El arte como forma de conocimiento social
Profesores, investigadores y artistas de la Facultad de Artes de la UNC conformaron un equipo que indaga el hecho artístico como proceso social. Para ellos es vital deconstruir el concepto de obra y acabar con la idea de “cultura en la vitrina”. Su trabajo se inscribe en una corriente que adquiere fuerza en Latinoamérica, donde la idea de obra como hecho acabado está en permanente cuestionamiento. Con un enfoque innovador, entienden que los “límites de acción” entre actores, intérpretes y públicos se diluyen cada vez más. [04.09.2019]
Prosecretaría de Comunicación Institucional – UNC
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Del 9 al 13 de septiembre de 2019 se realizarán en la Facultad de Artes de la UNC las XXIII Jornadas de Investigación en Artes y el VI Foro de Producción e Investigación en Artes. En ellas se articularán teoría y práctica artística, a través de mesas, simposios, talleres, producciones de obra y procesos colectivos.
En una experiencia similar realizada en 2015 (IV FORO de Producción e Investigación en Artes), se “re–conocieron” quienes hoy conforman un equipo de investigación sobre «Las ritualidades de la performance» (proyecto Consolidar de la Secretaría de Ciencia y Tecnología de la UNC). Se trata de un grupo de docentes que se sorprendieron al comprobar que tenían líneas de trabajo complementarias y compartían marcos teóricos, pese a que trabajaban en proyectos diferentes.
“Individualmente veníamos indagando qué es un hecho artístico, qué significa y cómo se van dando los consensos y ritualidades en el devenir de los procesos en la producción artística. Advertimos que compartíamos inquietudes, que estábamos revisando los mismos conceptos, replanteando perspectivas y enfoques. Todos acordamos en la necesidad de revisar las bases conceptuales sobre las que nos formamos académicamente, sobre las que hemos venido actuando y que estábamos transmitiendo como docentes”, explica Mónica Gudemos, directora del proyecto.
Los miembros del equipo están vinculados a la producción artística contemporánea en Córdoba y cada uno aporta al estudio desde su especificidad, trayectoria y experiencia previa. En su mirada, no conciben la radical separación entre actor, intérprete y públicos. Consideran, en cambio, que en la socialización del hecho artístico todos en algún sentido son coproductores. Se basan, entre otros, en las tesis de Erika Fischer-Lichte, quien conceptualiza al hecho artístico como un hecho social, que suscita una serie de vinculaciones por las cuales va generándose conocimiento.
“La investigación no es solo abstraer conceptos, manejar teorías, canalizar metodologías y hacer papers –que por cierto los hacemos–, sino también, y tal vez más importante, poner el cuerpo, profundizar en qué pasa con nosotros mismos en los procesos indagatorios, qué ofrecemos socialmente a través de nuestra investigación y cómo generamos conocimiento en el propio ejercicio de producción artística», explica Gudemos.
En ese sentido, subraya que no todo lo planificado en el proyecto de investigación terminará en una publicación, ya que el equipo considera más importantes los procesos de indagación y cómo estos –en el devenir, en la contingencia del ejercicio mismo de investigar–, van generando líneas de conocimiento tanto para el productor artístico, como para toda la sociedad.
“En la actualidad, particularmente en Latinoamérica, ya se ha ido desestructurando el concepto de obra como hecho acabado. Precisamente por ello, lo que nosotros contemplamos es la dinámica cultural que hizo posible que un hecho artístico emerja como tal en un tiempo determinado”, sintetiza Gudemos.
Guillermo Alessio, miembro del equipo y profesor de Dibujo, agrega: “El concepto de obra de arte es tradicional. Nos parece más adecuado llamarla ‘discurso’ porque creemos en la permeabilidad, observamos la obra en la dinámica de la cultura”.
Alessio investiga la práctica y el concepto de ‘Artivismo’, una conjunción entre arte y activismo, lo estético artístico y la práctica política militante, de la cual surgen –de forma espontánea o diseñada– obras, artefactos estéticos artísticos que tienen que ver con el contexto, con la coyuntura socio-política.
«Estoy mirando esta dimensión fronteriza entre el arte y el no arte. Una de las dimensiones más importantes es la no autoría o la autoría colectiva de los artefactos. Son obras efímeras que empiezan y terminan durante el evento. Tienen una instancia profunda de enunciación y cuando terminan quedan retazos”, explica.
Observar las dinámicas sociales
En el marco de sus estudios, para el proyecto «Ritualidades de la performance» fue interesante analizar la amplia presencia de las prácticas artísticas en las diferentes manifestaciones y marchas realizadas en Córdoba durante 2018.
