Estudian la integridad del ecosistema de Sierras Chicas y su “biodiversidad oscura”

Investigadores de la UNC y el Conicet participaron de un trabajo mundial publicado en la revista Nature. En Córdoba encontraron que el impacto humano es similar al de países europeos, pero provocado en menos tiempo. [29.05.25]

Lucas Gianre
Redacción UNCiencia
Secretaría de Ciencia y Tecnología – UNC
lgianre@unc.edu.ar

¿Están todas las especies vegetales que deberíamos tener a nuestro alrededor? No. Esto puede deberse a factores evolutivos, climáticos o, en general, naturales. Pero también influye la acción humana. Cuanto mayor es la huella humana —o “disturbios antrópicos”—, menor es la cantidad de especies presentes.

Esa es la principal conclusión de una mega investigación global en la que Argentina participó mediante muestreos realizados en Córdoba y Santa Cruz. En América del Sur solo se relevaron dos regiones más, una en Brasil y otra en Ecuador. En total, se estudiaron 119 regiones de todo el mundo, con una fuerte representación del hemisferio norte.

El objetivo del trabajo, publicado en la revista Nature, fue medir cuántas especies vegetales deberían estar presentes en un lugar y no lo están debido a la acción humana. A ese fenómeno los investigadores lo llaman “biodiversidad oscura”.

Muchas de las formas en que intervenimos los ecosistemas —como la tala selectiva, la ganadería, la construcción de rutas o puentes— conforman lo que se conoce como “huella humana”.
En Córdoba, el relevamiento se realizó en Sierras Chicas, en 50 puntos comprendidos entre Ascochinga y Río Ceballos.

“Buscamos conocer qué diversidad hay en cada sitio, siguiendo una misma metodología, en relación con la huella humana, y compararla con la diversidad máxima que podría haber. Eso permite entender la biodiversidad oscura, es decir, las especies que potencialmente deberían estar presentes”, explica Lucas Enrico, docente de la Facultad de Ciencias Exactas, Físicas y Naturales (FCEFyN) de la UNC e investigador del Instituto Multidisciplinario de Biología Vegetal (Imbiv, de Conicet y la UNC).

Córdoba en el mapa global

El estudio arroja dos indicadores clave (ver mapa):

1- El nivel de impacto humano, representado en el mapa con una escala de colores que va del amarillo al rojo. A mayor intensidad de rojo, mayor impacto humano, o “huella humana”.

2- La “integridad” de especies en cada sitio, que mide cuántas especies están presentes, en relación al máximo posible que sería el “pool regional de especies”. En el mapa, esto se representa con círculos y triángulos: cuanto más grandes, mayor integridad; cuanto más pequeños, menor.

Los datos recabados en Córdoba indican que la provincia presenta una mayor huella humana que Santa Cruz y una integridad de especies más baja. “Tenemos bastantes menos especies de las esperadas, en comparación con Santa Cruz”, asegura Lucas Enrico.

Y agrega: “Córdoba tiene un nivel de impacto similar al de países europeos, aunque levemente menor. Es preocupante porque en Europa los ecosistemas están intervenidos intensivamente desde hace al menos mil años. Aquí solo desde hace unos 200 años”.

Melisa Giorgis, docente de la FCEFyN e investigadora del Imbiv que participó del estudio, comenta: “El estudio es contundente al mostrar que los ecosistemas están perdiendo diversidad a causa de las actividades humanas: más impacto, menos diversidad, menos oportunidades y menor sostenibilidad. Además, estos resultados deberían ser clave para que Argentina desarrolle políticas públicas orientadas a una gestión integral de los ecosistemas, que promuevan su integridad y el bienestar de toda la población”.

La biodiversidad oscura

¿Para qué sirve hablar de biodiversidad oscura? Para los especialistas de la UNC, esta categoría permite medir las especies que deberían estar en un ecosistema y no están. “Si miramos los primeros relevamientos de plantas en Córdoba realizados por los naturalistas que trajo Sarmiento —cuyo trabajo puede verse aún hoy en el Museo Botánico de la UNC—, ya contamos con un ‘pool’ que nos permite estimar la biodiversidad que hemos perdido en los últimos 150 años”, explica Enrico.

Y agrega: “La biodiversidad oscura sirve para ver cuánto nos alejamos de ese potencial. Pero la moraleja principal de nuestro estudio es que la biodiversidad disminuye en proporción al nivel de disturbio antrópico”.

Este relevamiento también servirá para actualizar los mapas de vegetación que se utilizan para monitorear la pérdida de cobertura vegetal y para vincular estos datos con el cambio climático y otros fenómenos.

El trabajo fue realizado en el marco de la red colaborativa DarkDivNet, de la que participaron más de 200 científicos de distintos países. En total, se registraron especies vegetales en más de 5.500 sitios distribuidos en 119 regiones del mundo.

Fecha de publicación: 29 mayo, 2025