Especialistas elaboran una cartilla de germinación para optimizar la producción de plantas nativas

Contiene información novedosa y práctica sobre cómo producir la mayor cantidad de plantas nativas en el menor tiempo posible, con fines de restauración y recuperación de ecosistemas autóctonos dañados por incendios o pérdida de la cobertura vegetal. Fue elaborada por un equipo del Imbiv, e incluye un protocolo con indicaciones acerca de las mejores condiciones de temperatura, luz y almacenamiento para la germinación de especies nativas. Hasta ahora, sólo había información fragmentada e incompleta sobre el tema. [03.11.2022]

Por Candela Ahumada
Redacción UNCiencia
Prosecretaría de Comunicación Institucional – UNC
candela.ahumada@unc.edu.ar

Restauración de ecosistemas naturales | ¿Durante cuánto tiempo se puede guardar una semilla de una especie nativa para que no pierda su capacidad de germinación? ¿Germinan mejor en luz o en oscuridad? ¿En qué estación del año conviene sembrar?

A diferencia de las especies exóticas –que se pueden comprar en cualquier vivero y también están disponibles en internet– hasta ahora hay poca información que estandarice técnicas de germinación y describa qué condiciones medioambientales son óptimas para que las semillas de especies nativas puedan germinar, crecer y ser almacenadas adecuadamente. Sólo existen datos fragmentados e incompletos sobre algunas especies locales, a veces no validadas científicamente.

Un grupo de especialistas del Conicet y la Universidad Nacional de Córdoba estudió cuáles son las características de germinación de las especies nativas de las sierras de Córdoba, de interés para la restauración ecológica. A partir de ese estudio, elaboraron una novedosa cartilla informativa con recomendaciones prácticas sobre cómo y cuándo es mejor hacer germinar algunas semillas, y en qué situación es conveniente usar cada una, entre otras indicaciones.

La cartilla incluye 16 fichas referidas a plantas nativas de Córdoba, que fueron seleccionadas entre más de 40 especies actualmente en estudio por el equipo de investigación. Las especies estudiadas representan a las diferentes formas de vida (hierbas, gramíneas, arbustos y árboles), y todas son recomendables para ser utilizadas en las distintas etapas del proceso de restauración y recuperación de ecosistemas autóctonos.

El trabajo está radicado en el Instituto Multidisciplinario de Biología Vegetal (Imbiv) de la UNC y el Conicet, y tiene gran importancia debido a que las plantas exóticas son altamente invasoras y dañinas para los ecosistemas naturales, y afectan negativamente el crecimiento de las nativas. De ahí la necesidad de controlar su avance.

“Muchas veces se usan especies exóticas para restaurar y también como ornamentales porque se sabe más sobre esas especies, y son más fáciles de manejar. Pero en realidad, estamos generando un grave problema para el ecosistema”, explica Paula Marcora, doctora en Biología e investigadora del Conicet-UNC.

Agrega que la idea es “contribuir con estudios científicos y material accesible sobre nuestras especies nativas, con el objetivo de promover y facilitar su uso en la población y sobre todo a nivel de política ambiental”.

Las especies exóticas invasoras representan la segunda causa de pérdida de biodiversidad a nivel mundial, y son una de las principales amenazas para la casi totalidad de las especies silvestres en riesgo de extinción en el país. Junto con la urbanización, el avance de la frontera agroecológica y el aumento en la frecuencia de los incendios, causan impactos severos en la disminución de la cobertura vegetal y la pérdida de ambientes naturales.





Especies nativas de Córdoba | Senna corymbosa, Kagenechia, Lorentziathus viscidus, Erythroste gill y Baccharis aliena. Imágenes: gentileza del equipo de investigación.

Cuándo se recomienda usar cada especie

Para desarrollar el proyecto, el equipo de biólogas y biólogos consideró especies nativas que estuvieran poco estudiadas, o investigadas fragmentariamente, distinguiendo entre hierbas, gramíneas, arbustos y árboles.

Cada una de estas formas de vida tiene una función específica en cada etapa del proceso de restauración. Si lo que se busca es cubrir rápido el suelo para que no se inunde por la erosión de la lluvia o el viento, por ejemplo, se deben colocar pastos y hierbas. Otras en cambio, sirven para acelerar el desarrollo del bosque nativo, como las leñosas (árboles y arbustos).

“Muchas veces se realizan siembras aéreas con especies exóticas para lograr una cobertura en poco tiempo cuando hay pérdida de vegetación, como ocurre luego de un incendio. Eso es un error”, asegura Marcora. En ese caso, recomienda usar pastos y hierbas nativas, que crecen rápido y no generan los graves problemas que traen aparejados las exóticas.

