Hablar sobre la muerte: cómo abordar un diálogo difícil, pero necesario

En un contexto dominado por ocultamientos y eufemismos, una investigación de la UNC y del Conicet examina el rol de la comunicación y la cultura detrás de las preocupaciones que manifiestan las personas mayores, como el temor a la pérdida de autonomía o el miedo al sufrimiento. Consejos para dialogar sobre estos temas. [28.09.2023]

Por María José Villalba
Redacción UNCiencia
Unidad Central de Comunicación Institucional – UNC
maria.jose.villalba@unc.edu.ar

La pandemia de Covid-19 dejó en evidencia la vulnerabilidad física de las personas, la conciencia ante la finitud temporal y la muerte como parte de la vida.

A partir de este fenómeno bisagra e incluso algunos años antes, las ciencias sociales se especializaron en la temática de la muerte, tratando de correr el velo del tabú, el temor o el desinterés. Pese a esto, aún faltan estudios con enfoques locales que prioricen lo particular y algunos matices, como la edad, el género, la clase y la forma de morir.

“La muerte nos atraviesa porque forma parte de la vida. Sin embargo, los discursos hegemónicos parecen silenciar no sólo esa condición de finitud sino también la etapa de la vejez”, afirma Carolina Mazzetti Latini, comunicadora especializada en temáticas de tanatología de la UNC (Facultad de Ciencias de la Comunicación) y el Conicet.

La investigadora aborda desde hace algunos años cuáles son esos discursos predominantes y qué construcciones socioculturales los sostienen. “La desnaturalización de la muerte, propia de una sociedad atravesada por imperativos que impiden tomar conciencia de la finitud, permite que circulen relatos que van configurando nuestra propia subjetividad y moldean las prácticas y representaciones acerca de estas temáticas”, apunta.

A partir de su tesis doctoral “Mediaciones en la construcción social de la muerte. Experiencias de personas mayores de la ciudad de Córdoba”, Mazzetti Latini dilucida, con aportes de las ciencias sociales y humanas, las significaciones imaginarias que vehiculizan los relatos sociales sobre la muerte.

“Con este tipo de investigaciones se contribuye a la revisión del tratamiento de la muerte en la vejez y se ponen a disposición lineamientos teóricos para profundizar en los estudios y encarar políticas, programas y acciones de intervención para la sociedad”, explica la especialista.

El binomio comunicación y muerte, tal como lo aborda la investigadora, refiere a dos campos simbólicos muy grandes que dan cuenta de algunos ocultamientos. Para Mazzetti Latini “los discursos sobre este tema están atravesados por eufemismos y rodeos, lo que se materializa no solamente en el ámbito de lo doméstico, intrafamiliar o interpersonal, sino también a nivel institucional, por ejemplo en el campo de la salud”, aporta.

“Por eso el rol trascendental que tiene la comunicación para poner en agenda estos temas y que genere impacto a diferentes niveles. Se trata de poner en valor la palabra para visibilizar, concientizar y sensibilizar”, sugiere la comunicadora.

Resulta ineludible abordar las palabras en torno al final de la vida y comprender qué hay detrás de lo dicho y de lo no dicho. “Hablar de la muerte y hacer un proceso de preparación implica repensar la propia vida y darle lugar a las proyecciones, no sólo entre personas mayores, sino en todas las edades”, opina Mazzetti Latini.

Para la investigadora, la palabra tiene impacto en relación a la muerte venidera; pero cuando efectivamente la muerte acontece aparece también la cuestión del duelo y “todo lo que se genera en relación a eso, lo que se habilita y lo que se inhabilita, lo que se patologiza. De ahí la importancia de hablar de estos temas”.

Desde la propia experiencia

A partir de una investigación cualitativa, la metodología de trabajo consistió en el análisis de relatos (experiencias) desde un marco biográfico interpretativo. “Se trata de abordar las propias nociones y categorías de las personas entrevistadas y comprenderlas en el marco de su propia trayectoria vital”, detalla Carolina Mazzetti Latini.

Fueron 29 las personas mayores de 60 años entrevistadas (16 mujeres y 13 varones) entre 2017  y 2018 en la ciudad de Córdoba. Se priorizó la conformación de una muestra heterogénea en cuanto a sexo, edad y variables socioeconómicas como nivel de instrucción, situación civil y composición familiar.

