Cráteres cordobeses
En 1990, el aviador militar retirado Rubén Lianza sobrevolaba la zona rural entre Alcira Gigena y Río Cuarto. Sin proponérselo, avistó dos formaciones que parecían cráteres producidos por el impacto rasante de meteoritos. Eran muy alargadas, estaban ligeramente deprimidas respecto al terreno circundante y sus tamaños eran similares: la mayor tenía cuatro kilómetros de largo por seiscientos metros en su parte más ancha. Fueron bautizadas como “Los Gemelos”.
Facultad de Matemática, Astronomía, Física y Computación – UNC
divulgacion@famaf.unc.edu.ar
Hoy se sabe que su profundidad es de cuatro metros aproximadamente. Buscando a su alrededor, se lograron identificar unas diez estructuras similares en una franja de 30 kilómetros de longitud. Todas estas depresiones ovaladas siguen la misma dirección: Noreste-Suroeste (NE-SO).
El geólogo Peter Schultz, de la Universidad de Brown (Estados Unidos), viajó a Córdoba y estudió el interior de esas curiosas zonas. Encontró impactitas, pequeños fragmentos vítreos que se forman al fundirse las rocas por un impacto violento, súbito y localizado. Esos fragmentos suelen quedar esparcidos como salpicaduras, a veces a distancias enormes.
Schultz realizó simulaciones de laboratorio, a pequeña escala, de colisiones rasantes y reprodujo las estructuras observadas. Publicó sus resultados en 1992 en las revistas Nature y Sky & Telescope (Lágrimas sobre las Pampas). Añadió nueva evidencia en 1994 y, más recientemente, en 2004 en revistas geológicas. Dató la antigüedad de los impactos en unos 10 mil años.
En la Tierra, son contados los cráteres ocasionados por colisiones rasantes que pueden identificarse. Al ser poco profundos, la erosión producida por el viento, el agua y la actividad humana los borran rápidamente. No sólo eso: cuando una roca cae del cielo lo más probable es que impacte a 45º respecto al suelo y deje la clásica marca circular. Así se produjo la gran mayoría de los cientos de cráteres hallados en el planeta.
En la zona de Río Cuarto, las imágenes satelitales y aéreas de “Los Gemelos” son muy definidas, aunque su identificación por tierra se torna dificultosa. Los campos aledaños son privados y están sembrados. En los bordes sobreelevados de las depresiones sobreviven restos de monte virgen. En el interior suelen pastar animales, pero no hay sembradíos por lo escasez de suelo fértil. Es posible pasar a metros de estos cráteres sin siquiera notarlos.
Con todo, el origen de los cráteres de Río Cuarto es objeto de controversia. Otros geólogos afirman que estas zonas deprimidas no tienen origen celeste, sino que serían más bien fruto de la erosión producida por el viento. Esta explicación carece del aura de misterio que proporcionan los meteoritos. Pero de ser así, ¿de dónde provendrían las impactitas encontradas por Schultz? Podrían ser los restos de un evento meteórico antiguo esparcidas por el territorio, sacados a la superficie por el propio viento. Entonces, ¿los cráteres fueron producidos por colisiones catastróficas, o por la fuerza sutil pero persistente del aire en movimiento? El tiempo arrojará luz sobre este dilema.
Fecha de publicación: 25 marzo, 2014