Investigación de la UNC demuestra la importancia de combinar vacunas para potenciar la inmunidad celular contra el Covid-19

Un estudio realizado en el mundo, con la colaboración de un equipo de Ciencias Químicas de la UNC confirmó que las combinaciones de dosis son efectivas. Y que Sinopharm es buena como primera aplicación. Lo explica parte del grupo científico que participó del ensayo clínico. [25.04.2023]

Por Soledad Huespe
Redacción UNCiencia
Unidad Central de Comunicación Institucional – UNC
soledad.huespe@unc.edu.ar

Un equipo de investigación de la Facultad de Ciencias Químicas de la UNC realizó un ensayo clínico para evaluar cómo responden inmunológicamente las células del sistema inmune contra el Covid-19 con un esquema de combinación de vacunas.

El sistema inmune cuenta con dos herramientas principales para combatir el Covid-19: la primera son los anticuerpos, proteínas que actúan bloqueando al virus y que impiden que el virus del Covid-19 ingrese a las células del epitelio respiratorio. ¿Pero qué sucede cuando el sistema inmune escapa a esa protección por anticuerpos y el virus puede entrar a las células del epitelio respiratorio?

Allí empiezan a actuar células llamadas linfocitos T, que pueden destruir las células infectadas y de esa forma eliminar el virus y evitar que se disemine en otras células del epitelio respiratorio y se expanda.

“Entonces es sumamente importante estudiar esa respuesta mediada por los linfocitos T porque es la segunda parte de la historia, la que permite eliminar totalmente el virus que ha escapado a los anticuerpos. Medimos la respuesta celular y la correlacionamos con la respuesta de anticuerpos en las distintas combinaciones de vacunas que se utilizaron y que se siguen utilizando en este momento”, resume el grupo que llevó adelante el proyecto, conformado por docentes de la Facultad de Ciencias Químicas de la UNC e investigadores del Centro de Investigaciones en Bioquímica Clínica e Inmunología (Cibici, Conicet-UNC).

Mariana Maccioni, Eva Acosta Rodríguez, Belkys Maletto, Laura Cervi, Gabriel Morón y Nicolás Núñez son quienes participaron del estudio y dialogaron con UNCiencia.

-¿De qué se trata el trabajo? ¿Cuál fue la principal conclusión?

-En 2021, cuando no había muchas vacunas por distintas situaciones, tanto en Argentina como en otros países, se planteó la posibilidad de combinarlas. Ese año el Ministerio de Salud de la Argentina inició un ensayo clínico para determinar la posibilidad de realizar combinaciones, al cual se sumó la cartera de Salud de la provincia de Córdoba. El objetivo era determinar si las combinaciones eran tan seguras y al menos tan efectivas como el esquema homólogo de vacunación. Para ello se convocó a casi 500 personas ya vacunadas con un tipo de vacuna, para administrarles una segunda dosis con otra plataforma. Lo que se midió fue la respuesta mediada por anticuerpos. ¿Por qué? Porque es una medición relativamente sencilla y de rápida obtención de resultados. Faltaba estudiar la otra rama de la inmunidad generada por las vacunas, la mediada por linfocitos T y B. El estudio de esa inmunidad es tecnológicamente más complicado, lleva mucho más tiempo, es mucho más costoso y por lo tanto en muchos lugares no lo hacen. Nuestra gran incógnita era saber qué pasaba con esta inmunidad celular. Por eso es que, con el apoyo del Ministerio de Salud de la Nación y de la provincia de Córdoba, este equipo científico de la UNC, compuesto por las investigadoras Mariana Maccioni, Eva Acosta Rodríguez, Belkys Maletto y Laura Cervi, junto con el investigador Gabriel Morón, inició un ensayo clínico para estudiar la inmunidad mediada por los linfocitos T y B con las muestras recogidas en la provincia de Córdoba. Se tomaron muestras de sangre antes de recibir la segunda dosis y 30 días después a 500 pacientes, y se recolectaron más de 800 muestras a las cuales se les purificaron sus células sanguíneas para determinar la inmunidad celular. Nos asociamos con el laboratorio de Burkhard Becher (Instituto de Inmunología Experimental de la Universidad de Zurich, en Suiza), donde realizaron una parte de los estudios, liderados por Nicolás Nuñez (egresado de la FCQ, UNC, que recientemente, luego de una intensa etapa postdoctoral en distintos centros de investigación de Europa, ha regresado a la UNC). Estos resultados -junto con otros proporcionados por Sandra Gallego, del Instituto de Virología Dr. J.M. Vanella de la Facultad de Ciencias Médicas y por el Laboratorio Central del Ministerio de Salud de la provincia de Córdoba- fueron integrados y analizados computacionalmente, para obtener una imagen más completa de cómo el sistema inmune reacciona cuando se combinan distintas vacunas.