La especialista destaca el protagonismo del lenguaje en este tipo de metodologías, donde el imaginario social se materializa en y por la comunicación.

La experiencia de la muerte es una experiencia narrativa. Las entrevistas permitieron abordar aristas y fragmentos significativos sobre la muerte en la propia vida personal y familiar que además se entraman con otras dimensiones socioculturales”, explica.

Collage de creencias

“Tengo algunas dudas sobre cuál será nuestro final. A pesar de que soy católica, el hecho de haber ido leyendo me cambió. Por ahí pienso: ¿Y si volvemos al universo? No sé qué sería, en definitiva…” (GA, mujer de 81 años).

Uno de los ejes abordados fue el de creencias espirituales y/o religiosas, en el que se identificaron diferentes componentes simbólicos en las concepciones acerca de la muerte. “Podría decirse que hay un pastiche, un collage de creencias, certezas y dudas, todo atravesado por diferentes consumos culturales”, resume la investigadora.

En las entrevistas se observó una confluencia de prácticas como el acogimiento de símbolos, celebración de misas y ceremonias, cadenas de oración e imágenes de santos, estudio de material esotérico y adopción de creencias orientales, consumos culturales sobre la temática, usos de redes sociales para el duelo y la memoria, entre otras.

“Estos recursos habilitan la búsqueda de entendimiento o consuelo, calmar la tristeza, homenajear a la persona fallecida e incluso imaginar y proyectar lo que la muerte depara, así como también confirmar, contrastar, cuestionar o ampliar las creencias. En todos los casos, se trata de distintas concepciones no necesariamente de adhesión permanente e inamovibles”, afirma Mazzetti Latini.

Temor al sufrimiento

En las personas entrevistadas para el eje muerte deseada pudo advertirse que la acumulación de pérdidas de seres queridos, el padecimiento de enfermedades e inclusive el tránsito por otros umbrales vitales como la jubilación, favorecen a la reflexión sobre la propia muerte como un hecho real.

“Yo no le tengo miedo a la muerte. Yo lo que tengo miedo es de sufrir y hacer sufrir a los míos. Siempre digo, y lo decreto como dicen en ´coaching’, decreto morir como mi papá, de un infarto” (OC, mujer de 72 años).

Mazzetti Latini explica que la exploración de los testimonios posibilitó observar los “tipos ideales de muerte”; es decir, modelos sustentados en mediaciones de distinto tipo.

“En la mayoría de los casos el temor al sufrimiento asociado al dolor corporal físico en un marco de dependencia, deterioro y fragilidad es recurrente en tanto preocupación al imaginar la muerte en la vejez”, asevera.

Gestionar la propia muerte

En la actualidad, la dimensión comunicativa del duelo y del luto tienden a una menor exposición y exaltación. En sintonía con esta realidad, se evidenció en el eje destino corporal un cambio en las prácticas vinculadas a los ritos fúnebres.

“A diferencia de la muerte deseada, las preferencias sobre el destino corporal y los rituales fúnebres posibilitan mayores garantías de concreción”, advierte la investigadora y detalla: “La decisión sobre el destino corporal discurre entre la autonomía personal o la delegación familiar. Entre los principales argumentos se destacan el deseo de no ocasionar inconvenientes a la familia y de propiciar una rápida gestión de la propia muerte, la influencia de duelos precedentes o los intercambios entre pares”.

Asimismo, la investigadora detectó que, aunque la cremación no es una elección unánime, sí es una tendencia que se expande.

El sentido del humor y el tabú

La investigación se detiene en el eje conversaciones sobre la muerte, para develar cómo estos diálogos entre personas mayores adquieren formas diversas según el contexto, las temáticas, las afinidades, las habilidades o las necesidades de quienes participan.

“Aquí accionan mecanismos de apertura y de cierre al diálogo donde el despliegue de recursos personales e interpersonales se pone en juego. En algunos casos hay iniciativa a conversar, receptividad y escucha activa, complicidad y uso del humor como recurso. Sin embargo, también están presentes la tensión, actitudes evasivas, postergación o clausura del tema”, señala el texto de la investigación.

