Efimerodramas: entre la performance, la literatura y el arte de acción

El proyecto fue seleccionado en el marco de la convocatoria “Cepiabierto 2017”, que impulsa la Facultad de Artes, y cuenta con una beca de investigación del Instituto Nacional del Teatro para el bienio 2017/20018. Es una propuesta que revisa las ideas de lo transdisciplinar, ese espacio cruzado por diferentes modos de hacer, de ver y de reflexionar. [07.12.2017]

Por Eloísa Oliva
Redactora UNCiencia
Prosecretaría de Comunicación Institucional – UNC
eloisa.oliva@unc.edu.ar

Estamos a fines de septiembre, en el auditorio Jorge Díaz del Centro de Producción e Investigación en Artes (Cepia) de la Facultad de Artes UNC. Por el espacio escénico se desplazan Soledad Sánchez Goldar, Rodolfo Ossés e Indira Montoya. Un paso, se acuestan; estiran un brazo, se levantan. Hay un orden en los movimientos, una lógica, un tiempo.

Alrededor, en el lugar de los espectadores, hay más o menos quince personas. Cada uno mira, registra. En el “escenario”, termina la acción. Casi sin marcas, como un fundido a negro, suave. Los “actores” (se llaman actantes aquí) simplemente se retiran hacia un costado. No hay aplausos.

Lo que sigue es una puesta en común de los registros que se fueron haciendo en el marco del seminario-taller y acción performática que constituye la “Relación IV. Sistemas, yuxtaposiciones, obra” de Escritura performática: cuerpo y acción en efimerodramas, el proyecto Cepiabierto que desarrollan Luciana Sastre, Sebastián Huber y Soledad Sánchez Goldar.

Una notación musical, un diagrama del espacio con puntos naranjas unidos por líneas, un texto breve anotado al margen de una hoja. De diversas maneras, los asistentes al seminario trataron de registrar, “traducir” a otro lenguaje eso que sucedía en la escena.

“Una de las preguntas que nos hacemos es justamente esa, la de la fluidez de los lenguajes”, señala  Luciana Sastre, doctora en Humanidades y miembro de Efimerodramas. Cómo puede ser registrada la performance, desde qué lenguaje: ¿dibujo?, ¿partitura musical?, ¿texto?

Como todos los proyectos Cepiabierto, Efimerodramas implica una investigación desde la misma práctica artística. La característica de este tipo de indagación puede resumirse en que la praxis genera preguntas, reflexiones, que se hacen teoría y vuelven a la praxis, generan nuevas preguntas, y así. Es la misma materialidad del proceso de producción de una obra la que va haciendo avanzar el pensamiento sobre ella. Leer la entrevista a Carolina Romano.

Qué es Efimerodramas

El grupo trabaja a partir de la idea de acción como núcleo de la exploración, con una metodología de creación proveniente de investigaciones en torno al teatro: los Sistemas Minimalistas Repetitivos (SMR). En los SMR, desarrollados por el director y dramaturgo español José Sanchis Sinisterra a mediados de los años 80, no hay texto dramático sino protocolos; no hay personajes sino una tercera entidad que está entre el actor y el personaje; no hay progresión dramática, sino una ciclicidad dada por la repetición y variaciones de los actemas.

El protocolo es el que guía acciones en el lugar de lo escénico. En el caso de Efimerodramas, esa guía se generó en la primera instancia de apertura pública del proyecto, la Relación I, que consistió en acciones en torno a la obra de la artista local Mónica Ostchega, en el museo Municipal de Bellas Artes Genaro Pérez.

Para el entrenamiento, trabajaron con un protocolo ya escrito por Sanchis Sinisterra. A partir de ahí, empezaron a generar uno diseñado colectivamente, que se registró, se acomodó, y que siguen usando de base para el trabajo.

“Estamos probando esas cosas: cómo se genera y se escribe un actema (unidad mínima de acción del sistema): se puede escribir desde un proceso imaginativo, pero también se puede observar a las personas y extraer de ahí, o se pueden crear, como en el caso de nuestra Relación I, desde el contacto con una obra”, explica Huber. Y Sastre amplía: “también en relación con el espacio, porque aparecen cosas imprevistas como que la pinotea del piso donde se está trabajando hace ruido, y eso queda en la generación del sistema”. 

El eje central que señalan en el trabajo es el de la tensión entre figuratividad y abstracción. Preguntados acerca de cómo es que eso puede ser llevado al ámbito escénico, Huber señala que lo que hacen es “poner cuerpos a accionar en el tiempo y en el espacio sin la voluntad de significar algo en especial”. Un abandono de la idea de representación de lo real externo a la obra.

Sánchez Goldar agrega que lo que se genera es un dispositivo “donde todo es acción, la palabra acción atraviesa a cada uno de los elementos (espacio, cuerpos, tiempo, movimiento)”, y que al abandonar la pretensión de representatividad, se apuesta por que “la narración surja de la interacción”.

Luego aparecen otras preguntas, como la del registro: de qué manera es posible registrar eso que sucede; o la de si las acciones pueden replicarse a partir del protocolo, qué variaciones surgen, qué permanece.