Por otra parte, la bióloga precisa que en los “mal llamados pastizales naturales”, o zonas donde desde hace muchos años se practica ganadería, o hubo frecuentes incendios, se termina eliminando la cobertura leñosa y desaparecen las plantas semilleras. En ese caso, se sugiere agregar especies leñosas que permitan recuperar los sistemas naturales de Córdoba, que son mayormente boscosos.

Pero también se puede aportar a la biodiversidad desde el jardín de nuestra casa. Sobre todo, en áreas periurbanas y próximas a las sierras chicas y bosques, de manera de actuar como “un corredor” con esas zonas verdes.

“La cobertura boscosa está tan reducida, que el hecho de tener en los hogares plantas nativas, ya sea en el jardín o en macetas, es un modo de tener un reservorio de nuestra biodiversidad”, señala la investigadora e integrante del grupo de trabajo, Paula Venier.

Plantar nativas en el jardín además permite que se acerquen polinizadores como pájaros, abejas y mariposas (algo que con las exóticas ocurre raramente), favoreciendo la colonización por otras especies que actúan como dispersoras de semillas.





Imágenes: gentileza del equipo de investigación.

Las mejores condiciones de germinación

En Córdoba existen, entre todas las formas de vida, más de mil especies nativas de las cuales sabemos muy poco sobre su germinación. “Es muy importante conocer estas características de las semillas nativas porque es uno de los principales filtros que deben atravesar las plantas, y porque permite mejorar la eficiencia de los procesos de recuperación de los ecosistemas”, destaca Sebastián Zeballos, integrante del grupo de investigación del Imbiv.

Para llevar a cabo el estudio, las semillas fueron germinadas en cuatro termoperíodos diferentes, que simulan las temperaturas promedio de día y de noche, para cada estación del año en Córdoba. Las semillas se estudiaron tanto en luz como en oscuridad permanente. También se evaluó cómo cambia la germinación de cada una de estas especies luego de ser almacenadas durante distintos períodos de tiempo. “De la combinación de esos factores se obtuvo el óptimo de germinación de cada especie”, explica Ana Ferreras, doctora en Biología quien participó del proyecto.

Las conclusiones indican que algunas semillas necesitan luz para germinar, mientras otras solo lo hacen en oscuridad, o que algunas especies son capaces de germinar con temperaturas muy bajas, pero no pueden hacerlo con temperaturas más altas, y lo mismo sucede a la inversa. La velocidad de germinación también varía de acuerdo a la especie y la temperatura.

Incluso el almacenamiento -una instancia sobre la que existe muy poca información publicada- puede tener un efecto positivo y aumentar el poder de germinativo de algunas semillas que pueden conservarse durante varios años, mientras que otras llegan a perder esa capacidad a los pocos meses de ser almacenadas.

La información proporcionada permitiría producir el máximo de plantas en el menor tiempo posible, y está respaldada con evidencia científica respecto del comportamiento de germinación de cada especie en particular. El grupo de investigación destaca además que los datos obtenidos pueden resultar de mucha utilidad para la producción en viveros, bancos de germoplasmas y proyectos de restauración ecológica que busquen preservar la biodiversidad.

Si bien el proyecto tiene un interés científico, la cartilla logra transferir el conocimiento duramente producido en un formato ameno, accesible y completo. “La intención es que sea entendible para las personas interesadas en producir plantas nativas y no necesariamente tengan una formación técnica. Para nuestro grupo es una contribución importante a la restauración el poner a disposición de un público más amplio esta información”, cierran.

Equipo de trabajo y financiamiento

El material fue elaborado en el Instituto Multidisciplinario de Biología Vegetal (UNC/Conicet) como parte del proyecto de investigación “Requerimientos germinativos de especies nativas de distintas formas de vida de interés para la restauración ecológica de la Provincia de Córdoba”, subsidiado por el Ministerio de Ciencia y Tecnología de Córdoba.

Participaron de su creación miembros del grupo de Fitogeografía y Ecología Vegetal, quienes trabajan en ecología de la germinación de semillas y establecimiento de plántulas de especies nativas: Paula Venier, Paula Marcora, Ana Ferreras, y Sebastián Zeballos. También participó Fernando Gallará (Unidad de Recursos Fitogenéticos del Ceprocor), y colaboraron Cecilia Ferrero, Melisa Giorgis, Paula Tecco, y Guillermo Funes (Imbiv, del mismo grupo de investigación). Colaboración: Alberto Díaz Añel (Imbiv).

Consultas | Sebastián Zeballos (szeballos@imbiv.unc.edu.ar), Ana Ferreras (aferreras@imbiv.unc.edu.ar), Paula Venier (paulavenier@gmail.com) y Paula Marcora (pmarcora@imbiv.unc.edu.ar).