“Este tipo de expresiones –que a través del arte buscan reivindicar o visibilizar problemáticas sociales– permiten preguntarnos quién es el actor, desde dónde se promueve el guión y su sentido, qué se está tratando de visibilizar, quiénes son los promotores o receptores, si hay un público o somos todos participantes de ese proceso histórico que estamos viviendo. Estas preguntas nos llevan a pensar el hecho artístico como hecho social, vinculante, que conlleva una performance siempre transformativa”, comenta Gudemos.
En los hechos artísticos que analiza el equipo, el artista está siempre implicado socialmente, volcando en su producción su trayectoria de conocimiento y también su ideología, sus experiencias, su cuerpo y su mundo afectivo.
Un caso paradigmático lo constituye la dirección musical, donde se supone que el director impone su técnica, su estética y su concepción de la obra al conjunto de los músicos.
Hernando Varela, director musical y doctorando en Artes, analiza ese momento performático desde un nuevo punto de vista: “En otras expresiones artísticas,la figura del director puede quedar por fuera. En la música, en cambio, él es el centro, está con su cuerpo en escena, tiene esa dimensión transdisciplinar que me interesa analizar y que –desde el campo de la música– está dejada un poco de lado. Mi abordaje tiene la intención de problematizar la práctica musical: que sin perder su liderazgo, el director pueda empezar a democratizar la práctica y empoderar a los músicos en ese trabajo de ritual performático de producción de sentido”, señala.
Contra la «cultura en la vitrina»
La idea de análisis del hecho artístico le permite al equipo, inspirados en Podgorny y Lopes, desmantelar el concepto de “cultura en la vitrina”, presente muchas veces en los museos, que promueve públicos no siempre atentos a cómo lo que observan –sean artefactos, producciones artísticas, procesos, dispositivos, etcétera– los interpela culturalmente.
“Por ejemplo en investigación etno-arqueomusicológica –mi área de estudio– que culturalmente estemos lejanos en el tiempo y el espacio de lo que estudiamos, no significa necesariamente que no podamos abordarlo desde una mirada contemporánea. Necesitamos deconstruir esas vitrinas que además de materiales, son particularmente conceptuales y nos ´exponen´ en nuestros modos de concebir lo que llamamos ´lo otro´, cuando no directamente ´el otro´”, comenta Gudemos.
A propósito y recordando una de sus experiencias, integrada a un grupo de mujeres campesinas aymara, comenta: “Ellas tienen sus cantos, sus momentos de conversación con las semillas durante la siembra. Cantos y conversación que son instancias de una comunicación que consideran una responsabilidad comunal, social, de alimentación, y también una práctica hasta mágica, si se quiere. Hay toda una performance, un circuito de acciones en el que hacen su trabajo, educan a sus niños, cantan, danzan y cultivan una tradición oral profunda, enraizada en la propia tierra que trabajan».
Para Gudemos, este caso particular dispara una serie de interrogantes: ¿cómo se analizan esos cantos y danzas desde una perspectiva antropológica y artística? ¿Dejan de considerarse manifestaciones artísticas porque están en un contexto de siembra, sin las abstracciones epistemológicas del caso? ¿O son hechos sociales que nos permiten en alguna medida interpelar nuestros modos de concebir y percibir el hecho artístico?
Desde las aulas, los profesores que conforman el equipo también trabajan desde la noción de arte como hecho social. Es el caso de Fabiola de la Precilla, codirectora del proyecto, artista visual e investigadora de la obra de Joseph Beuys, (artista alemán de la neo-vanguardia), quien formuló el concepto de “arte ampliado” y de “escultura social”, donde se concibe al artista como agente social y al arte como posibilidad de moldear la sociedad.
Beuys está muy enlazado a la relación entre arte y política, a los movimientos sociales, a los inicios de la video-performance y también al abordaje de una serie de problemáticas que llegan hasta hoy.
Tomando su impronta, de la Precilla trabaja con los estudiantes a partir de noticias relacionadas con problemáticas sociales actuales, como la desocupación, la violencia de género, los problemas ambientales, la compulsión a la visibilidad, la sobreexposición en las redes sociales o la calidad de los alimentos. Y a partir de lo que los estudiantes relevan en esas temáticas, producen distintas obras: videos, performances, investigaciones que llevan a la calle. «Trabajan sabiendo que son agente sociales y están inmersos en la realidad social”, enfatiza de la Precilla.
Descolonizar la mirada
El proyecto plantea una revisión crítica descolonizadora de la mirada. En palabras de Gudemos: “Asumimos la descolonización en la revisión de los marcos conceptuales desde los que entendemos nuestras propias prácticas artísticas. Lo hacemos atendiendo a otras miradas más locales y actuales. Estamos leyendo y estudiando a nuestros propios colegas. Prestamos atención a la producción que se está dando en nuestro medio. Afortunadamente, una intensa dinámica de jornadas, foros, encuentros de producción e investigación en artes en nuestra universidad favorecen y promueven al respecto la puesta en diálogo de múltiples perspectivas. Así, nos es posible abrir líneas de interpelación propia y trabajar en los bordes de lo disciplinar, sin que ello signifique descuidar una atenta observación de y desde las especificidades artísticas, sus discursividades y aportes epistemológicos. Antes bien, significa profundizar en ellas, actualizándolas en diálogo, permeando los límites de nuestras propias trayectorias de formación y ejercicio del oficio artístico”.
