Estudian si la inflamación crónica de la próstata puede ser un factor para el desarrollo de tumores

Hace dos años que científicos del Centro de Investigaciones en Bioquímica Clínica e Inmunológica (Cibici), trabaja sobre esta hipótesis con modelos de experimentación en animales. Reconocen que comprobar la relación de ambas patologías será un trabajo arduo, pero el conocimiento que se produzca permitirá orientar el desarrollo de nuevas estrategias terapéuticas y de prevención. [02.11.2017]

Por Lucas Gianre
Redactor UNCiencia
Secretaría de Ciencia y Tecnología – UNC
lgianre@unc.edu.ar@unc.edu.ar

La prostatitis es una inflamación crónica de la próstata. A nivel mundial, la padece entre el 8% y el 12% de la población masculina, según datos de los Institutos Nacionales de Salud de Estados Unidos (NIH, según sus siglas en inglés).

Esta afección puede ser autoinmune, reducir la fertilidad y ser un factor de riesgo para el desarrollo de tumores. Así lo entienden Rubén Motrich y Virginia Rivero, científicos del Centro de Investigaciones en Bioquímica Clínica e Inmunológica (Cibici), dependiente de la UNC y Conicet.

Que una enfermedad sea autoinmune implica que el propio sistema inmunológico de la persona –es decir, el encargado de atacar distintas amenazas, como las bacterias– se vuelve contra el propio organismo.

Un ejemplo: las células “β” del páncreas son las encargadas de producir insulina, pero en ocasiones, el sistema inmune de la persona las desconoce, las ataca y las destruye. De esta manera, el cuerpo no puede producir insulina y así se desarrolla la Diabetes Tipo I.

Lo mismo puede suceder en la próstata. Cuando se inflama, por lo general el diagnóstico se orienta a la presencia de bacterias como la Escherichia coli y la Chlamydia trachomatis, entre otras.

Pero el problema se plantea cuando no se detectan microorganismos causales y la inflamación persiste, se vuelve crónica y genera un microambiente inflamatorio local.

Este último cuadro puede provocar alteraciones en la calidad del semen, lo cual reduce considerablemente la capacidad fértil de la persona. Además, puede causar daño tisular y generar mutaciones genéticas de células que predisponen al desarrollo de tumores. Es decir, la prostatitis podría gatillar el desencadenamiento de cáncer de próstata.

Autoinmunidad

Existen cuatro tipos de prostatitis: la infecciosa aguda (I), la crónica (II), la crónica no bacteriana (III, PCNB) y la crónica asintomática (IV). Todas afectan a hombres adultos jóvenes, de entre 18 y 45 años. No obstante, el 90% de los casos corresponde a la PCNB, la cual afecta a varones que promedian los 30 años, una etapa activa sexual y laboralmente.

La PCNB perjudica considerablemente la calidad de vida de los pacientes. Los síntomas son crónicos e incluyen malestar y dolor en la región pélvica, el pene y los testículos; dolor al orinar y eyacular. Incluso puede generar disfunción eréctil.

Rubén Motrich y Virginia Rivero, investigadores del CIBICI, estudian la PCNB desde hace años. “Es un problema sanitario serio, porque en la mayoría de los casos de sospecha clínica de prostatitis se buscan infecciones como la causa, mediante cultivos microbiológicos, y no se encuentra ninguna bacteria o parásitos. Al no encontrar ningún microorganismo, los paciente son tratados empíricamente con muy escaso éxito terapéutico”, señala Motrich.

Hay distintas causas que provocan la inflamación de próstata. La más común es la infección bacteriana, pero hay hipótesis que postulan que puede generarse incluso hasta por razones psicológicas.

Motrich dedicó su tesis doctoral a probar que la prostatitis puede desencadenarse porque la patología es de origen autoinmune, lo que implica que los antibióticos tradicionales no tienen efecto terapéutico para estos pacientes.

