Mempo Giardinelli: “Somos lo que hemos leído”

La versatilidad de la trayectoria de Mempo Giardinelli sorprende o al menos invita a la reflexión acerca de los recorridos, idas y vueltas, en las que transcurre un intelectual a lo largo de su vida. Autor de novelas, libros de cuentos, ensayos y artículos periodísticos, y con obras traducidas y publicadas en 20 idiomas, este literato de origen chaqueño sostiene que “nadie inicia una posición intelectual de la nada. Ese linaje viene de lo que hemos leído. Somos lo que hemos leído. Y lo que no hemos leído también nos determina en cierto modo”.

Respecto de la relación con la sociedad, Mempo señala la existencia de una relación sinuosa en la que la sociedad argentina, durante los siglos XIX y XX -atravesados por fuertes debates intelectuales-, miró a sus pensadores como faros orientadores. “Al mismo tiempo, hay una sospecha genética del rol de los intelectuales. Una desconfianza permanente”.

Sin embargo, consultado por el aparente apartamiento de la esfera pública de estos interlocutores en la década de los ’90, Mempo considera que no fue un alejamiento sino que, por el contrario, no había lugar para ellos. “Era la década de la pizza con champang. ¿Y qué hacía el intelectual ahí?” Esta situación cambia con la crisis de 2001, cuando la sociedad argentina no tiene nada y quiere que se vayan todos. “Entonces, a los únicos que escuchó fue a sus artistas e intelectuales, porque se dio cuenta que no la habían traicionado”, asegura.

Ascenso social y lectura

Consultado sobre las razones por las que se debe promover la lectura, en especial de literatura, el escritor apunta que Argentina fue un país construido en torno a un imaginario de ascenso social directamente vinculado a la biblioteca y a la lectura. “Nuestros abuelos y bisabuelos, los inmigrantes, cuando llegaban lo primero que hacían era a ir a la biblioteca del barrio, del club, la sociedad de fomento, el partido o el sindicato”, apunta.

No obstante, afirma que ese imaginario que construyó la Argentina del siglo XX “se quebró hace 30 años, cuando el libro y la lectura pasaron a ser sospechosos, subversivos, condenables. Cuando se quemaron libros, se asesinó o se desapareció a centenares de creadores, poetas y periodistas”.

Asegura que ese imaginario fue ocupado por la televisión basura la que –en su pensamiento- “es el gran educador de este país en los últimos 30 o 40 años. Digo gran educador en el sentido de tamaño. Todas las noches lo sigue siendo”.

Frente a esto Mempo propone trabajar fuertemente en pedagogía de lectura, “tener políticas de Estado, políticas privadas, y hacer una labor muy lenta de convencimiento con maestros, bibliotecarios, docentes jóvenes. Hay que trabajar con ellos”.

Inexistencia de literaturas regionales

No es fácil para Mempo conciliar su trabajo en el campo de la capacitación a docentes y bibliotecarios con su pensamiento respecto de la existencia o no de literaturas regionales. Aunque a través de su fundación en el Chaco ofrece talleres sobre la lectura y su pedagogía, sirviéndose de autores de la región, el escritor confiesa que no cree en las literaturas regionales. “No existen –asegura-. No conozco la literatura de Kiev, sí la literatura rusa. No sé cómo es la literatura de Montana; de la norteamericana sé bastante”. Subraya esta concepción con su propia experiencia al contar que su maestro en la Universidad Nacional del Nordeste fue el poeta entrerriano Alfredo Veiravé. “Para mí, Alfredo nunca fue entrerriano. Era uno de los grandes poetas argentinos”.

En este sentido se asume polémico al considerar que le parece más importante ver la obra que su origen geográfico, y también elitista cuando afirma que cree “es prioritario seguir esperando la gran obra de una literatura nacional, sea de la Patagonia, de Córdoba, de Tucumán o de Formosa”.

Más allá del propio ombligo

Mempo entiende la importancia de lo regional también en un nivel macro, en el que el canon impuesto por la idolatría a los grandes escritores argentinos se diluye en la necesidad académica de formar estudiantes que entiendan la literatura latinoamericana como una suprarregión. Afirma que no tiene nada contra los grandes escritores de los últimos 150 años y reconoce que él mismo no hubiera existido sin haber leído a Jorge Cortázar y Jorge Luis Borges, entre otros.

Pese a ello defiende que la amplitud de la mirada se la dio “México y el cine mexicano. El compartir con los colegas de Chile, Colombia, Perú, Venezuela, España, Portugal. Un mundo abierto y en acción. Los cubanos de adentro y los de afuera, los que querían volver y los que no. Todo. Es decir –sintetiza para dar fuerza a su pensamiento- esta pluralidad que la literatura argentina en términos generales –por mirarse el ombligo- no ha mirado, o a mirado prejuiciosamente”.

en una línea

Autodefinido: “No soy un hombre de grandes ideas, creo que tampoco de grandes polémicas”.

Literatura argentina: “Es una gran literatura, pero con escasa significación internacional”.

Género negro: “Dio grandes autores, pero está casi agotado”.

Menemismo: “Una época de degradación social”.

Visita a la UNC

Mempo Giardinelli estuvo en la Universidad Nacional de Córdoba a fines de septiembre, convocado por la Escuela de Bibliotecología, para brindar dos conferencias relacionadas a la lectura y la literatura del tercer milenio. * Programa de entrevistas producido por la Prosecretaría de Comunicación Institucional de la UNC y emitido los sábados a las 22.30 por la pantalla de Canal 10.

Edición: Mariana Mendoza | mmendoza@comunicacion.unc.edu.ar