Una primera conclusión del estudio es que las combinaciones de vacunas generan una respuesta mediada por linfocitos T y B semejantes o inclusive mucho mejores que la aplicación de la misma vacuna dos veces. Entonces, el primer resultado importante es confirmar la decisión sanitaria que se tomó hace prácticamente ya dos años de combinar vacunas.

– Entonces se confirmó que la combinación es beneficiosa. ¿Y el orden en que se aplican las vacunas influye?

– Exacto. Vimos que el orden de la aplicación de las vacunas importa. No es lo mismo recibir como primera dosis Sinopharm que Moderna. Y sucede algo semejante con otras combinaciones de vacunas. Muy interesantemente, encontramos que Sinopharm, cuando es dada como primera dosis, es muy buena para inducir una buena respuesta celular, contrariamente a lo que ocurre con los anticuerpos. Mientras que Moderna induce niveles de anticuerpos neutralizantes más altos. Por lo tanto, segunda conclusión: el orden de las vacunas importa y entonces estuvo muy bien tomada la decisión, en su momento, de no seguir aplicando Sinopharm en segundas y terceras dosis, pero sí aplicarla en primeras dosis.

– ¿Esta conclusión podría aplicarse a infecciones con otros virus?

– Creemos que a partir de nuestro estudio contamos con bases sólidas para entender cómo el sistema inmune reacciona frente a distintas combinaciones de vacunas, abriéndose la posibilidad de extender los resultados obtenidos para esquemas de vacunación contra otras infecciones, y poder elegir con un criterio basado en la evidencia las estrategias de combinación de vacunas más adecuadas para cada caso.

– ¿Qué impacto tiene este trabajo? ¿Cuáles son las puertas que se abren a partir de esto?

– Tiene un impacto retrospectivo de confirmar que las decisiones sanitarias que se tomaron en nuestro país y en otros países fueron correctas. Y a futuro, tenemos mucho conocimiento para nuevas estrategias de vacunación, o frente a la aparición de nuevos agentes infecciosos. Nuestro estudio pone en relevancia que todas las vacunas disponibles contra Covid-19 son muy efectivas. Además, mostramos que algunas combinaciones sirven mejor para algunas situaciones y otras sirven mejor para otras.

– ¿Hay que seguir vacunándose de Covid-19?

– Sí, es posible que las personas mayores de 50 años o aquellas con alguna comorbilidad reciban quizás una dosis anual. Todavía no se ha tomado la decisión, se está evaluando en función de ir midiendo cómo está la protección ahora que ya no hay una fase tan activa de vacunación y seguramente en un tiempo el Ministerio de Salud de la Nación tomará la decisión.

– ¿El Covid-19 ya dejó de ser una amenaza?

– El Covid-19 no dejó de ser una amenaza, como ningún otro virus. Lo que sí se puede decir es que actualmente el Covid-19 está controlado y en una situación semejante a la de otros virus. Pueden ocasionar en algún momento alguna epidemia, pueden generarse mutaciones que hagan que aparezca una variante más virulenta y que, por lo tanto, hagan aumentar el nivel de riesgo.

Imagen | Las complejidades del trabajo

Las complejidades del trabajo

El equipo de investigación de la UNC procesó las muestras y generó un biobanco de glóbulos blancos a partir de la sangre suministrada por el Ministerio de Salud de la Provincia de Córdoba, que estuvo a cargo del ensayo clínico.

Gracias a la presencia de Nicolás Nuñez, quien estaba terminando su estancia posdoctoral en Suiza y recientemente regresó al país para incorporarse a Conicet, se pudo coordinar el envío de las 900 muestras congeladas de células al Laboratorio de Suiza.

“Muy pocas veces se ha hecho un traslado tan grande hacia Suiza y llegaron en perfectas condiciones. A medida que nos iban aportando los resultados de los estudios que se hacían allí, en conjunto con los obtenidos aquí en Córdoba, se iban analizando. Luego, cuando tuvimos una imagen completa sobre cómo reaccionaba el sistema inmune, decidimos enviar a publicar los resultados a Nature Immunology, una de las revistas en inmunología de mayor prestigio del mundo”, resumen.

El trabajo fue financiado por el Ministerio de Ciencia y Tecnología de la Nación, a través de subsidios PICT A, así como por fondos del Ministerio de Salud de la Nación y de la provincia de Córdoba, y por el laboratorio de Burkhard Becher, del Instituto de Inmunología Experimental de la Universidad de Zurich (Suiza).

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