Sandra Díaz, una de las elegidas para conducir un estudio de escala mundial

La profesora de la Universidad Nacional de Córdoba e investigadora superior del Conicet fue designada hoy, en una ceremonia llevada a cabo en Bonn, Alemania, como una de los tres copresidentes de un ambicioso proyecto lanzado por la Plataforma Intergubernamental sobre Biodiversidad y Servicios Ecosistémicos (IPBES). Se trata de una evaluación crítica del conocimiento sobre el estado actual de la biodiversidad, los ecosistemas, así como de la interacción entre el hombre y la naturaleza. Será un trabajo interdisciplinario colaborativo en el que participarán más de cien científicos de todas las regiones del mundo. Se prevé que sus resultados finales estén para mediados de 2019. [15.08.2016]

Sandra Díaz, la reconocida bióloga y docente de la Facultad de Ciencias Exactas, Físicas y Naturales de la UNC, fue designada hoy como una de los tres copresidentes de la “Evaluación Global sobre Biodiversidad y Beneficios Sociales de la Naturaleza”. La iniciativa fue lanzada por la IPBES, una organización compuesta por 123 países de las Naciones Unidas, cuyo objetivo es fortalecer los lazos entre ciencia y política en la conservación de la biodiversidad, los servicios ecosistémicos, el bienestar de las sociedades a largo plazo y el desarrollo sustentable.

Junto a Eduardo Brondízio (Brasil/EEUU) y Josef Settele (Alemania), Díaz dirigirá más de un centenar de científicos de todo el mundo, especializados en ciencias naturales marítimas y terrestres, ciencias sociales y económicas, artes y humanidades. De acuerdo al cronograma establecido, el trabajo interdisciplinario de estos expertos demandará aproximadamente tres años.

En diálogo con UNCiencia, Díaz explicó los alcances del proyecto: “Será una evaluación crítica de lo que sabemos sobre el estado actual, tendencias de las últimas décadas y futuras, sobre la biodiversidad y los distintos tipos de ecosistemas. Incluirá un fuerte énfasis en las razones de por qué están como están, no sólo los factores impulsores directos –como por ejemplo la deforestación–, sino también los indirectos, las tendencias socieconómicas, culturales y los modelos de sociedad,  que son la raíz de esos impulsores directos. Estos aspectos ya se han contemplado en la evaluación sobre polinizadores y su papel en la producción de alimentos, concluida a principios de este año, y también en las evaluaciones regionales (que están en curso). La nota distintiva de la evaluación global será el énfasis a escala mundial y en las conexiones entre diferentes regiones”.

En esa línea, la científica aclara que el análisis se basará en toda la literatura publicada que sea relevante: “El corpus tiene que ser accesible y verificable. Sin dudas será muy extenso”. Respecto al rango temporal que tomarán en cuenta, adelanta que en términos generales, abarcará desde las últimas décadas del siglo XX hasta el 2030/2050.

Según sus previsiones, participarán entre 120 y 150 científicos de todo el mundo. Los borradores que se vayan elaborando estarán disponibles on-line para que toda la comunidad académica mundial pueda explicitar su opinión.

El marco conceptual que guiará este estudio fue presentado a comienzos de 2015, a través de dos artículos científicos que tuvieron a Sandra Díaz como primera autora. Uno fue publicado en Plos Biology y el otro en Current Opinion in Environmental Sustainability. El dato distintivo es que este encuadre teórico prevé una aproximación transdisciplinar y transcultural. En este sentido, además de las ciencias naturales, incorpora el conocimiento aborigen y el aporte de las ciencias sociales.

“La intención es avanzar todo lo posible en este entretejer saberes”, apunta Díaz sobre esta forma innovadora de abordaje. “Hay autores en la evaluación global que son especialistas en conocimiento indígena y local. También existe un grupo especializado que ha generado metodologías nuevas, como talleres de diálogo regionales, para mejorar el proceso”, completa.

Perfil

Sandra Díaz se recibió de bióloga (1984) en la UNC  y cinco años más tarde se doctoró en ciencias biológicas en la misma institución, con una tesis sobre la “Recuperación post-disturbio en pastizales de altura – Laboreo de la tierra y uso pastoril”. Su especialidad es la interacción entre biodiversidad funcional, procesos y servicios ecosistémicos a distintas escalas, en el contexto del cambio ambiental global.

Es investigadora superior del Consejo Nacional de Investigaciones Científicas y Técnicas (Conicet) en el Instituto Multidisciplinario de Biología Vegetal (IMBIV), y profesora del Departamento de Diversidad Biológica y Ecología de la Facultad de Ciencias Exactas, Físicas y Naturales (UNC).

Es miembro fundadora y coordinadora Científica General de DiverSus, una red internacional de investigación en biodiversidad, ecosistemas y sustentabilidad, donde convergen científicos de Argentina, Estados Unidos, Bolivia, Costa Rica y Brazil.

Fue miembro del Panel Intergubernamental sobre Cambio Climático (ONU) que recibió el Premio Nobel de la Paz en 2007. En 2009 fue electa como uno de los 18 asociados extranjeros de la Academia Nacional de Ciencias de los Estados Unidos, en la sección de Ecología y Ciencias Ambientales. Fue la primera mujer argentina que integra esa institución.

Fue reconocida con el Premio Konex de Platino en 2013. Figura en los reportes “Las mentes científicas más influyentes a nivel mundial” 2014 y 2015, que publica Thomson Reuters. Se trata de un ranking elaborado mediante un análisis de las citaciones que reciben los trabajos de científicos en todo el mundo y es considerado una forma de evaluar su influencia en los distintos campos disciplinares.

La misión de la Plataforma Intergubernamental sobre Biodiversidad y Servicios Ecosistémicos (IPBES) es  alertar a los tomadores de decisión y generadores de políticas sobre los cambios que pueden resultar catastróficos para los ecosistemas y para los beneficios que las sociedades derivan de ellos para su calidad de vida.
Para ello produce, a partir del requerimientos de líderes gubernamentales y  organismos de la sociedad civil, reportes donde analiza todo el conocimiento producido sobre temáticas específicas. Cuenta con el auspicio de cuatro entidades de las Naciones Unidas: la Unesco, la Organización de las Naciones Unidas para la Alimentación y la Agricultura (FAO), el programa de las Naciones Unidas para el Desarrollo (UNDP) y el programa de Naciones Unidas para el Medio Ambiente (UNEP).
Actualmente, más de mil científicos de distintos puntos del planeta colaboran en las iniciativas de la IPBES.
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