El sur de la ciudad de Córdoba, cada vez más fragmentado

Ese sector se expande principalmente en forma dispersa y con baja densidad poblacional, situación promovida mayormente por el desarrollo de urbanizaciones residenciales cerradas o privadas en áreas originalmente dedicadas a la producción agrícola. El fenómeno implica la reducción de la superficie del “cinturón verde”, dedicado a la explotación frutihortícola, y conlleva un incremento de los costos para extender la infraestructura de servicios urbanos. Los investigadores proponen trabajar en una planificación participativa donde intervengan empresarios, sindicatos y universidades, junto con el Estado. [05.11.2014]

Por Eloísa Oliva
Redacción UNCiencia
Prosecretaría de Comunicación Institucional – UNC
eloisa.oliva@unc.edu.ar

Superficies destinadas originalmente a actividades productivas agrícolas e industriales donde proliferan urbanizaciones residenciales para sectores medios altos. Presión inmobiliaria e incremento en el precio de la tierra que alienta la expulsión de actividades productivas, así como la reducción de áreas cultivadas en el “cinturón verde” cordobés. Rutas de acceso utilizadas  tradicionalmente para actividad industrial y agrícola destinadas hoy también a servicios de áreas residenciales.

El cuadro es una síntesis del diagnóstico que investigadores del Departamento de Geografía de la Facultad de Filosofía y Humanidades (UNC) trazaron sobre la zona sur de la ciudad de Córdoba, donde analizaron la trama de los conflictos territoriales emergentes.

Su trabajo revela que, mientras en el período de la posconvertibilidad la mayoría de los indicadores económicos evidenciaron un crecimiento en términos cuantitativos –disminución del desempleo y pobreza, aumento del PBI–, esas mejoras no se visualizan con la misma intensidad en términos cualitativos en el territorio.

Detalle de la zona analizada en la investigación

Zona de la ciudad de Córdoba estudiada

El área de estudio abarca un polígono de 161,73 km2 en el arco sur del ejido municipal de la ciudad de Córdoba, cuyos lados quedan definidos al norte por la intersección de la avenida Circunvalación y calle La Donosa, al este por la Ruta Nacional 9, y finalmente en las direcciones sur y oeste por el límite del ejido municipal

Los autores eligieron esa porción del ejido municipal tras un relevamiento de lo publicado en los medios masivos de comunicación durante las últimas dos décadas, el análisis de fuentes estadísticas, documentales, y entrevistas a agentes del área. Así lograron identificar el área como una zona donde se superponen temporal y espacialmente distintos usos, con una importante variedad de conflictos. Justamente Luciana Buffalo, directora del grupo de investigación, define a la zona sur como un “mosaico de conflictos”.

Las lógicas del crecimiento

La consolidación de la zona sur de la ciudad ocurrió en los años 50. La instalación de las automotrices Fiat e IKA fue determinante para el surgimiento de nuevos barrios y el crecimiento de los ya existentes. Pero a partir de la década del 90 la extensión de la planta urbana en ese ámbito se produjo bajo dos lógicas espaciales: una continua y otra discontinua.

La primera fue protagonizada principalmente por sectores obrero-populares que ocuparon áreas intersticiales remanentes. La segunda, en tanto, se configuró con la construcción –en el antiguo parcelado agrícola– de barrios cerrados o countries, loteos rurales, barrios ciudad ejecutados por el Estado y loteos fraudulentos en manos de agentes privados. “Ambos procesos dan lugar a una configuración territorial fragmentada”, explica Buffalo.

La investigación permitió reconocer que en la zona existe una acentuada tendencia a expandirse territorialmente a baja densidad y en forma dispersa. “Esta tendencia es producto de diversos factores, entre los cuales ha incidido notablemente el fenómeno de las urbanizaciones residenciales especiales, conocidas como barrios cerrados y la aparición de loteos rurales, lo cual es sustentado por un marco normativo que legitima esta lógica espacial”, puntualiza Buffalo.

