“No hay una línea nítida que nos separe de los chimpancés”
Espontánea y lúcida, Jane Goodall abrió su conferencia imitando perfectamente dos sonidos típicos que realizan los primates africanos al saludarse y durante la noche, en señal de que están contentos, a los que definió como “dos llamados maravillosos de África”.
A esta especie de “himno de los chimpancés”, tal como lo denominó la investigadora, le siguió un mensaje emotivo y esperanzador, cargado de relatos y experiencias en los lugares más remotos de la Tierra que sirvieron para conocer acerca de la vida de estos animales. Sus palabras alertaron, además, sobre las consecuencias de la acción destructiva del hombre sobre la naturaleza e incluyeron un llamado a los jóvenes latinoamericanos a participar en la lucha por el cuidado del planeta, sumándose al programa “Roots and Shoots”, que actualmente cuenta con miles de activistas pertenecientes a más de un centenar de países.
Su discurso fue escuchado atentamente por un nutrido público que colmó la Sala de las Américas del Pabellón Argentina, donde tuvo lugar la entrega del título Doctor Honoris Causa de la Casa de Trejo.
El acto fue presido por la rectora Carolina Scotto, quien estuvo a cargo de la presentación de Goodall, y participaron además el secretario General de la UNC, Jhon Boretto, la colaboradora y asistente de la investigadora homenajeada, Susana Méndez de Name, y el director ejecutivo del Instituto Jane Goodall de España, Federico Bogdanowicz.
Durante su presentación, la titular de la UNC destacó el importante aporte realizado por la primatóloga inglesa en el campo del conocimiento científico acerca de los chimpancés, así como su vasto e incansable trabajo desarrollado a favor de la protección de la biodiversidad y la conservación del medioambiente. Al cierre de su discurso, Scotto agradeció a la doctora Goodall por las “enormes lecciones con las que ha desprejuiciado el conocimiento científico heredado, con más conocimiento científico y mejores herramientas para obtenerlo, por el testimonio de una vida dedicada al esfuerzo comprometido a favor de la protección de la vida y, sobre todo, por la noble esperanza suya de querer dejar en las jóvenes generaciones un mensaje de esperanza”. Finalmente, subrayó que la especialista representa “una viva ilustración de lo bueno que podríamos hacer por cada uno de todos nosotros, por cada uno de nuestros semejantes y por nuestro planeta si estuviéramos a la altura de lo mucho que aprendió y de todo lo que tan generosamente nos enseñó”.
Razones para la esperanza
En su conferencia, Goodall relató su experiencia personal sobre cómo se inició en el estudio de los chimpancés, sus dificultades para llegar al África siendo una joven londinense que no había podido realizar estudios de grado debido a sus escasos recursos económicos y el invalorable apoyo que significó su madre en el objetivo de llegar a convertirse en una naturalista.
Pero buena parte de su alocución estuvo centrada en la descripción, a través de relatos y ejemplos de vivencias con los chimpancés, del comportamiento de estos animales, sus rasgos y características particulares. “No hay una línea nítida que nos separe de estos animales”, aseguró y, en ese sentido, indicó que “son impactantes las semejanzas entre ellos y nosotros”, compartiendo aspectos tales como la compasión, el altruismo, la creación de lazos de apoyo y ayuda mutua, y también la lucha y agresividad entre la especie.
Asimismo, dedicó párrafos especiales a la necesidad de concientización social acerca del peligro de extinción de los chimpancés africanos, mencionando como causas de ello el fuerte crecimiento de la población humana, la sostenida deforestación y el consumo de carne selvática con la consecuente presencia de cazadores comerciales, como ocurre en el caso de la cuenca del Congo. También alertó sobre la destrucción del planeta producida por el hombre y su impacto en la naturaleza, de la que son manifestaciones el cambio climático, la eliminación de los bosques y selvas, el derretimiento de los hielos polares, el crecimiento del nivel del mar, y el aumento de la contaminación ambiental, entre otras.
Convencida de que no es posible conservar la vida silvestre si los habitantes de la región viven en condiciones de pobreza extrema, creó el Programa Take Care, que brinda apoyo a estas comunidades en materia de educación y salud, y especialmente, a través del financiamiento de microemprendimientos sostenidos por mujeres.
También explicó el trabajo que se lleva a cabo en el marco del Programa “Raíces y brotes”, una iniciativa impulsada por jóvenes y estudiantes que cuenta con diferentes proyectos en el área de la lucha contra la deforestación y el cuidado del medioambiente, el trabajo voluntario en comunidades para intentar erradicar la pobreza, y la preservación de los animales silvestres.
En el cierre de su mensaje, destacó que, pese a este abrumador panorama, existen razones Imagen de Jane Goodall brindando una conferencia tras la entrega del honoris causa de la uncpara mantener la esperanza, señalando entre ellas a los jóvenes como verdaderos protagonistas del cambio; la mente e inteligencia del ser humano y su capacidad para tomar “decisiones sabias”; el espíritu indomable del hombre, representado en la voluntad y la superación constantes, así como el poder de resiliencia de la naturaleza. “Mi principal esperanza es empezar a pensar en valores” y no en términos materiales, concluyó y agregó que, de este modo, podremos “evolucionar hacia el camino de la humanidad”.
Esta entrada no tiene categorías.Fecha de publicación: 26 octubre, 2009