“A través de nuestros estudios, realizados en pacientes de Córdoba con PCNB, encontramos que un 35% mostraron autoinmunidad contra la próstata”, asegura el investigador de la UNC.

El trabajo fue realizado hace algunos años con pacientes de Córdoba, de entre 20 y 45 años de edad, que sufrían prostatitis y a los que no se les habían detectado infecciones. Ese fue el punto de partida para que el equipo de científicos de la UNC formulara la hipótesis de la autoinmunidad como causa de la inflamación prostática en humanos.

“Se nos ocurrió, entonces, estudiar la calidad seminal y comprobamos una muy baja calidad en las muestras analizadas. Encontramos una marcada disminución en la concentración de espermatozoides, que estaban, en su mayoría, muertos. Es decir, estos hombres tienen un potencial fértil claramente disminuido, aunque no se los considera infértiles –ya que pueden haber tenidos hijos–, pero tienen mucha menos chanches de procrear que alguien con una calidad de semen normal”, explica.

La tesis de que la PCBN puede disminuir drásticamente la fertilidad masculina fue probada también en animales y postulada a nivel mundial desde este Centro de Investigación de la UNC.

El modelo fue replicado en otras partes del mundo, con resultados que confirman el trabajo de los investigadores cordobeses. “Como científicos, es muy bueno que tus resultados sean replicados por otros investigadores en el mundo”, comenta Motrich.

También participaron de este trabajo Rosa Molina y Andrea Tissera, del Laboratorio de Andrología y Reproducción (LAR) y José Olmedo de la Fundación Urológica de Córdoba para la Docencia e Investigación Médica (FUCDIM).

Antes, los especialistas que atendían casos de prostatitis, se concentraban en reducir el dolor y bajar la inflamación pero no atendían a esta posible consecuencia sobre la calidad seminal.

¿Por qué una glándula accesoria como la próstata puede alterar el potencial fértil? Esta fue la pregunta original que se hicieron desde el CIBICI.

“Los espermatozoides están en el epidídimo y durante la eyaculación se juntan con fluidos de la próstata, formando el semen. Cuando entran en contacto, los mediadores inflamatorios (citocinas, especies reactivas de oxígeno y nitrógeno) dañan o alteran los espermatozoides”, explica el docente de la Facultad de Ciencias Químicas.

Terreno fértil para el cáncer

Cuando no se puede atenuar la inflamación y la prostatitis se vuelve crónica, los daños en la glándula prostática pueden desencadenar complicaciones mayores a futuro. Esta hipótesis es la que comenzó a investigar Motrich: que la inflamación de próstata pueda ser una de las posibles causas del desarrollo de cáncer de próstata.

A su criterio, existen razones de peso para vincular ambas patologías. “En la prostatitis –describe Motrich– se produce daño de las células porque la inflamación causa daño en el tejido prostático. Si el problema se vuelve crónico, conviven dos fuerzas contrarias: los mecanismos de inflamación y de reparación de tejidos. La inflamación crónica puede así causar el desarrollo de mutaciones en el ADN de las células, y si estas afectan a genes que controlan el ciclo celular, pueden ser el origen de la aparición de células cancerígenas”.

Con el objetivo de abordar esta hipótesis, su equipo de investigación ya lleva dos años trabajando en modelos de experimentación en animales.

Motrich es cauto. Sostiene que comprobar fehacientemente esto será arduo y complicado, pero puede ser el puntapié inicial para futuros trabajos que se orienten al desarrollo de nuevas estrategias terapéuticas y de prevención.

“Nuestro trabajo como investigadores de ciencia básica es dilucidar los mecanismos moleculares y celulares que son origen de la patología. Sin la investigación básica es imposible el desarrollo de la ciencia aplicada; ambas son indispensables y mutuamente dependientes para lograr avances en el conocimiento médico. Antes, a las personas que tenían la próstata inflamada se le decía que estaban estresadas y las mandan a pescar al lago”, concluye.

Fecha de publicación: 2 noviembre, 2017