“La ciencia y la fe ofrecen distintas perspectivas de la verdad”

Astrónomo egresado de la UNC y sacerdote de la orden jesuita, José Gabriel Funes es director del Observatorio del Vaticano. En diálogo con UNCiencia, afirma que ciencia y fe se complementan para ayudar a comprender determinados fenómenos. Además, relata cómo transcurren sus días entre la observación de las estrellas, conjugando fe y razón. [25.03.2015]

Por María José Villalba
Redacción UNCiencia
Prosecretaría de Comunicación Institucional – UNC
maria.jose.villalba@unc.edu.ar

José Funes se licenció en Astronomía en la Universidad Nacional de Córdoba en 1985 y se doctoró en la misma disciplina en la Universidad de Padua, Italia. También es bachiller en Teología y licenciado en Filosofía. Ingresó en la Compañía de Jesús en 1985 y fue ordenado sacerdote jesuita en 1995.

“La enorme curiosidad que siempre me despertó el universo fue uno de los principales motivos que me llevó a estudiar astronomía: a los 15 años ya había definido mi vocación”, recuerda José Funes, y agrega que la vocación de fe llegó unos años después, cuando cursaba en la facultad.

En procura de asistir al “llamado de Dios”, José Funes se acercó a la orden jesuita y, desde ese momento, dedicó su vida al descubrimiento científico y a la promoción del diálogo entre la iglesia y el mundo de la ciencia.

“El trabajo interdisciplinario es posible. Desde siempre tuve estímulos para dedicarme a la ciencia pero también vengo de un ambiente católico. Nunca consideré a la ciencia como un peligro que pueda separarme de mi fe”, sostiene.

En el año 2000, el sacerdote cordobés se incorporó como astrónomo en el Observatorio del Vaticano, seis años después el Papa Benedicto XVI lo nombró director de la institución, puesto en el que aún se desempeña luego de que el Papa Francisco renovara su cargo en 2012.

Lo que nos depara el Universo

José Gabriel Funes estuvo en Córdoba para participar de la 57 Reunión de la Asociación Argentina de Astronomía, en el Observatorio Astronómico de Córdoba, que se realizó en septiembre de 2014. Allí brindó la conferencia “Pensar el final cósmico: desde la Tierra al Universo”. En este contexto, dialogó con UNCiencia acerca de las teorías científicas que interpelan el final del Universo.

¿Qué nos depara el Universo hacia el final y qué elementos científicos existen para predecir un desenlace?

Es un tema difícil ya que todavía es muy poco, desde el punto de vista científico, lo que se puede decir. Sin embargo, se puede hablar sobre qué va a pasar con el sol, con nuestra galaxia y otras galaxias y con el universo en su totalidad.

Para conocer el final del universo en distintas escalas y a nivel cosmológico, es necesario volver a los orígenes, son las condiciones iniciales las que de algún modo determinan el futuro, como dijo Oscar Wilde, “lo que nos depara el futuro es nuestro pasado”. Para poder responder científicamente a la cuestión del futuro del Universo, de su final, debemos necesariamente pensar el pasado desde nuestro presente.

¿Existe alguna teoría científica consensuada respecto al fin del universo?

En base al modelo del Big Bang, se espera que el universo se expanda indefinidamente, se enfríe lentamente y se transforme en un universo oscuro y frío. Existe la idea de un desgarramiento del universo.

¿Por qué eligió este tema para tratar en su conferencia?

Creo que a pesar de ser un tema delicado, en el fondo hay una pregunta muy humana: ¿de dónde venimos y hacia dónde vamos? Preguntarnos por el origen y el final del universo, en algún punto, quiere decir preguntarnos por nuestro origen y nuestro final.

Ciencia y fe como complementos

¿Cuáles son las creencias que coinciden entre la fe y la ciencia y cuáles son totalmente opuestas?

Personalmente, descreo de los puntos opuestos o en común. Simplemente considero que ciencia y fe ofrecen distintas perspectivas de la verdad. Desde mi visión católica, puedo afirmar que ciencia y fe se ayudan mutuamente. Son posturas complementarias, ofrecen una interpretación puntual de la realidad y nos ayudan a comprender distintos fenómenos.