En este sentido, Juan Carlos Tolosa, compositor, pianista y profesor del Departamento de Música, trabaja relevando la relación entre la tradición oral y escrita en la música y la interacción entre ellas. “En América Latina tenemos una tradición oral increíble, mucho más que en otras regiones. No podemos obviar eso al pensar la composición en Argentina. Estamos pensando la escritura de música desde la oralidad y lo interesante de la oralidad son sus variantes», señala.
Pone un caso para ejemplificar: uno escucha una canción y fácilmente puede reconocerla como un tema de Mercedes Sosa. «Pero ella no era compositora, era una gran intérprete. A veces desconocemos de quién es la canción y nos quedamos con la interpretación.Desde ese lugar de anonimato también es muy interesante la composición», completa.
En ese sentido, sucede algo similar a lo que ocurre con los cuentos de la cultura popular, que pasan de una generación a otra, son anónimos y se van transformando. «En composición, la idea es trabajar con los instrumentistas como ocurre en el teatro: con improvisación por parte del intérprete. Eso cambia completamente el recorrido que uno va a hacer después para componer, eso influye completamente. Se trabaja a partir de ese decir del otro, luego uno escribe eso y después lo vuelve a llevar al plano de la interpretación. La escritura tiene que ser un hecho perfecto, un documento de esas cuestiones de duda que surgen. Como ocurre en la música popular latinoamericana, solo que llevado a otro plano”, finaliza.
Como una de las instancias finales, el proyecto prevé la producción de un corpus diseñado como museo virtual interactivo, cuya realización está a cargo de Soledad Roque Ferrero,docente de las facultades de Artes, Ciencias Sociales y Ciencias de la Comunicación.
El aporte de Roque Ferrero tiene que ver con su tesis doctoral, donde la categoría de virtualidad interpela la categoría de arte. “Para el proyecto construiremos un espacio virtual que tienda a la interacción poniendo en juego distintas dimensiones de la espacialidad y el tiempo. La noción de obra de museo se desplaza como lugar de exposición y se entiende como atravesada por múltiples dimensiones. La obra de arte no es un producto terminado, sino abierto a la participación y la experiencia. Es un concepto amplio”, concluye Roque Ferrero.
Miembros del equipo y área de estudio en el proyecto:
- Mónica Gudemos y Francisco Gil García | Estudian la Fiesta Andina en su actualización ritual de los espacios ceremoniales prehispánicos como escenarios performáticos de carácter identitario.
- Agustín Cárdenas | Se integra con sus estudios de las ritualidades ceremoniales andinas y, en ellas, de la importancia ideológica de las manifestaciones musicales prehispánicas.
- Fabiola de la Precilla y Guillermo Alessio| Desde el análisis beuysiano y desde el artivismo respectivamente, indagan cómo los vehículos significantes por los cuales el artista moldea a través de la ritualidad de su producción el mundo social, interpelando semióticamente el corpus teórico de Fischer-Lichte. Evaluarán su aplicabilidad en el estudio social de las ritualidades de las performances artísticas latinoamericanas, en particular desde los signos ideológicos que las promueven y significan. Asimismo, Fabiola de la Precilla y Eva Kimminich realizan también un estudio cultural comparado sobre street art y el arte público.
- Soledad Roqué | Indaga las formas de re-presentación que instaura lo virtual, interpelando las nuevas performances discursivas desde la desestabilización ritual que plantea Baudrillarda partir del concepto de «hiperrealidad».
- Juan Carlos Tolosa | Se integra al proyecto con su amplia trayectoria artística como compositor y director de orquesta, en colaboración con coreógrafos internacionales, analizando la ritualidad de las performances músico-coreográficas contemporáneas.
- Hernando Varela | Analiza las performances de las agrupaciones corales de Córdoba.
- OrnellaPadini| Indaga sobre Teoría y Praxis de la performance y de la gráfica ampliada.
- Santiago Sosa | Estudia las performances folclóricas del noroeste cordobés, recopilando los saberes tradicionales de los músicos locales y sus producciones.
- Soledad Martínez | Relación arte y diseño sustentable en América Latina.
La participación en el VI Foro es gratuita con inscripción previa (sin excepción), hasta el lunes 2 de septiembre de 2019. Formulario de inscripción.
La participación en las XXIII Jornadas, en tanto, es arancelada. No obstante, la asistencia sin certificación es libre, gratuita y sin inscripción (hasta agotar la capacidad de las salas).
Más info y circulares en cepia.artes.unc.edu.ar
Fecha de publicación: 4 septiembre, 2019