Hay mayor percepción sobre las desigualdades y violencias de género que existen en la universidad
Así lo indica un estudio del Conicet-UNC que analiza el impacto de la formación en género en la comunidad universitaria, en el marco de la aplicación de la Ley Micaela en la UNC. A días de cumplirse dos años de la sanción de la norma nacional que establece la capacitación obligatoria en género, UNCiencia indaga qué opiniones y actitudes cambiaron en la población universitaria. La comprensión de estas violencias y desigualdades como un problema estructural, que se reproduce en la universidad, entre los avances más importantes. [03.12.2020]
Prosecretaría de Comunicación Institucional – UNC
candela.ahumada@unc.edu.ar
Pasaron casi dos años desde que el Congreso nacional estableciera mediante ley la obligatoriedad de la formación en género para funcionarios y funcionarias de los tres poderes del Estado. Desde el 19 de diciembre de 2018, la Ley Micaela se implementó en diversas universidades e instituciones que adhirieron a esa norma.
Un informe reciente llevado a cabo por un equipo de investigación del Conicet y la Universidad Nacional de Córdoba (UNC) da cuenta del impacto que tuvo la capacitación sobre esta temática en las opiniones y actitudes de la población universitaria, a partir de un curso virtual en el que participaron masivamente más de 7.500 personas.
La muestra final estuvo constituida por 1.900 personas en relación laboral con la UNC, que integraron la primera edición del curso Ley Micaela (noviembre 2019 – abril 2020), y completaron una encuesta antes y después de finalizar la capacitación. La mayoría eran mujeres (64%), heterosexuales (88%) y docentes (63%).
Identificación de identidad de género de los participantes
Participantes UNC (post) – Por cargo principal (1901 casos)
Participantes UNC por dependencia
Los resultados muestran que la formación repercutió significativamente en términos de información y conocimiento sobre el tema.
“Cuando sondeamos las concepciones que tenía la gente sobre violencias de género en el primer cuestionario, había una tendencia muy clara a relacionarla específicamente con las agresiones físicas. Después del curso, pudieron ampliar esa concepción original e incluir otras formas y modalidades de violencia. También, conocieron adónde recurrir en la UNC ante una situación de este tipo”, ejemplifica Hugo Rabbia, investigador del Instituto de Investigaciones Psicológicas, dependiente de la UNC y el Conicet.
Asimismo, se observó un cambio importante a nivel de causas que explican las violencias y desigualdades de género.
“La mayoría tendía a atribuir causas individuales, por ejemplo, consideraban que las situaciones de violencia de género se producen cuando hay un perfil determinado de víctima (sumisa o insegura), el agresor sufre una enfermedad mental, o en relaciones tóxicas. Eso se modificó luego de completar la formación, atribuyendo las causas a cuestiones más estructurales, como la existencia de un sistema patriarcal y las consecuencias que esto conlleva”, explica Rabbia.
En efecto, al finalizar el curso crecieron las atribuciones estructurales, que indican una comprensión más amplia y sociocultural de las violencias de género, identificándolas con la creencia de superioridad de hombres sobre mujeres, el machismo, o los ideales estereotipados de amor romántico, entre otros.
Atribuciones causales sobre violencias de género
Para la mayoría de las personas que participaron, se trató de la primera experiencia de formación en la temática, es decir, un porcentaje significativo (63,3%) de quienes completaron el curso no habían tenido ningún tipo de capacitación previa vinculada a género, y en general, valoraron muy positivamente esta instancia, con demanda de una mayor interacción y trabajo grupal (8.4 promedio de satisfacción general en puntajes que iban de 1 a 10).
“Los cambios que registramos son más moderados a nivel de creencias y actitudes, porque estas se van construyendo durante toda la vida y son muy difíciles de modificar a través de un curso de formación. Pero sí hay cambios importantes en cuanto a la información y conocimiento sobre el tema. Particularmente, se adquirió una mirada más estructural de las causas que originan las violencias y desigualdades”, sintetiza Lorena Saletti, coautora del estudio e investigadora del Centro de Investigaciones y Estudios sobre Cultura y Sociedad, de Conicet y la UNC.
La universidad no es un ‘oasis igualitario’
La capacitación también sirvió para modificar algunas percepciones y actitudes de las personas en relación a la desigualdad existente en el ámbito universitario.