En ese contexto, afloran problemas de equipamiento, transporte, congestión de tránsito y desarticulación territorial, aunados al elevado costo que implica extender la infraestructura de servicios urbanos.

De todos modos, uno de los conflictos más complejos para los especialistas está asociado al avance de las actividades residenciales sobre el “cinturón verde” de la ciudad, como se conoce a la zona de la periferia destinada a la producción frutihortícola, especialmente de papa.

Según la investigación, en la última década la cantidad de hectáreas productivas ha ido disminuyendo por el avance de los desarrollistas que compran terrenos para construir barrios privados. Citando datos de la filial local de la Federación Agraria Argentina, señalan que hace 15 años existían 12 mil hectáreas destinadas a la producción en el cinturón verde, y hoy apenas suman 4.500, de las cuales solamente 1.500 están en la zona sur.

El trabajo concluye que los conflictos territoriales en ese ámbito revelan prácticas de agentes que orientan y promueven el uso del suelo urbano hacia determinadas actividades. “Ese proceso iniciado en la década de los 90 continúa en la posconvertibilidad y se materializa con normativas del Estado, dando lugar a una configuración territorial desarticulada cada vez más compleja”, señalan los autores.

Todo ello implica mayores costos para dar respuestas a la demanda de la población, una resignificación del tiempo en las actividades cotidianas por las distancias y dificultades de acceso, competencia por el uso del suelo, incremento de su valor y desplazamiento de actividades tradicionales. “El Estado, como agente regulador, es partícipe del modo de producir la ciudad, y por acción u omisión ha permitido –a través de las lógicas espaciales de continuidad y discontinuidad– que la ciudad sea cada vez más privada y cada vez más alejada de la ciudadanía”, subrayan.

Propuesta

Como una alternativa posible para mejorar y comenzar a revertir estos procesos de fragmentación urbana, Buffalo propone un reordenamiento del territorio con planificación participativa de la ciudad donde se contemplen, por ejemplo, las cámaras empresarias, los sindicatos y las universidades.

“Los problemas han avanzado más rápidamente que las reacciones de los agentes que conforman la sociedad. Hasta tanto no escapemos del esquema rígido de planificación hacia adentro, las soluciones van a seguir siendo sectoriales, individuales y desarticuladas entre sí. Hace falta unificar criterios, pensar la ciudad de una forma más integral a largo plazo, no como proyectos aislados que se superponen. Porque a la ciudad no la hace solamente el Estado, a la ciudad la hacemos todos”, plantea Buffalo.

Encuadre teórico
El trabajo partió de la perspectiva de concebir el suelo urbano y las prácticas de los agentes que lo controlan a través del concepto de “territorio”. “Desde la Geografía entendemos al territorio no como soporte, sino como productor y reproductor de relaciones sociales; esto es lo que diferencia nuestro punto de vista de otras disciplinas”, detalla Luciana Buffalo, directora del Grupo de Investigación en Industria, Territorio y Trabajo (GIITT).
Sobre la investigación
Proyecto Marco Secyt 2012-2013 | “Reestructuración productiva y conflicto territorial: dinámica industrial en la región metropolitana  Córdoba posconvertibilidad.”- Grupo de Investigación en Industria, Territorio y Trabajo (GIITT), Departamento de Geografía de la Facultad de Filosofía y Humanidades.
Directora | Dra. Luciana Buffalo
Integrantes | Dra. Claudia Tomadoni, Lic. Noemí Fratini, Mgs. Diego Omar, Ana Laura Rydzewski, María Sol Garay, Matías García, Yohana Carmona.
El 19 de noviembre, la Academia Nacional de Geografía entregará una distinción a Luciana Buffalo por su tesis doctoral “Reestructuración productiva y configuración territorial. Pequeña industria metalmecánica en la Ciudad de Córdoba 2002-2012”. El reconocimiento se concede a quienes lograron el título de doctor con la máxima calificación.
Buffalo fue postulada por la Universidad Nacional de la Plata, donde realizó sus estudios de posgrado con una beca de área de vacancia otorgada por la Universidad Nacional de Córdoba.

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