Investigación, práctica, transdisciplina

“El proyecto se origina como una colaboración que reúne tres zonas de exploración, vinculadas a las trayectorias artísticas y académicas de sus participantes: las artes escénicas, la literatura y el arte de acción”, se lee en uno de los artículos del equipo.

Luciana Sastre proviene del campo de la escritura y la investigación académica en torno a la literatura; Sebastián Huber, del teatro (es dramaturgo y director), y Soledad Sánchez Goldar es, al igual que Huber, licenciada en teatro, pero se define como artista y gestora, con una larga trayectoria en el campo de la performance.

Por su parte, Indira Montoya, colaboradora en el proyecto, es una artista de performance de reconocida trayectoria, con formación en artes visuales, y Rodolfo Ossés, también colaborador, proviene de las artes escénicas, con extensa formación en danza. 

La aproximación surgió a partir de que lograron identificar búsquedas comunes. “En el trabajo de Sebastián, por ejemplo, hay muchas cosas que son del ámbito de la performance. Soledad era el referente que podíamos buscar para que nos educara en eso, y ella  también tenía ganas de trabajar colectivamente”, relata Sastre, y sigue: “Yo estaba investigando sobre escrituras performáticas, tratando de armar un puente entre literatura y performance, dentro de lo que es el campo de la literatura expandida (término que la crítica usa, entre otros, para pensar las relaciones entre literatura y arte contemporáneo)”.

Así, cada uno estaba en una búsqueda que el otro podía complementar, y los tres tenían ganas de plantearlo en términos de investigación en arte, no estrictamente académica. “Aunque el arte contemporáneo está muy vinculado a la producción teórica que se hace desde la estética. Qué es el arte conceptual, y qué es lo contemporáneo son preguntas que algunos filósofos están pensando (1). Para nosotros estas preguntas corren en paralelo a una redefinición tanto de lo que le toca analizar hoy a la estética, como de lo que le toca analizar a la política”, completa la investigadora.

Sánchez Goldar, por su parte, señala que “en todos los elementos que conforman este trabajo hemos revisado las ideas de lo transdisciplinar, que es ese espacio cruzado por diferentes modos de hacer, de ver, de reflexionar”.  Y agrega que “en ese sentido, no es casual que el proyecto tenga una fuerte pata en la formación (que se da a través de las instancias llamadas Relaciones), donde termina confluyendo todo”. 

“Práctica, creación, investigación dialogan constantemente. Vamos y venimos de una a  otra. Por ahí toca escribir una ponencia, y después volvemos a la acción. Yo estoy acostumbrado, porque en el teatro ya casi no existen los roles fijos. Es además una postura ideológica funcionar así: fluidamente, dejando el lugar al otro, sin demasiadas jerarquías ”, apunta Huber.

Otra inquietud que recorre e impulsa el trabajo grupal está vinculada a la posible historización del arte de acción en Córdoba: “Cuando nos juntamos hablamos de cierta falta en eso, o en la circulación de materiales”, remarca Sánchez Goldar, quien hace años lleva anotaciones personales de registro en torno al arte de acción y la performance.

Memoria y comunidad son otras de las ideas a las que intentan acercarse. El trabajo que Sánchez Goldar viene realizando como performer está fuertemente ligado a la idea de la memoria, a lo político, ir hacia la abstracción con Efimerodramas es una intención de alejarse de esa idea del “cuerpo sufriente del latinoamericano”, que el sistema del arte impone a los artistas de este contexto, resume ella.

En relación a la idea de comunidad, anotan: “El método produce un potente espacio en el que y desde el que pensar y accionar nuevas posibilidades de lo relacional en una búsqueda de la comunidad”.

Al fin, de lo que trata el experimento es de “pensar que una acción estética implica una acción política, que mutuamente se refieren y se interceptan. A veces las obras de arte parecen no ser políticas cuando efectivamente lo son”, concluyen.

Proyecto: Escritura performática: cuerpo y acción en efimerodramas.
Integrantes del equipo: Luciana Irene Sastre (docente e investigadora FFyH UNC), Sebastián Huber (docente e investigador UNCPBA), Soledad Sánchez Goldar (licenciada en Teatro, UNC, artista y gestora), Marcelo Comandú (tutor de beca INT y colaborador-asesor del proyecto Cepiabierto).
Pertenencia institucional: Proyecto seleccionado en la convocatoria Cepiabierto 2017
Financiamiento: Beca de Investigación del Instituto Nacional del Teatro (INT) para el bienio 2017/20018.
Más información del proyecto: efimerodramas.blogspot.com.ar
Nota
1 – Refiere a autores como Jacques Rancière, Giorgio Agamben y Jacques Derrida.

Relaciones

Relaciones

En el caso de Efimerodramas, esas instancias se llaman “relaciones”, y consisten en poner la producción en diálogo con otra cosa: con la muestra de una artista, en intercambio abierto con investigadores de otras universidades, o con “espectadores” en una instancia de formación, producción y reflexión colectiva. Hasta ahora, estas “relaciones” fueron cinco, y el proyecto también participó de La Noche de los Museos, realizada el pasado 1 de diciembre, a través de la programación del Cepia.

