No es posible encontrarnos en la teleciudad
“En nuestra sociedad hay políticas que van definiendo dónde habitan y dónde duermen las diferentes clases sociales; y políticas muy activas que controlan las posibilidades de interacción entre las clases haciéndolas cada vez más escasas. Por eso elijo trabajar imágenes de la alteridad de clases en el formato audiovisual, porque en estas sociedades la potencia ideológica de las imágenes que muestra la televisión es cada vez más fuerte y no tiene contraparte fáctica”, explica María Eugenia Boito.
La autora señala que dado este contexto, las ciudades pasan a conformarse como “teleciudades” y las imágenes de la televisión actúan como la primera definición del otro y devienen nodo de identidad y expulsión.
Boito analizó diversas secciones y formatos solidarios de ‘‘Showmatch’’ (‘El regalo de tu vida’, ‘Bailando por un sueño’, ‘Cantando por un sueño’) y una selección de las emisiones del programa “Policías en Acción”, para reconocer diversas maneras de construcción del ‘otro de clase’ en el discurso audiovisual, con la finalidad de reconstruir analíticamente modalidades de interacción y delinear las sensibilidades a las que se remite en la puesta en escena de lazos sociales
En su trabajo, Boito desgrabó las emisiones de los programas en función de una grilla que incluía las formas de trabajo ideológico en los registros de la visibilidad como producción de las imágenes, tipo de planos y post-producción de las mismas e intervenciones a través del montaje; y de la discursividad como son el registro de lo dicho en términos de lenguaje oral, intervenciones desde la escritura -insert, subtitulados-, musicalización, efectos sonoros.
De manera aproximativa, la autora fue reconociendo rasgos recurrentes en las diversas formas de presentación y del encuadre de interacción entre clases (en cuanto al espacio, tiempo, posición y tipo de vinculación entre los sujetos), que permitieron seleccionar y conformar escenas que exponen dimensiones y operatorias múltiples de ejercicio de la crueldad clasista.
La solidaridad como sello de desigualdad
Así como hay tendencias sociourbanas que van separando las clases, la autora menciona la necesidad que tienen las personas de tener un encuentro con el otro. “Yo veía cómo todo el despliegue del solidarismo después del 2001 respondía a la necesidad de estar con el otro aunque sea un instante, de compartir un momento. En la mayoría de los casos ese otro de clase es desconocido y aparece como un semblante donde uno proyecta ahí sus propios pensamientos acerca de lo que el otro es. Hay un desconocimiento de otras formas de sentir y experimentar por clase que ni siquiera aparecen. Además se da una fuerte deshumanización que yo analicé en el programa Policías en Acción, donde el otro es un fragmento de sujeto, fragmento de imágenes, insumo de la adrenalínica acción donde ni siquiera lo reconozco como otro porque muchas veces aparece vuelto naturaleza con estrategias de animalización”, cuenta Boito.
En este sentido, la autora explica que la solidaridad aparece como un frenesí de tareas donde los sujetos siguen sellados en posiciones de desigualdad estructural. “Cada interacción solidaria se encuadra y recorta en el aquí y ahora, se centra en el hoy más inmediato y vivencial, instaurando un perverso ‘tiempo pleno’ que simula un acontecimiento donde ‘la gente’ entra en comunión (protegida, inmunizada) por un instante. Frente a la sutura ideológica de la telaraña solidaria todo se banaliza y `efimeriza´ de tal modo que tampoco se vuelve sinónimo de memoria y acción colectiva o lazo inter-clases más reflexivo y crítico”, explica Boito. Y agrega: “Las necesidades sociales son artículos de consumo para los telespectadores previamente considerados en esta escenificación, cuya posición de sujeto en la fantasía solidaria televisada se traduce en un tipo de participación visual / táctil: votar telefónicamente por las parejas en competencia, en una forma de filantropía que podemos denominar como mercantil”.
Según la autora, el espectador encuentra en la fantasía solidaria mediatizada un lugar para re-unirse contribuyendo con la mediatización a la simulación de la posibilidad de integración, de clausura del imaginario a través de narraciones que ocluyen los antagonismos de clase.
Gestos de crueldad
En el trabajo de investigación se explica que en el discurso televisivo lo que aparece como término opuesto de la solidaridad es la crueldad. Así, caritativo, compasivo, dulce, humano, misericordioso y solidario son antónimos de lo cruel, que a su vez se asocia con sinónimos tales como bárbaro, brutal, despiadado, desalmado, feroz, implacable, inhumano. Ambas expresiones aparecen des-ligadas, tensionadas, en conflicto. “Pero puede pensarse que si crueldad y solidaridad se disponen como términos contrarios, esto no quiere decir que se encuentren absolutamente desligados, de allí lo interesante de distinguir lo cruel en lo solidario y lo solidario en lo cruel”, puntualiza Boito.
En el corpus analizado la autora reconoce que la interacción entre las clases se alimenta de fragmentos de historias de horror social, que terminan transmutados en insumos del juego filantrópico espectacularizado, o en materiales de la acción frenética.
“En Policías en Acción lo cruel como crudo es la marca distintiva del programa que se dispone a fascinar y horrorizar la mirada del telespectador. Y la crueldad no sólo aparece como ‘acción’ en navajazos y golpes de puño, sino que se desplaza y se corporiza en el gesto de un tipo de risa ‘cruel’ sobre ese otro de clase. El más eficaz cross a la mandíbula de lo cruel en este tiempo de las imágenes es pasar desapercibido como tal, presentando ciertas vidas y muertes de clase de manera desrostrificada, con grado cero de humanidad e invitando al espectador a participar de este juego cruento”, explica Boito.
Mirar de manera protegida
La necesidad de estar junto a los demás asume en este marco dos modalidades específicas que, siguiendo a Alain Badiou en “La Etica, ensayo sobre la conciencia”, la autora denomina: `expedición humanitaria´ y `safari protegido´. Boito puntualiza que en el corpus analizado se pueden reconocer ‘expediciones humanitarias’ por un lado (en el solidarismo) y lo que se podrían denominar ‘safaris protegidos’ por el otro. Esta última modalidad aparece en “Policías en Acción” donde las clases subalternas se presentan en una paisajística de la pobreza y aparecen como manadas salvajes o dóciles en las distintas presentaciones, mostrando los dientes crudamente o mostrando los dientes para incitar la risa del espectador.
“El mismo producto está diciendo que se puede estar juntos por un instante con relación a otro, que uno puede mirar de manera protegida a otro. Y aquí surgen dos modos de interacción entre clases. La `expedición humanitaria´ que del lado del benefactor pone al hombre bueno el conductor ‘exitoso, popular y solidario’; los ‘famosos comprometidos’; la gente que deviene pueblo votando por los merecedores de cumplir el sueño; y del otro lado está el pobre, desvalido. Por otra parte está el `safari protegido´, como el de esos turistas ricos que pagan excursiones a las villas miseria. Así la ‘aventura’ de cruzarse con sujetos de otras clases se encuentra disminuida como facticidad, en un tipo de forma social que re-actualiza y crea nuevas decisiones estratégicas de cruda separación clasista”, concluye Boito.
María Eugenia Boito es Doctora en Ciencias Sociales de la Universidad de Buenos Aires e investigadora del Centro de Investigaciones y Estudios sobre Cultura y Sociedad (CIECS), CONICET/ Universidad Nacional de Córdoba. Además es Profesora Adjunta de la UNC.
Por Eliana Piemonte | epiemonte@comunicacion.unc.edu.ar
Esta entrada no tiene categorías.Fecha de publicación: 8 mayo, 2013