Construyen el primer avión de la Universidad Nacional de Córdoba

La aeronave es una reducción a escala de un proyecto de motoplaneador (denominado DA-M1) que se hizo en la Facultad de Ciencias Exactas, Físicas y Naturales de la UNC en 1982. El modelo desarrollado ahora tiene 3,75 metros de ala, 12 kilos de peso y una capacidad de carga de tres kilos, para transportar equipos especiales para distintas actividades.

Aunque se trata de un modelo a escala de un motovelero, el principal incentivo para la realización del proyecto es demostrar que aviones de estas dimensiones pueden tener un amplio uso en tareas de apoyo al sector agropecuario y de reconocimiento aéreo.

“El objetivo principal era tener un vehículo aéreo disponible para usos académicos. Luego, trabajando sobre la idea y una vez que está concretado el proyecto, hemos pensado en aplicaciones importantes que no se han desarrollado en el país todavía. Pretendemos brindarle al sector agropecuario una herramienta relativamente económica y fácil de operar, que colabore con las tareas que realizan habitualmente, como por ejemplo controlar plagas en sectores reducidos, donde normalmente por problemas de contaminación ambiental no pueden operar aviones grandes”, explica José Sirena, director del proyecto.

“Otro de los objetivos del proyecto es comparar la información obtenida en los ensayos en vuelo con los resultados obtenidos en el simulador de vuelo del Departamento de Aeronáutica. El avión está equipado con un sistema de telemetría que permitirá registrar los diferentes parámetros y compararlos con los obtenidos en el simulador. Entonces, la gente que opere estas aeronaves en el futuro podrá tener una computadora que le ayude a manejar el avión remotamente con más facilidad”, explica Sirena.

Además, el avión resulta ideal para realizar relevamiento aerofotográfico, siendo un observador visual fácil de operar y de costo relativamente bajo. De hecho, desde el Centro de Zoología Aplicada de la UNC ya se contactaron con Sirena para trabajar en conjunto. “La idea es utilizar el avión para el relevamiento aéreo de fauna en zonas de difícil acceso”, explicó Enrique Bucher del Centro de Zoología Aplicada.

Un trabajo en conjuntovuelos_vant_adax_m2_c.png

“En principio arrancamos con estudios teóricos matemáticos para determinar si el avión efectivamente iba a volar en esta escala reducida. Posteriormente se incorporó gente para hacer la parte de la construcción, la parte de los trabajos de taller, que culminaron con la fabricación y el vuelo del avión. Quiero resaltar el hecho de haber trabajado en equipo, desarrollando al máximo las capacidades de relacionarnos para lograr un objetivo común”, dijo Diego Llorens, uno de los estudiantes que se recibió de ingeniero aeronáutico con este proyecto.

Por su parte, otro flamante ingeniero, Martín González contó que la realización del avión le dio la seguridad de poder concretar efectivamente otros proyectos. “Cuando lo vimos en el aire y vimos el logro concluido, sentí mucha alegría, la alegría de saber que las cosas se pueden hacer bien y funcionan”, expresó.

Cuadratín G3  ANTECEDENTES

En 1982 un grupo de estudiantes y docentes de la carrera de Ingeniería Mecánica Aeronáutica y del Departamento de Aeronáutica, dirigidos por el ingeniero Walter Santa Cruz, obtuvieron el primer premio en un concurso organizado por la Dirección Nacional de Aeronavegabilidad de la República Argentina para construir un avión escuela. Cuando se decidió hacer el avión a escala, se tomó la configuración geométrica de aquel y se realizaron algunas modificaciones en el tren de aterrizaje por razones de practicidad.

 
Cuadratín G3  FUENTES DE FINANCIAMIENTO

La construcción del avión se realizó con los aportes del Programa de Mejoramiento de la Enseñanza de la Ingeniería (PROMEI), de la Secretaría de Ciencia y Tecnología (UNC) y de la Asociación Cooperadora de la Facultad de Ciencias Exactas, Físicas y Naturales.

 
Cuadratín G3  EQUIPO DE TRABAJO

Gustavo Aznares (piloto), Ricardo Valdés (Taller del Departamento de Aeronáutica). Los docentes: Luis Aguirre, Carlos O. Díaz, Ángel Galeasso, Domingo A. Herrera, Esteban Ibarrola y Carlos Paoletti. Los egresados: Martín González, Diego Llorens, Claudio E. Pucheta y Ignacio Torti. Los alumnos: Pedro Aznares, Rodolfo M. Godoy, Nicolás Porcel, Jorge Cad, Leonardo Carrizo, Luis Soria Castro, Maximiliano Jaeggi, Gustavo Krausse, Joel Kulinka, Sebastian Polverigiani, y Cristian Penizotto. El personal del Laboratorio de Investigación Aplicada y Desarrollo (LIADE), Facultad de Ciencias Exactas, Físicas y Naturales.

Por Eliana Piemonte | epiemonte@comunicacion.unc.edu.ar

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Fecha de publicación: 7 abril, 2011