Relación I. En negro. Trayecto Finlandia. Acciones en torno a la muestra “Negro. Trayecto Finlandia”,  de Mónica Ostchega y con curaduría de Manuel Quiroga, en el Museo Municipal de Bellas Artes Genaro Pérez.
Performers: Indira Montoya, Soledad Sánchez Goldar y Rodolfo Ossés. 24, 31 de mayo y 7 de junio de 2017.
 
Relación II. Actante, modulante, escriba y 7 minutos. En la V edición del Festival “Requiem para el Cabaret Voltaire”, de Bataclana Espacio Cultural. 10 de junio de 2017.
Performers: Soledad Sánchez Goldar, Luciana Irene Sastre, Sebastián Huber.
Relación III. Observatorio de actos y escrituras (muestra + conversatorio)
Invitadas: Irina Garbatzky (UNR/Conicet) y María José Sabo (UNRN/Conicet)
Performers: Indira Montoya, Rodolfo Ossés, Jules Groube y Soledad Sánchez Goldar. 23 de septiembre 2017. Sala Jorge Díaz. CePIA
Relación IV. Sistemas, yuxtaposiciones, obra (seminario-taller)
Artista invitado: Martín Molinaro .
Performers: Indira Montoya, Rodolfo Ossés, Jules Groube, Soledad Sánchez Goldar y Martín Molinaro.
26 al 29 de septiembre. Sala Jorge Díaz. CePIA
Relación V. Un árbol, un archivo y un final. Acción performática en el marco de la muestra “Materiales para una gramática del cuerpo”, de Indira Montoya, curada por Aníbal Buede. 3 de noviembre de 2017 en La Cúpula Galería de Arte / MedialabPerformers: Indira Montoya y Soledad Sánchez Goldar.
Los Sistemas Minimimalistas Repetitivos (SMR)

Los Sistemas Minimimalistas Repetitivos (SMR)

“Partituras de acciones físicas compuestas por una serie de actemas -gestos, desplazamientos, posiciones, microconductas actorales…- en general simples, cotidianos, más o menos realistas, pero cuya secuencia no configura ninguna situación interpersonal significativa. O, al menos, no pretenden reflejar o expresar ningun momento concreto de interacción humana”, así define a los SMR el dramaturgo español.

Los SMR indagan los límites y las tensiones entre la figuratividad y la abstracción, problemática común a todo el campo del arte, en el ámbito escénico. Así, plantean un cambio en los modos de concebir distintas dimensiones involucradas en la escena: espacio, tiempo, movimiento, cuerpo.

Una de las ideas centrales de las que parten los SMR es la de colocar en el centro al actor, y dejar de usarlo como vehículo de la creatividad de un director. Otro postulado básico es el cuestionamiento de la causalidad (una acción se desprende de la anterior en una cadena narrativa) y de la linealidad (sucesión de principio a fin de una cadena de acciones narrativas) del teatro tradicional. Para ello, en vez del guión clásico, se introduce un protocolo actoral basado en gestos y movimientos que, una vez que llega a su fin, recomienza, es decir, es cíclico. 

A lo largo de su desarrollo “se ha ido nutriendo de fuentes científicas (teoría general de sistemas, teoría del caos, geometría fractal, morfogenética) y estéticas (cubismo, minimalismo, serialismo plástico y musical), sin renunciar a los aportes de otras disciplinas como la semiótica, la lingüística pragmática, la estética de la recepción, la psicoterapia sistémica, etc.”, señala Sanchis Sinisterra, en  la página web de Nuevo Teatro Fronterizo.

Fragmento del protocolo de Efimerodramas

Fragmento del protocolo de Efimerodramas

Indira está de pie frente al pizarrón, a menos de medio metro. Está un poco echada hacia adelante, y los brazos le caen perpendiculares al piso. Tiene la cara a cinco centímetros del pizarrón.

Rodolfo está contra el fondo, a media distancia entre el centro y el lateral izquierdo. Está acostado formando un ángulo de 90°, con la espalda contra la pared del fondo (la cabeza hacia el lateral izquierdo) y las piernas apuntando hacia el frente. Tiene el brazo derecho estirado hacia el lateral izquierdo, y en ese brazo apoya la cabeza.

Soledad está de pie sobre el lateral izquierdo. Mira desde muy cerca la pared (al lado de las pinturas que están apoyadas en el piso puestas en conversación de a dos).

Protocolo
Soledad gira sobre sí 90 grados en sentido antihorario hasta quedar frente a público y se acuesta boca arriba en el piso, en paralelo a las pinturas.
Rodolfo se pone de pie, se incorpora.
Soledad, acostada, estira el brazo izquierdo formando un ángulo de 90 grados con el cuerpo.
Soledad gira sobre sí misma, quedando el brazo estirado y el cuerpo recostado sobre el brazo.(…)