Abre sus puertas el centro de interpretación científica «La Plaza Cielo y Tierra»
Es una iniciativa conjunta de la Universidad Nacional de Córdoba y el gobierno de la Provincia de Córdoba. Con una osada arquitectura, que emula dos dodecaedros emergiendo hacia la superficie, el nuevo espacio será el escenario privilegiado de un sinnúmero de actividades que permitirán aprender sobre el planeta Tierra y el universo, así como conocer más sobre la ciencia y su historia. Está ubicado en el Parque de las Tejas, en el ingreso a Ciudad Universitaria. Podrá visitarse de miércoles a domingos. [11.09.2017]
Secretaría de Ciencia y Tecnología – UNC
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En el Parque de la Tejas, esa zona preferencial y estratégica de la ciudad por donde diariamente caminan miles de estudiantes y transeúntes, quedará inaugurado hoy el Centro de Interpretación Científica «La Plaza Cielo y Tierra». Es el primero de su tipo en el centro del país y es resultado del trabajo conjunto entre la Universidad Nacional de Córdoba (UNC) y el Gobierno de la provincia de Córdoba.
Este nuevo ámbito brindará el marco ideal para un sinnúmero de actividades didácticas y científicas que proponen una manera ingeniosa de aprender. Disfrutar, sorprenderse y explorar serán la esencia de las visitas guiadas, a través de las cuales niños y adultos podrán conocer más sobre los cuatro elementos fundamentales – aire, tierra, fuego y agua– y cómo intervienen en los fenómenos que ocurren en nuestro planeta y en el firmamento.
- Notas vinculadas
- Los cuatro elementos
- Patios y parques de ciencia
- Cómo se gestó el proyecto | Por Daniel Barraco*
Para eso, el Centro cuenta con un planetario, un microcine, un jardín de huellas de animales prehistóricos, un parque de rocas cordobesas y una torre de 16 metros de altura con una cúpula donde se podrán practicar observaciones astronómicas con un telescopio de 11 pulgadas.
A eso se suma un conjunto de juegos de ingenio con sogas, esferas, anillos de metal, poleas y palancas. Los más valientes podrán incluso divertirse a bordo de un giroscopio emplazado al aire libre.
El área principal de La Plaza de Cielo y Tierra es un edificio con formas geométricas y de estilo cubista. Internamente posee distintos subniveles con una peculiaridad: desde cualquiera de ellos es posible ver el resto de los ambientes. Se trata de un efecto visual muy significativo, logrado mediante el uso de materiales traslúcidos en los pisos.
Su arquitectura externa representa dos dodecaedros –figuras de doce caras pentagonales– que emergen del interior del planeta. El dodecaedro es uno de los cinco tipos de poliedros regulares que conforman los llamados “sólidos platónicos”. Estos tuvieron un fuerte simbolismo en la historia de la ciencia y, en particular, de la astronomía.
“Kepler pensaba que las órbitas de los planetas estaban insertas dentro de grandes cuerpos como los dodecaedros. Creía que el dodecaedro representaba todo el universo”, explica Guillermo Goldes, quien se desempeñará como secretario científico de La Plaza Cielo y Tierra.
A diferencia de los museos, los centros de interpretación científica no albergan objetos patrimoniales. Más aun, en La Plaza Cielo y Tierra se optó por evitar la exposición de aparatos tecnológicos interactivos y grandes pantallas con alta definición. “No queremos que la gente se distraiga”, explica Goldes.
Para que puedan aprovechar al máximo las instalaciones, se prevé que el número de visitantes no exceda las 80 personas por día, entre contingentes escolares o de instituciones y público general.
La Plaza Cielo y Tierra estará abierta de miércoles a viernes, de 9 a 19 horas; y los sábados y domingos, de 13.30 a 19. Para visitarla, los turnos deberán tramitarse previamente por internet. En el salón, trabajarán 34 personas, entre guías y coordinadores.
Formalmente, el Centro de Interpretación Científica se constituirá bajo la figura de una Fundación, integrada por la UNC y el Estado provincial. Su presidente será Daniel Barraco, profesor, investigador y ex Decano de la Facultad de Matemática, Astronomía, Física y Computación (Famaf), de la Casa de Trejo.
Facebook: www.facebook.com/cieloytierra.centro.de.ciencias
Correo electrónico: cieloytierra.centrodeciencias@gmail.com
Informes y turnos: (0351) 433-3419 / 433-3424
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Los cuatro elementos
Se ingresa por el salón Aire, donde se explican características del cielo, las galaxias, los cuerpos celestes y la atmósfera, entre otros. Se usarán objetos tridimensionales y habrá proyecciones fílmicas para apoyar las exposiciones.
En este nivel, lo primero que llama la atención es una réplica de un péndulo de Foucault, un aparato que permite explicar (y demostrar) la rotación permanente de la Tierra. En el centro, además, se erige una cúpula donde está emplazado un planetario mecánico que permite proyectar el cielo tal como se lo ve desde los hemisferios norte y sur de nuestro planeta.
El recorrido continúa en el primer subsuelo: Tierra. Aquí se enseña, representa y explica la estructura interna de nuestro planeta, su topografía y otros aspectos relacionados. En el ingreso, hay una réplica del Tyrannotitan chubutensis, de doce metros de longitud. Se trata del dinosaurio carnívoro más grande conocido hasta ahora, que habitó la Patagonia argentina.
La ruta topográfica conduce al salón del Agua, que ofrece contenidos sobre el mundo marino y las propiedades del agua. Allí también se proyectarán videos sobre la historia de la vida en la Tierra, que nació en los mares hace miles de millones de años.
