20° aniversario del Instituto Gulich

Días pasados, el Instituto de Altos Estudios Espaciales “Mario Gulich”, dependiente de la Universidad Nacional de Córdoba y la Comisión Nacional de Actividades Espaciales (Conae), celebró su vigésimo aniversario. Se trata de un espacio único en el país donde convergen la investigación científica y la formación de recursos humanos especializados en el uso de información espacial, con fines pacíficos, productivos y sociales. [17.08.2020]

Hoy, el Instituto Gulich ha logrado posicionarse como un centro de referencia en el desarrollo de aplicaciones para emergencias ambientales, tales como inundaciones, incendios, deforestación, erupciones volcánicas, terremotos y tsunamis, así como derrames de petróleo, entre otros.

En diálogo con UNCiencia y rememorando los objetivos que fundamentaron la creación del Instituto Gulich, Leonardo de Ferrariis, su director, recordó que una de las prioridades del Plan Nacional Espacial de Argentina es la formación académica de profesionales de distintas disciplinas para que puedan aprovechar toda la información que proveen los satélites.

En esa línea, destacó que de los 47 graduados que ya tiene la institución, el 80 por ciento está trabajando en temas relacionados a este campo, tanto en el ámbito público como el privado y en áreas que van desde la salud hasta la agronomía.

Al bosquejar un balance por el vigésimo aniversario, Ferrariis subraya que la institución ha logrado posicionarse como centro de excelencia en Latinoamérica. “De los 47 egresados, nueve provienen de países de la región. Y eso también propende al intercambio y a la integración no solo de las problemáticas, sino de los profesionales. Realmente Conae ha cubierto con éxito el objetivo inicial, que era la formación de recursos humanos y la difusión en el uso del recurso espacial”, subraya.

Respecto al potencial que poseen los datos provistos por los satélites, explica que si bien el común de la gente asocia la información espacial con una foto, hay múltiples formas de extraer información de esa imagen, según el problema que uno quiere abordar. 

Para ejemplificar, recupera el caso del mapa de riesgo de dengue: “Uno no ve los mosquitos Aedes aegypti con el satélite, pero sí se puede determinar en qué lugares tendrá mejores posiblidades de desarrollo y a partir de ahí elaborar un mapa de riesgo”.

En este punto adquiere un valor central el trabajo interdisciplinario, donde convergen el experto que maneja información satelital, quien genera el algoritmo para poder extraer los datos de la imagen y el biólogo que conoce el ciclo de vida del mosquito.

A futuro, el principal desafío para el Instituto Gulich es la difusión del uso de las herramientas de la información espacial.
“Estamos impulsando la posibilidad de generar herramientas de modo tal que se puedan tomar cursos en el Gulich en forma virtual y propiciar la creación de aplicaciones que tienen que ver con la vida cotidiana. Cómo podemos insertarnos en las más diversas problemáticas cotidianas. Por ejemplo, con ciertas técnicas e información de terreno, se podría abordar la desnutrición, su entorno urbano, las características ambientales en las que puede ocurrir, para generar un mapa de riesgo. Hay infinidad de aplicaciones que uno puede imaginar. Falta gente con ingenio y con conocimiento que pueda hacer estas cosas”.

Por lo pronto, el límite ya no es la falta de información satelital, sino la formulación de nuevos problemas. “Cada aplicación de información espacial es un traje a medida para la solución de un problema, que puede ser muy diverso: desde tránsito vehicular, edificaciones, uso del territorio, recursos naturales, pesca, incendios. Es tal la diversidad de temas que se pueden abordar que en eso estamos empeñados, en generar recursos humanos que puedan asumir estas especialidades”, concluye Ferrariis. 

Muchos datos, poca especialistas

Al esbozar el contexto en el que surgió la “Maestría en Aplicaciones espaciales de alerta y respuesta temprana a emergencias”, Anabella Ferral, actual directora de este posgrado y miembro de su primera cohorte, subraya que tanto en Argentina, como en toda la región, existía una gran demanda de recursos humanos en el campo de las aplicaciones de información espacial. “Había datos satelitales disponibles, pero muy poca gente que sea capaz de procesar esa información”, sintetiza.

Ferral recuerda que al momento de ponerse en marcha la maestría no existían en el país instancias de formación de cuarto nivel similares. Hoy, esta propuesta académica se desataca por su rigurosidad, interdisciplinariedad y su claro propósito de transferencia al medio.

“El Instituto Gulich tiene muchos vínculos con institucionales nacionales, gubernamentales, entonces muchas veces, las tesis se orientan a resolver problemas concretos de la sociedad”, ejemplifica.