Involucrar a estudiantes, una herramienta efectiva para prevenir el dengue

Una investigación de la UNC y el Conicet destaca el impacto de la ciencia ciudadana en la prevención del dengue en Córdoba. El trabajo señala que involucrar a estudiantes en proyectos educativos puede ser una herramienta eficiente para mejorar la comprensión comunitaria sobre el dengue, fomentar la divulgación de la información y adoptar prácticas preventivas efectivas. [18.10.2024] 

Por María José Villalba
Redacción UNCiencia
maria.jose.villalba@unc.edu.ar

«La acción que tomé me pareció muy buena idea para aprender sobre los mosquitos transmisores del dengue, sus sitios de reproducción y cómo identificarlos y evitarlos». Esta reflexión de un alumno de nivel medio de una escuela secundaria de Córdoba Capital deja de manifiesto cómo los programas escolares que abordan la biología del Aedes aegypti y las enfermedades que transmite tienen el potencial de influir en la prevención del dengue a largo plazo.

Investigadoras e investigadores del Instituto de Investigaciones Biológicas y Tecnológicas (IIByT) del Conicet y de la Universidad Nacional de Córdoba, junto a un equipo profesional de la Universidad Cooperativa de Colombia Campus Santa Marta y del Inter-American Institute for Global Change Research publicaron un estudio que destaca el impacto de la ciencia ciudadana en la prevención del dengue en Córdoba, una enfermedad transmitida por el mosquito Aedes aegypti.

El trabajo, titulado “Empoderando a las comunidades a través de la ciencia ciudadana: prevención del dengue en Córdoba” fue coordinado por Elizabet Estallo, investigadora especialista en esta materia, y publicado en la revista Biology.

“Los resultados indican que involucrar a estudiantes como protagonistas activos dentro de sus comunidades no sólo mejora su comprensión del dengue, sino que también impulsa la adopción de buenas prácticas para evitar la reproducción del mosquito, llevando este conocimiento a sus hogares y logrando cambios de comportamiento significativos” resaltó Estallo, autora principal del estudio.

Mal pronóstico

En los últimos años América ha enfrentado una de las epidemias de dengue más importantes y Argentina no fue la excepción. Aunque el dengue se erradicó en el país a mediados del siglo 20, su reaparición en 1997 marcó el comienzo de brotes recurrentes, especialmente en el norte.

En 2009, la transmisión local del dengue se detectó por primera vez en la región templada de Argentina, con un aumento significativo en su incidencia en la mayoría de las provincias, incluyendo Córdoba.

Según datos epidemiológicos del Ministerio de Salud de la Nación, el brote más reciente, entre el 31 de julio 2023 y el 16 de junio 2024, registró 529.625 casos, lo que equivale a 3,18 veces más que en el mismo periodo de la temporada anterior y 7,96 veces más que en la temporada 2019-2020.

Las cifras desalientan y parecen indicar que el escenario para la temporada 2024-2025 podría superar estos registros. De hecho, en las últimas horas el Ministerio de Salud de Córdoba, a través de su Dirección de Epidemiología, comunicó el registro de los dos primeros casos autóctonos en la provincia,13 semanas antes que los detectados en el último brote.

Al respecto, el equipo de investigación, detectó que el Aedes aegypti no interrumpió su ciclo vital en el interior de viviendas en la ciudad de Córdoba, donde se mantuvieron condiciones ambientales adecuadas,  con lo cual existe la posibilidad de que hembras infectadas hayan sobrevivido el invierno.

Los cambios demográficos, la infraestructura urbana deficiente y el aumento de residuos sólidos proporcionan hábitats ideales de cría para estos mosquitos, sumándose las condiciones meteorológicas. Todos estos factores de riesgo, combinados con la circulación del virus, favorecen la aparición de brotes de dengue.

Frente a este panorama, se implementaron diversas estrategias de control como la vigilancia integrada de vectores y enfermedades, el control de vectores, la participación comunitaria y la colaboración intra e intersectorial.

Pero los métodos tradicionales parecerían fallar a la hora de controlar la propagación del dengue. La educación comunitaria, en cambio, se presenta como una herramienta prometedora para generar conciencia y cambiar conductas.

Bloqueando al dengue

El estudio aplicó un modelo de ciencia ciudadana contributiva, reclutando a estudiantes de último año de secundaria como «científicas y científicos ciudadanos». El programa se denominó “Dale Block al Dengue”, emulando el concepto de las redes sociales de bloquear a alguien cuando publica algo que causa desagrado.

En la primera fase, alumnos y alumnas debieron entrevistar a un miembro de la familia mayor de edad con capacidad cognitiva para responder. En total, fue una muestra de 188 familiares.