Las visitas al interior del dodecaedro desembocan en el ambiente Fuego, que representa el núcleo de nuestro planeta, y cuenta con un microcine donde se proyectarán audiovisuales de divulgación científica.
“La idea esencial es que este sea un lugar en el que se hablará de la Tierra, metiéndose bajo tierra; se hablará del cielo mirando hacia arriba; y se hablará del mar y la vida, metiéndose en el agua”, apunta Goldes.
Y añade: “Es un paseo por distintos ambientes de nuestro planeta, acuáticos, aéreos y terrestres. No solo vamos a hablar de recorrer esos ambientes, sino que el participante se va a sentir inmerso en cada uno de ellos”.
Por su parte, Barraco, responsable máximo de la Plaza Cielo y Tierra, señala: “Queremos que sea un espacio para la motivación y fascinación de la gente, que ayude a despertar vocaciones. Esperamos que además funcione como un espacio de desarrollo e investigación en técnicas de divulgación científica, donde se debata sobre la democratización del conocimiento científico. También esperamos que sea utilizado para que maestros del área ciencias realicen talleres y otras actividades”.
En la misma línea, Barraco remarca que el espacio está destinado a toda la ciudadanía, aunque la propuesta está dirigida especialmente a los más jóvenes. “Un tiempo importante del uso del Centro será ocupado por las escuelas y los ministerios provinciales de Educación y de Ciencia y Tecnología, que van a jugar un papel importante”, puntualiza.
Patios y parques de ciencia
El Astroparque | Aquí es posible descubrir instrumentos antiguos utilizados –antes de la invención del telescopio (1609)– para estudiar el cielo, la atmósfera, las estrellas y nuestra posición en el Universo.
También hay un reloj de sol, una Plaza de los Solsticios, un globo terráqueo paralelo, una veleta gigante, el cuadrante de Tycho Brahe y un nefoscopio, que sirve para medir la dirección de movimiento de las nubes.
A su vez, allí funcionará el llamado “Mirador de las estrellas”, una torre de 16 metros que estará abierta al público durante la noche. Allí se instaló un telescopio de 11 pulgadas, para observar el cielo cordobés.
La Plaza Didáctica | En ella se podrá jugar y aprender con un giroscopio gigante, levantando pesas con poleas y palancas, o elevando el agua con el uso del Tornillo de Arquímedes.
El Geoparque | Incluye el Jardín de Huellas y el Parque de Rocas Cordobesas. En el primero, se exhiben réplicas de huellas fósiles de animales de diferentes épocas, a escala real. En el segundo, podrán observarse, e interactuar con, grandes fragmentos reales de rocas de varias zonas de la provincia de Córdoba.
La Plaza de Ingenio | Aquí se ubica el Jardín de los Poliedros y un espacio con juegos topológicos fabricados con maderas, sogas, y esferas o anillos de metal.
Cómo se gestó el proyecto | Por Daniel Barraco*
Posteriormente, Guillermo Goldes comenzó a trabajar en divulgación. Los tres intercambiábamos impresiones y nos ayudábamos en lo que podíamos. Lamentablemente, Fernando falleció muy joven. Quedamos solos con Guillermo, quien comenzaba a armar lo que sería el museo del Observatorio Astronómico de Córdoba.
Durante mi gestión como decano de la Facultad de Matemática, Astronomía, Física y Computación (Famaf), entre 2005 y 2011, invité a Guillermo para que se hiciera cargo del área de divulgación. Por entonces, él comentó la posibilidad de tramitar la donación del instrumento del planetario de la Ville de Nantes (Francia). Lo alenté para que lo hiciéramos y luego de muchos trámites y tiempo, el instrumento llegó a la Famaf.
Ahora necesitábamos un espacio. Comenzamos a buscar financiamiento y a solicitar el apoyo de la prensa. Recibimos un fuerte respaldo de La voz del Interior, en la persona de Juan Carlos Carranza.
Recién hacia finales de 2010, conseguimos los fondos para construir un edificio para el planetario de la Facultad, y publiqué esta novedad en La voz del Interior.
Ese artículo logró que el entonces gobernador de la provincia de Córdoba, Juan Schiaretti, se interesara en el proyecto y nos ofreciera llevarlo adelante conjuntamente en el predio donde estaría el Parque de las Tejas. La respuesta no se hizo esperar.
Después, le sugerí a Tulio del Bono, ministro de Ciencia y Tecnología provincial por aquellos años, y quien se convirtió en nuestro interlocutor para este proyecto, que lleváramos adelante un viejo sueño que teníamos varios miembros de la comunidad científica: montar un parque temático.
El gobernador brindó todo su apoyo: el dinero para la obra civil, al igual que el terreno, lo aportaría la Provincia; mientras que el Planetario donado desde Francia, junto con otros instrumentos para divulgación de la ciencia, serían aportados por la UNC, utilizando los fondos que habían reunido para la construcción del edificio del Planetario de la Famaf.
Todo esto dio lugar a un convenio, primero entre el Ministerio de Ciencia y Tecnología de la Provincia de Córdoba con la Famaf –que me tocó firmar como Decano– y, posteriormente, a otro convenio entre el Gobierno de la provincia de Córdoba y la UNC.
Lamentablemente, Schiaretti terminó su periodo antes de que se finalizara el edificio del parque temático, y en el periodo siguiente de gobierno, la obra no se concluyó. Cuando Schiaretti asumió nuevamente en el Ejecutivo provincial, se retomaron los trabajos que llevaron a concluir el proyecto que hoy, 11 de septiembre, dejamos inaugurado.
Fue director de de la Comisión Nacional de Actividades Espaciales (Conae) de Argentina, entre 2001 y 2007 y, actualmente, continúa como asesor del directorio de esa institución.
Fecha de publicación: 11 septiembre, 2017