El 9 y 10 de octubre llegan a Córdoba las jornadas «Educando al cerebro». Las actividades otorgan puntaje docente y son gratuitas, pero con cupo limitado. En esta nota, Julia Hermida, una de sus disertantes, explica qué hay de cierto y qué de falso en algunos mitos sobre la educación. [01.10.2015]

Cien mil millones de neuronas capaces de comunicarse, tanto entre sí como con otras células, en una red que fácilmente supera los cien billones de conexiones. A contramano de los que se cree, la supercomputadora más poderosa del planeta no reside en un centro ultrasecreto del primer mundo, sino en cada uno de nosotros. Semejante “equipo” es lo que nos permite, entre otras miles de funciones, aprender.

Y para pensar la enseñanza desde un enfoque neurocientífico llegan nuevamente a Córdoba las jornadas “Educando al cerebro”, organizadas por Conicet, la Universidad Nacional de Córdoba y el Ministerio de Educación de la Provincia de Córdoba. Esta iniciativa, que nació a fines de 2013 y ya recorrió distintas provincias del país, reúne a jóvenes investigadores en neurociencias, biología, educación, psicología y computación, entre otras disciplinas, para compartir los avances científicos más reciente en esos campos y proporcionar herramientas a docentes de distintos niveles para potenciar su labor diaria.

 Las jornadas se realizarán el 9 y 10 de octubre, en la Sala de las Américas del Pabellón Argentina, en Ciudad Universitaria. Incluirán charlas y talleres. La participación es gratuita y otorga puntaje docente, pero los cupos son limitados. Los educadores deben inscribirse aquí: www.igualdadycalidadcba.gov.ar/SIPEC-CBA/Capacitacion2015/ModeloFormulario4.php?Id=714. Para el público en general, en cambio, la inscripción se realiza a través del siguiente formulario: www.jotformpro.com/form/52515838639971

Como un adelanto de lo que podrán disfrutar quienes participen, Julia Hermida, una de las disertantes de “Educando”, doctora en psicología y becaria posdoctoral del Conicet, analizó para UNCiencia cuatro mitos en torno a la educación, desde una perspectiva neurocientífica.

Falso. ¿Las razones?
a) La plasticidad cerebral dura toda la vida. El “cableado” del cerebro nunca está finalizado, pues siempre se modifica en algún grado. De hecho, gracias la plasticidad es que los adultos mayores son capaces de aprender.
b) Si bien se ha demostrado la existencia de períodos críticos, estos no se limitan a los tres primeros años y, además, no son iguales para todas las funciones. Lo cierto es que no sabemos tanto sobre los períodos críticos en  humanos. Respecto a funciones como el aprendizaje, el lenguaje, etcétera, es más apropiado hablar de períodos sensibles, que no implican irreversibilidad.
c) No hay evidencia de que los tres primeros años sean más importantes que los segundos tres, ni diseño experimental que pueda probar eso, ni acuerdo sobre qué características harían a un período más relevante que otro.
d) Si bien esos primeros años constituyen el período de mayor densidad sináptica (número de sinapsis por unidad de volumen en el cerebro), tener más sinapsis no equivale a ser más inteligente o tener un cerebro más activo, de hecho en el síndrome x-frágil, un tipo de retraso mental, hay una mayor densidad sináptica.  

Falso. No hay individuos más “cerebro izquierdo” o “cerebro derecho”. Puede existir alguna red neuronal con mayoría de nodos a izquierda o derecha, pero eso varía según la función cognitiva de la que se hable y el aspecto de esa función. Es mucho más complejo, pero de ningún modo es posible hablar de una propiedad global de los individuos y mucho menos asociarlo a la creatividad o al pensamiento lógico. Los dos hemisferios, aunque no sean exactamente iguales, trabajan por igual y coordinados.

Falso. Es cierto que podemos preferir un “estilo de información”, pero no es verdad que aprendamos mejor porque nos den información en ese estilo. Las razones:
a) No hubo estudios adecuadamente controlados que comprueben este mito.
b) Los estudios controlados dieron como resultado que el aprendizaje es el mismo, independientemente del estilo en que se les proporcionó la información.
c) Tampoco es cierto que sea posible separar la información en estilos, en algo solo visual o solo auditivo, pues por ejemplo ambos estilos de información se transforman en información semántica para ser manipulada. Por ejemplo, si tengo que recordar un número que vi escrito, probablemente me repita oralmente el número para no olvidarlo.
d) Las pruebas para medir el estilo de información preferido no son exactas y dan diferentes resultados aplicados en una misma persona.

Falso. Los estudios muestran que ninguna persona empeora en su lengua nativa por aprender una segunda lengua, sino que ocurre todo lo contrario: cuanto mejor se domina un idioma, mejor se aprende otro. Si la competencia de recursos fuera tal, no sería posible la existencia de políglotas. No hay nada malo en aprender varias lenguas a la vez.

Fecha de publicación: 1 octubre, 2015