Se trató de una encuesta de hogares sobre percepciones y conocimientos sobre el dengue, prevención y factores socioecológicos, diseñada con base en la experiencia de campo local y años de colaboración con el Ministerio de Salud de Córdoba.

Fueron 34 preguntas: 8 abiertas y 26 cerradas. Se incluyeron variables como edad; nivel de educación; infecciones previas por dengue en miembros del hogar o conocimiento de alguien infectado/a; personas que viven en el hogar y viajes a países vecinos o cualquier otro país con transmisión vectorial; entre otras.

Las preguntas de conocimiento, en tanto, se centraron en las enfermedades transmitidas por vectores, los síntomas y el conocimiento sobre los mismos. También se preguntó sobre la percepción del riesgo de dengue, responsabilidad preventiva y cómo controlan los factores en el hogar.

Entre los principales resultados, se destaca que, pese al incremento de la problemática, más del 90% desconocía la existencia de casos en sus vecindarios, lo que mostró un bajo nivel de concientización sobre los casos locales.

Respecto a los conocimientos sobre dengue, la mayoría (75%) sabía que son los mosquitos los que transmiten la enfermedad y, si bien se mencionaron con frecuencia síntomas como fiebre y dolores corporales, persistía una brecha en el conocimiento más profundo. Por ejemplo, menos del 15% de los participantes identificaron al Aedes aegypti como el principal vector y apenas el 3% sabía que solo las hembras transmiten el virus.

Identificar y eliminar el hábitat de los mosquitos, la clave

En una segunda etapa, los y las estudiantes exploraron sus patios traseros y jardines para identificar posibles sitios de reproducción de mosquitos, documentando sus hallazgos con fotografías para mostrar los posibles sitios de reproducción.

La tercera y última etapa consistió en la eliminación de los criaderos activos de mosquitos. Después de su formación, quienes participaron aplicaron sus nuevos conocimientos retirando los recipientes.

Los resultados son contundentes. Los y las estudiantes informaron que el proyecto tuvo una influencia positiva en sus familias: el 65 % señaló que vigilaban más de cerca los posibles lugares de reproducción de mosquitos en sus hogares.

“Los datos sugieren que las iniciativas que involucran a estudiantes podrían catalizar una participación más amplia de la comunidad en los proyectos de prevención del dengue, su participación fue una forma eficiente de llevar este conocimiento a los hogares y lograr cambios positivos en el comportamiento” enfatiza Elizabet Estallo.

La escuela para combatir el dengue

El informe del equipo de investigación del IIByT señala que “actualmente no se conocen iniciativas educativas formales para involucrar a estudiantes y a la comunidad con el objetivo de inducir cambios de comportamiento para reducir el riesgo de enfermedades”.

En esta línea, sugieren que la inclusión de estos programas en los planes de estudio escolares durante todo el año podría ayudar a combatir el dengue en otras áreas que enfrentan desafíos similares.

“El mosquito vector parece ser más conocido por la televisión y menos por la escuela, lo que resalta la necesidad de que estas incluyan contenido sobre la biología del mosquito y las enfermedades transmitidas por vectores en sus planes de estudio de manera continua”, advierte el informe.

Para Estallo, “la experiencia directa con el contenido del programa escolar refuerza la idea de que la ciencia puede empoderar a la juventud, constituyéndose en el canal necesario para aumentar la conciencia sobre los riesgos del dengue”.

Además, el equipo de investigación apuesta a continuar sus estudios para conocer el impacto a largo plazo de las iniciativas dirigidas por estudiantes, y evaluar cómo se podrían adaptar enfoques similares a otras enfermedades transmitidas por vectores.

Datos del estudio

Estudio: Empoderando a las comunidades a través de la ciencia ciudadana: prevención del dengue en Córdoba.

Equipo de Investigación: Elizabet Estallo, Magalí Madelón, Elisabet Benítez, Doriam Camacho Rodrígue, Mía Martín, Anna Stewart-Ibarra y Francisco Ludueña-Almeida.

Instituciones participantes: Instituto de Investigaciones Biológicas y Tecnológicas (IIBYT), Conicet y UNC/ Centro de Investigaciones Entomológicas de Córdoba, Facultad de Ciencias Exactas, Físicas y Naturales UNC/ Instituto secundario Jesús María/ Facultad de Enfermería, Universidad Cooperativa de Colombia/ Instituto Interamericano para la Investigación del Cambio Global/ Cátedra de Matemática (Cs. Biológicas), Facultad de Ciencias Exactas, Físicas y Naturales.

 

Fecha de publicación: 18 octubre, 2024