Bosque Alegre reinstaló el telescopio Perrine y ya colabora en el hallazgo de nuevos asteroides
El instrumento fue construido en el Observatorio Astronómico de Córdoba entre 1913 y 1918. Permaneció casi cuatro décadas en San Juan y fue restituido a fines de 2011, tras lo cual fue montado en la cúpula secundaria de la estación astrofísica de Sierras Chicas. Con él, semanas atrás confirmaron el descubrimiento de los asteroides “2015 GJ” y “2015 GT13”, ubicados a más de 100 millones de kilómetros de la Tierra. [29.04.2015]
Observatorio Astronómico de Córdoba
vrubinstein@unc.edu.ar
La reinstalación y puesta en funcionamiento del Perrine –el telescopio reflector cuyo espejo de 76 centímetros de diámetro fue tallado en 1913 en el Observatorio Astronómico de Córdoba (OAC)– sorteó exitosamente su primer desafío científico. Con ese instrumento, el 8 de abril miembros del Grupo de Astrometría y Fotometría confirmaron el descubrimiento del asteroide “2015 GJ”, ubicado a 120 millones de kilómetros de la Tierra y avistado por primera vez por el observatorio Pan-STARRS 2, en Haleakala, Hawaii.
Una semana después, la noche del 16 de abril, desempeñó el mismo papel, esta vez con el asteroide del Cinturón Principal “2015 GT13”, encontrado a 124 millones de kilómetros de nuestro planeta por el MASTER-SAAO Observatory, de Sutherland, Sudáfrica.
En Astronomía, para validar el hallazgo de un nuevo cuerpo es necesario que telescopios ubicados en diferentes lugares del planeta puedan observarlo y seguir su trayectoria, aunque sea brevemente. Por eso, el trabajo colaborativo es fundamental en esta disciplina. De hecho, todo nuevo objeto cuya existencia no sea confirmada por otros observadores, permanecerá solo como hipótesis. Y allí radica el valor del trabajo que desempeñan los equipos de la Estación Astrofísica de Bosque Alegre (EABA).
Precisamente, el sitio Minor Planet Center publicó los documentos que certifican los descubrimientos de ambos asteroides y quiénes colaboraron en esa tarea. La información puede consultarse en los siguientes enlaces: 2015-GJ – 2015-GT13.
El hijo pródigo
El Perrine fue el “primer telescopio reflector de gran tamaño, diseñado, construido completamente en Argentina y utilizado con éxito”1. Su espejo, de 76 centímetros de diámetro, fue tallado en 1913 en el laboratorio de óptica del OAC, a partir de un bloque de vidrio de aproximadamente 120 kilogramos. Comenzó a ser utilizado en 1918, en el avistamiento de nebulosas y espectroscopias. Fue modificado y mejorado por Enrique Gaviola en 1938. Lleva su nombre en homenaje a Charles Dillon Perrine, director de la institución entre 1909 y 1932. Actualmente, por su tamaño, es el cuarto en Argentina.
Ante la falta de una cúpula y una montura adecuadas, aunado a que el cielo de la ciudad de Córdoba ya no poseía la calidad necesaria para los estudios astrofísicos, a mediados de la década de 1970 fue trasladado a la Estación de Altura del Observatorio Astronómico Félix Aguilar, en la provincia de San Juan. Allí se lo utilizó hasta los últimos años del siglo pasado en observación de asteroides y estrellas dobles, entre otros objetos. El 18 de noviembre de 2011, el Perrine retornó a Córdoba2.
En 2012, comenzó su instalación en la cúpula auxiliar de la EABA. Se modificó el tubo, retomando el diseño newtoniano original, para utilizarlo en trabajos de astrometría relativa y fotometría diferencial con imágenes tomadas con cámaras CCD. Actualmente, un nuevo sistema de posicionamiento se encuentra en etapa de prueba, pero con los avances técnicos logrados hasta el momento el telescopio ya realizó sus primeros aportes en la producción científica.
Está previsto realizar en breve una serie de inversiones para mejorar sus aplicaciones científicas, según adelantó Carlos Colazo, coordinador del Grupo de Astrometría y Fotometría (GAF) y uno de los encargados de llevar adelante la nueva puesta en marcha del Perrine.
En esta etapa de recuperación, Colazo y Raúl Melia, también del GAF, colaboran con las observaciones astrométricas, pero en los próximos meses iniciarán las observaciones fotométricas, en las que participarán otros miembros del OAC.
A futuro, el Perrine colaborará en el descubrimiento de cuerpos menores del sistema solar, participará en la observación de ocultación de estrellas por asteroides, en el tránsito de exoplanetas y aportará datos para la construcción de curvas de luz de estrellas variables.
De todos modos, el Perrine todavía resulta valioso para obtener datos en algunos campos de la astronomía que requieren de grandes volúmenes de observación, y que equipos de mayor tamaño no pueden proporcionar por estar abocados a otras tareas de investigación.
Más información, en la página web del Observatorio Astronómico de Córdoba: www.oac.uncor.edu
Fecha de publicación: 29 abril, 2015