“Mi hermana estaba contenta porque compró una parcela y, como dijo, ahora tenían dónde ponerla. Se puso a hablar en chiste con mi hija, pero me empezó a hacer mal. Les dije que habláramos de otra cosa, porque tengo miedo de que me pase algo y estaba sufriendo; necesité que cambiaran la conversación” (OC, mujer de 72 años).

Comunicaciones con quienes ya no están

En el eje comunicación entre personas vivas y muertas se recuperaron experiencias personales de intercambio con personas fallecidas, así como la creencia en torno a la posibilidad efectiva de ese contacto.

“Los relatos dieron cuenta de diferentes momentos y escenarios de comunicación con seres queridos ya fallecidos y se presentan tanto en estado de vigilia como a través de sueños”, menciona Mazzetti Latini, y agrega que la particularidad de estas conversaciones “consiste en la discreción y la prudencia, ya que las reacciones potenciales de las personas que escuchan generan temores de atribución de insania, desvarío o locura”.

Sugerencias para dialogar en torno a la finitud y la muerte

  • Sostener una actitud de disponibilidad y apertura. No imponer.
  • Habilitar la escucha y crear un clima de confianza (en algunas ocasiones no es inmediato, lleva tiempo) para propiciar conversaciones significativas.
  • Validar las inquietudes, las emociones, las necesidades, los deseos y/o los interrogantes de las personas mayores.
  • Acompañar de un modo respetuoso. No juzgar ni patologizar las necesidades de expresión en torno al reconocimiento de la propia finitud. Evitar comentarios del estilo: “Ya estás depresivo/a”; “No digas esas cosas”; “Pensá en positivo”, etc.
  • No depositar las propias expectativas en los procesos que transita la otra persona. Es decir, no colonizar la experiencia ajena.
  • En vez de suponer, en todo caso preguntar. Hacer preguntas abiertas y desde los códigos de la otra persona.
  • Si la muerte aparece, hacerle lugar en las conversaciones sin eufemismos ni ocultamientos. El sentido del humor puede ser un aliado para algunas personas y/o momentos.
  • No es una obligación hablar de la muerte si el/la interlocutor/a no tiene el deseo de hacerlo. La conciencia de finitud puede aparecer de muchas maneras o, incluso, a veces, puede no aparecer.
  • Si se reconoce la necesidad y/o el deseo de una persona (con o sin un diagnóstico) de abordar los asuntos de final de vida, es posible sugerir la búsqueda de ayuda y/o recursos que propicien su abordaje.

Envejecimiento con derechos

El 1° de octubre se celebra el Día Internacional de las Personas Mayores, la ocasión refuerza la importancia de reconocer, promover y garantizar los derechos humanos y libertades fundamentales de las personas mayores de 60 años, para contribuir a su plena inclusión y participación en la sociedad.

Así lo establece la Convención Interamericana sobre la Protección de los Derechos Humanos de las Personas Mayores (https://www.argentina.gob.ar/justicia/derechofacil/leysimple/proteccion-de-los-derechos-humanos-de-los-adultos-mayores#titulo-1), una herramienta imprescindible para garantizar sus derechos.

Entre esos derechos se destacan el valor, la participación y el protagonismo en sus comunidades, así como también la dignidad, no discriminación, independencia y el respeto a su autonomía.

Para Carolina Mazzetti Latini, es fundamental que desde las ciencias sociales aumente el abordaje de estas temáticas.

“El paradigma tradicional, que entiende a las personas mayores como objeto de tutela, debe ir dejando lugar a un nuevo paradigma de prevención, promoción de la salud y ampliación de sus derechos. Y entre esos derechos también se incluye la posibilidad de generar espacios que promuevan diálogos honestos sobre sus principales preocupaciones y temores”, sostiene.

Tesis doctoral

Mediaciones en la construcción social de la muerte. Experiencias de personas mayores de la ciudad de Córdoba, Argentina.

Artículo: Mediaciones en la construcción social de la muerte. Una aproximación a su configuración imaginaria en la vejez.

Autora: Carolina Mazzetti Latini. Iecet (Instituto de Estudios en Comunicación, Expresión y Tecnologías). Consejo Nacional de Investigaciones Científicas y Técnicas (Conicet) Universidad Nacional de Córdoba.