Los derechos básicos de las personas no humanas

El Proyecto Gran Simio propone el reconocimiento de los derechos a la vida, a la libertad y a no ser torturados física ni psicológicamente para gorilas, orangutanes, chimpancés y bonobos. El director de la iniciativa en España estuvo en la UNC y compartió sus reflexiones. [11.09.2014]

Viven en comunidades sociales, forman alianzas políticas y cooperan entre ellos. Cultivan amistades y enemistades. Experimentan emociones y son capaces de llevar a cabo comportamientos altruistas o prosociales. Tienen una biografía individual y un mundo de relaciones afectivas. Cuando alguien querido muere, muestran señales de duelo durante largo tiempo. Cuando son maltratados o traicionados, suelen implementar una suerte de represalias contra sus agresores. Y demuestran conductas de retribución con sus benefactores. Son capaces de planificar e incluso posponer satisfacciones inmediatas en pos de una ganancia futura mayor. Cuentan con cierta autoconciencia y pueden emplear símbolos abstractos para comunicarse. Se enojan cuando son tratados injustamente y tienen una sensibilidad primitiva hacia normas sociales o morales. Parecen tener rasgos de personalidad que otros miembros de su grupo saben reconocer.

El párrafo anterior enumera algunas de las similitudes que comparten los grandes simios con los humanos, puntos de contacto identificados a partir de experimentos en laboratorios y observaciones en contextos naturales. Así lo explicó Laura Danon, docente de las Facultades de Psicología y de Filosofía y Humanidades de la Universidad Nacional de Córdoba, durante la presentación de Pedro Pozas Terrados –director Ejecutivo del Proyecto Gran Simio España–, quien disertó días pasados en el CCT-Córdoba del Conicet.

Fundado a mediados de la década del ´90, el Proyecto Gran Simio (PGS) congrega a primatólogos, psicólogos, filósofos y otros especialistas que luchan por extender los  derechos básicos a la vida, a la libertad y a no ser torturados física ni psicológicamente a gorilas, chimpancés, bonobos y orangutanes. Actualmente, este movimiento internacional trabaja para lograr una declaración de Naciones Unidas en ese sentido y defiende el establecimiento de territorios protegidos para que estos primates puedan continuar viviendo por sus propios medios.

En lo que constituye un hito en esta cruzada, en 2008 Pozas Terrados logró que el Parlamento español aprobara legislar una ley de protección de grandes simios, una proposición que hasta el momento el gobierno ibérico no ha hecho efectiva.

En el marco del PGS, se impulsan además distintas acciones contra la deforestación de selvas tropicales, no sólo porque eliminan los hábitats de los primates, sino por la destrucción de la biodiversidad que conlleva esa incursión.

Naturalista, ecologista, animalista, investigador, activista y divulgador, Pozas Terrados advirtió que en distintos puntos del mundo las selvas están siendo arrasadas con el propósito de ganar superficie para el monocultivo. En esa línea, avanzó contra las plantaciones destinadas a la producción de agrocombustibles. “Es inhumano que haya gente muriendo de hambre y nosotros estemos cultivando hectáreas enteras para el biodiesel”, sintetizó.

Se detuvo en la incongruencia de países que, por ejemplo, apoyan la declaración de 2010 como el Año de la Diversidad Biológica y 2011 como Año Internacional de los Bosques, pero permiten que las multinacionales de occidente “arrasen las selvas tropicales y estén asesinando a los pueblos indígenas y a los líderes que se resisten”. Su argumentación incluyó un dato preocupante: en Madagascar se cedió el 80% de la selva a compañías madereras.

Sobre los Bonobos, recordó que no son una especie violenta, al punto de que no se les conoce ninguna pelea en su ámbito natural. Se reúnen en círculos para comer y cuando se desplazan van dejando marcas a su paso para indicar el camino a quienes los siguen

Los chimpancés, en cambio, son violentos y territoriales. Por eso cuando las empresas destruyen sus hábitats, estos primates se ven obligados a mudarse. En ese momento ingresan en zonas que pertenecen a otros grupos y se desatan los conflictos que generalmente terminan con la eliminación de los machos y los jóvenes de una de las comunidades.

Entre sus capacidades cognitivas se destacan el conocimiento del sistema corporal, la noción de muerte, el uso de herramientas como los bastones para extraer termitas, la planificación del futuro, el establecimiento de relaciones sexuales no promiscuas y la comunicación con lenguajes de signos, entre otras. “Un grupo de chimpancés aprendió lenguaje de signos, lo hablan entre ellos mismos y se lo enseñan a los más pequeños o a los nuevos. Es la única especie que ha aprendido un lenguaje de otra especie”, apunta Pozas Terrados.

Pero más importante aún, el activista apuntó que tienen cultura, lo que implica que algunos grupos hacen ciertas cosas y otros hacen otras cosas distintas. “Cuando comienza a llover, algunos chimpancés hacen una danza, no se sabe por qué, pero empiezan a saltar medio en círculo. Algunos comenzaron a vivir en cuevas, porque comprendieron que allí está más fresco, pueden protegerse de los mosquitos y de los posibles captores”, argumentó.

Pozas Terrados apuntó además que no sólo tienen capacidades cognitivas similares a los humanos, sino que también poseen huellas dactilares, y su sangre es totalmente compatible con la de los humanos.

En su fundamentación, profundizó sobre la definición de persona. “Según Peter Singer, es quien tiene autocontrol, sentido del futuro y del pasado y capacidad para relacionarse con otros, entre otras. Tdoo eso lo hacen perfectamente los grandes simios. John Locke dice que la persona es un ser inteligente que piensa, que puede razonar, reflexionar y considerarse a sí mismo la misma cosa pensante. Los grandes simios también lo hacen”, señaló y se preguntó por qué entonces no considerar a los grandes simios como personas no humanas. “El concepto de persona es filosófico y la Filosofía puede cambiar”, sintetizó.

Luego valoró las acciones que se llevan adelante en Argentina, con la presentación de tres hábeas corpus para proteger a chimpancés. “Tenemos un compromiso moral con la reparación de sus derechos: derecho a la vida, a la protección de la libertad individual y a no ser torturado ni física ni psicológicamente.
A su vez, estamos intentando que los que están en zoológicos estén en mejores condiciones o sean llevados a santuarios”, concluyó.

El Proyecto Carayá, en Córdoba

En Córdoba, el “Proyecto Carayá. Centro de rescate, rehabilitación y orfanato de primates” es sede del Proyecto Gran Simio desde 2011. Esta reserva está ubicada a pocos kilómetros de la localidad de La Cumbre, en el interior provincial, y ocupa un predio de 360 hectáreas.