Por ejemplo, la ciencia nos ayuda a entender, desde un punto de vista racional, cómo surgió el universo, de qué está hecho, cuál es su futuro. En cambio, la fe ofrece el significado existencial, religioso. Por qué existe este universo, por qué estamos aquí, por qué existe el bien y el mal, de dónde venimos, etcétera.

Puede suceder que en algún momento estas interpretaciones pueden estar en conflicto. Pero esos conflictos pueden ser superados con diálogo.

En su caso personal, que encara una vida de fe y un trabajo científico, ¿cómo confluyen ciencia y fe?

Confluyen gracias a la convicción de que ambas visiones pueden ayudarse. La ciencia le ofrece a la religión el método crítico de pensar. Los creyentes estamos en el camino permanente de conocer a Dios, no lo conocemos completamente, y para lograr ese objetivo se necesita de la ciencia. Para conocer a Dios por completo, el método crítico de la ciencia puede ser de gran ayuda.

El método científico, racional y crítico es muy importante. Siempre que tengo oportunidad menciono el ejemplo de la educación básica: es elemental en la educación que los alumnos tengan acceso a las materias científicas, que sean disciplinas que despierten su interés, quizás esos chicos sean futuros científicos o investigadores, pero si la ciencia no es precisamente lo que más les gusta, por lo menos tuvieron la oportunidad de acceder al método científico, que tiene un componente racional y crítico que es muy importante desarrollar.

A la inversa, ¿cuál es el aporte que hace la religión a la ciencia?

La religión da sentido y propósito a la actividad científica, le otorga un contexto de valores. Hay algunas disciplinas científicas que trabajan directamente con seres humanos, allí tenemos que tener más cuidado para que tanto la investigación científica como el uso que hacemos de ella nos ayuden a ser más humanos y no nos deshumanicen.

La ciencia ayuda a la religión a que no se vuelva fundamentalista y la religión ayuda a la ciencia a que no se vuelva fundamentalista. Una perspectiva solo científica es una perspectiva parcial, no podemos reducir la comprensión del mundo solo a aspectos científicos.

Las estrellas desde el Vaticano

El Observatorio del Vaticano (Specola Vaticana, en italiano) es una institución de investigación astronómica dependiente del Papa. En la actualidad tiene dos ubicaciones: el núcleo principal de investigación, que ocupa dependencias en el Observatorio Steward de la Universidad de Arizona (Estados Unidos),  y la sede oficial que se encuentra en el Palacio Castel Gandolfo, en Italia, compartiendo el edificio de descanso del Papa en esa localidad.

Este observatorio presenta dos particularidades. Todos sus investigadores son jesuitas, la mayoría doctorados en astronomía, y es el único instituto científico en el Vaticano.

¿Por qué se creó este observatorio?

El primer interés oficial de la iglesia data de 1582, con la reforma del calendario bajo el papado de Gregorio XIII. Siempre digo que este observatorio, de algún modo, existe gracias a Galileo. Ese conflicto dejó heridas abiertas.

Las relaciones entre algunos hombres de la iglesia y de la ciencia a fines del siglo XIX eran algo conflictivas, entonces el papa León XIII, para demostrar que la iglesia no estaba en contra de la ciencia sino que promovía la ciencia de calidad, fundó el observatorio. En aquella época, la astronomía era una ciencia de frontera, aún no desarrollada profesionalmente. El fin era demostrar que la iglesia no se oponía a la ciencia y hoy es una forma directa de vincularse con el mundo científico.

¿Existe alguna diferencia en el trabajo realizado en el Observatorio del Vaticano respecto a otros observatorios?

El observatorio del Vaticano es como otros observatorios del mundo. Hacemos los mismos tipos de investigaciones y también tenemos complicaciones. Los astrónomos que allí trabajamos (ocho), publicamos los resultados de nuestras investigaciones en revistas especializadas.

Lo que de algún modo nos hace un poco únicos es que es el Observatorio del Papa y que el personal que allí se desempeña es religioso. El observatorio está confiado a los jesuitas. Nuestra contribución es ofrecer lo que sabemos desde la ciencia.

¿Que sean jesuitas influye en las líneas de investigación que ustedes encaran?

Desde que soy director he tenido dos audiencias: una con el ex Papa Benedicto y otra con el Papa Francisco, en julio del 2013. Ambas reuniones fueron para presentar las actividades del Observatorio y en ningún caso me dieron instrucciones de cómo hacer nuestro trabajo. Investigamos con total libertad.