entre creencia y realidad. Así quienes aguardan 5 minutos declaran que lo hicieron más de 15; quienes esperan por 10,  creen haberlo hecho 20 y cuando demoran 20 minutos estiman que fueron 40. Esto demuestra una disminución en el "coeficiente de sobrevaloración". En este sentido el equipo de investigación afirma que la implementación de las llamadas "paradas inteligentes" – aquellas que anticipan el horario de llegada de la unidad – que comenzaron a instalarse en el la ciudad, es una buena medida para contrarrestar el malestar de los pasajeros por el tiempo de espera. "Saber cuánto falta para que llegue el ómnibus, disminuye el grado de incertidumbre de la gente", explica Galárraga.

Aunque el trabajo no realiza un análisis valorativo de las frecuencias estipuladas por las empresas de transporte, ni de la tarifa vigente  concluye que ambas son las principales causas de insatisfacción percibidas por los usuarios del sistema, y señala que ambas requieren urgente atención en la  planificación del servicio.

  • COMPARACIÓN   

Una vez concluido,  el estudio fue comparado con otro de características similares realizado en la ciudad de Atenas, Grecia constatándose que los resultados fueron similares. "Los usuarios también sobrevaloran las esperas, no tanto como acá pero lo hacen", afirman desde el ISIT.

María Cargnelutti
mcargnelutti@comunicacion.unc.edu.ar