La percepción original acerca de la UNC como un lugar donde hay mayor equidad de género que en otros espacios institucionales (oasis igualitario) descendió considerablemente tras la capacitación. Así, afirmaciones del tipo “no hay obstáculos para que las mujeres asuman cargos jerárquicos, simplemente no quieren”, “si bien existen muchas desigualdades de género, en nuestra universidad hay igualdad”, o “es más fácil que las personas homosexuales puedan expresar libres su sexualidad en la universidad”, mayoritarias durante la primera encuesta, disminuyeron tras la segunda.
Los números también indican que, mientras el 17% consideró que la discriminación laboral hacia mujeres no constituía un problema grave en esa casa de estudios, este porcentaje disminuyó al 10% en el segundo cuestionario.
A la vez, aunque con menor fuerza, bajaron los niveles de rechazo que presentaba un sector de la población hacia determinadas medidas tomadas desde la universidad para combatir las violencias de género (reactividad conservadora), tales como la adecuación de un lenguaje no sexista, y la utilización de baños mixtos en algunas dependencias. Hubo, además, acuerdo general (94,8%) en considerar “indispensable sancionar a quienes cometan violencias de género en la UNC”.
“Observamos que hay más personas que toman conciencia de que la universidad es también un lugar donde se reproducen las desigualdades y violencias de género. Al mismo tiempo y en menor proporción, detectamos menos reactividad hacia medidas tendientes a la igualdad e inclusión, debido a que se empieza a comprender mejor por qué fueron tomadas”, apunta Saletti.
El estudio encontró también una disminución significativa en los niveles de sexismo hostil, que incluye actitudes explícitamente negativas hacia las mujeres, y las sitúa como grupo social subordinado. Algunos ejemplos son las creencias de que “las mujeres se ofenden muy fácilmente”, “exageran los problemas que tienen en el trabajo”, o que “generalmente, cuando son derrotadas limpiamente se quejan de haber sufrido discriminación”.
Acerca de esta reducción en las actitudes hostiles manifiestas, Hugo Rabbia comenta que aún falta investigar “si la mejora se debe a un impacto real del curso sobre esas creencias, o si lo que ocurre es que las personas se dan cuenta de que ya no es ‘políticamente correcto’ sostener niveles explícitos de sexismo”.
Comparativamente, descendieron mucho menos las manifestaciones de sexismo benevolente, que implican formas más sutiles de prejuicio, y pueden partir de un tono afectivo presuntamente positivo, pero consideran a las mujeres de forma estereotipada, paternalista y limitadas a ciertos roles. “Las mujeres son más sensibles que los hombres”, “Una mujer está incompleta sin un hombre a su lado” son afirmaciones en ese sentido.
Otro dato que destaca el estudio es que el 35% de quienes participaron de las encuestas señaló haber vivido situaciones de violencias de género en el ámbito de la UNC, y casi la mitad (47%) dijo conocer situaciones de este tipo, lo que, según los investigadores, “refuerza la idea de que la universidad no está exenta de las violencias y desigualdades de género como el resto de la sociedad”.
El informe busca obtener información destinada a mejorar las políticas públicas en materia de género, y orientar el trabajo de sensibilización y formación de la comunidad universitaria.
Vivió/conoce situaciones de violencia de género
El “Informe de Monitoreo de Impacto de Formación de la Ley Micaela en la UNC” surge a solicitud de la Unidad Central de Políticas de Género de la UNC, en el marco de la implementación de la norma nacional en esta universidad.
Objetivo | Evaluar los conocimientos y opiniones (actitudes y prejuicios) en torno al género y a las violencias de género del personal de la UNC, analizar la prevalencia de violencias de género y las atribuciones causales de la misma, analizar la valoración de la formación y las propuestas de mejora, y describir el impacto de la capacitación por unidad académica.
Equipo de investigación | Dr. Hugo H. Rabbia (IIPsi-Conicet-UNC), y Dra. Lorena Saletti Cuesta (CIECS-Conicet-UNC).
Muestra | 1.900 personas en relación laboral con la UNC, que realizaron la primera edición del curso virtual Ley Micaela (de noviembre de 2019 hasta abril de 2020), y completaron una encuesta pre y post realización del curso.
Fecha de publicación: 3 diciembre, 2020