Castells: “Internet no aísla ni aliena, por el contrario, aumenta la sociabilidad”

El reconocido sociólogo español asegura que la red refleja lo que somos, a mayor velocidad y con cierta complejidad. Afirma que internet es un espejo real, mientras que la representación maquillada de los medios de comunicación se cae de a poco. En esta entrevista, analiza el estado actual de la sociedad de la información, explica la importancia del desarrollo local de tecnología y sostiene que tanto la web como las redes sociales aumentan la capacidad de los seres humanos para comunicarse horizontalmente. [30.03.2016]

Por María José Villalba
Redactora UNCiencia
Prosecretaría de Comunicación Institucional – UNC
maria.jose.villalba@unc.edu.ar

Catedrático de sociología en la Universidad de California y en la Universitat Oberta de Catalunya (UOC), su trayectoria científica en el campo de las tecnologías de la información lo convirtió en uno de los teóricos sociales más citados del mundo. Su prolífica actividad académica le valió numerosos reconocimientos. En 2012, el Parlamento noruego le concedió el premio Holberg, considerado el Nobel de las Ciencias Sociales.

Manuel Castells dedicó gran parte de sus investigaciones al estudio de los procesos de transformación multidimensional, provocados por la revolución tecnológica que caracteriza a la sociedad de la información. En esta línea, acuñó el término Sociedad Red, para denominar a la forma dominante de organización social del siglo XXI.

Recientemente estuvo en Córdoba, donde fue distinguido con el título Doctor Honoris Causa de la Universidad Nacional de Córdoba. En esa ocasión, dialogó con UNCiencia.

¿Cómo definiría a la actual sociedad de la información?

Luego de estudiar el concepto de sociedad de la información durante años, elaboré otro más concreto: el de Sociedad Red. Porque lo que ocurrió en los últimos años es la formación de una sociedad donde todo pasa por redes interconectadas, por nuevas tecnologías que hacen que las comunicaciones sean mucho más potentes, en tiempo real y mayormente complejas. Eso es lo que realmente cambió.

¿En qué consiste el concepto de Sociedad Red?

Es una sociedad donde todas las actividades básicas, desde la economía, la educación, la información, la cultura, la política y los movimientos sociales, dependen de conexiones a redes interactivas de base informática. En la Sociedad Industrial, todo estaba organizado en base a la producción y distribución de energía de forma autónoma. Pues bien, internet es la electricidad de la sociedad de la información. A partir de ahí pueden surgir muchos procesos sociales y muchos tipos de sociedades, pero el núcleo es el hecho de la interconexión.

¿En qué fase de esta nueva sociedad nos encontramos?

En 1991, había 16 millones de abonados de teléfonos móviles en el mundo; actualmente hay 7000 millones. En Argentina, la tasa de penetración de celulares en este momento es de 140 por ciento, es decir, existen más números de teléfonos móviles que personas. Y la mayoría de esos aparatos son inteligentes, son computadoras en la mano.
Estamos en la fase de la interconexión total de la población humana: hay 3500 millones de personas conectadas a las redes sociales.
Además, estamos entrando en una nueva etapa, a la que llamo internet de las cosas, en la que todos los objetos que nos rodean estarán gradualmente conectados entre sí. Por lo tanto, la interconexión de la sociedad humana se completó y está comenzando la conexión de los objetos con los que convivimos.

¿Existe una división tecnológica que reemplaza a la división de clases sociales?

La división de clases sigue existiendo; la división tecnológica de la que tanto se habló es irreal. Todos tenemos internet, de una manera u otra, con diferentes calidades, distintos anchos de banda o variadas formas de pago, lo que refleja que la desigualdad social persiste.
Hace siete años hice un estudio en América Latina sobre la difusión de la telefonía móvil y demostró que la desigualdad social en términos de renta o de propiedad es mucho mayor que la desigualdad en términos de acceso a la tecnología. Somos más igualitarios en tecnologías que en recursos materiales.
La sociedad hoy es más desigual que nunca, pero eso no es culpa de la tecnología sino de la organización social, y fundamentalmente de las estructuras de poder que no corrigen la enorme discordancia creada por el mercado.

¿En este contexto, los países deben aspirar al mayor desarrollo tecnológico posible para convertirse en potencias mundiales?

Absolutamente, por una razón muy sencilla: no es cierto que se pueda comprar la tecnología y simplemente aplicarla. Para ser útiles, las tecnologías que se desarrollan deben estar inspiradas en las necesidades de la sociedad . Hay que planear un desarrollo ligado a las necesidades sociales y a los requerimientos del mercado de cada lugar. Esto implica que debe haber un sistema de educación que sea capaz de crear, al mismo tiempo, individuos con competencias mentales para acceder al mundo de la información y manejarlo, y centros de investigación que desarrollen tecnologías siempre adaptadas a lo que requiere un país.

Aislamiento versus empoderamiento

Como especialista en tecnologías de la información, Castells investiga hace muchos años los efectos e impactos que estas producen en la sociedad. En este sentido, considera que la velocidad y el alcance de la transformación de las comunicaciones –como consecuencia de internet y de las redes– suscitaron una diversidad de consideraciones en todo el mundo, algunas muy equivocadas.

En ese sentido, comprende que “todo proceso de cambio tecnológico de envergadura genera una mitología propia”. Sin embargo, se preocupa en aclarar que la investigación científica ha develado mucho acerca de la interacción entre internet y la sociedad, a partir de estudios rigurosos y metódicos realizados en una gran variedad de contextos culturales e institucionales

¿Falta mucho para comprender, a nivel académico, los efectos sociales de internet?

Se sabe mucho más de lo que los medios de comunicación difunden. Hace unos años dirigí un estudio sobre la sociedad catalana (que fue una de las más importantes de Europa en la primera década del siglo XXI) en el que demostramos muchas cosas que los medios no reprodujeron. Allí se comprobó, por ejemplo, que internet no aísla ni aliena. Al contrario, aumenta la sociabilidad y la satisfacción con la vida personal, ayuda al empoderamiento y mejora la capacidad de conexión de las personas. Sucede que a veces algunos periodistas no leen las investigaciones científicas y crean impresiones que parecen obvias, pero que no lo son.

¿A esto se refiere cuando menciona el auge de la “cultura de la autonomía”?

Con este término quiero describir aquello a lo que todos los seres humanos aspiramos: ser libres, independientes, no tener que pedir permiso para elegir cómo vivir, el deseo de empoderamiento del hombre. Es una necesidad primitiva, natural del ser humano, pero los sistemas sociales se han construido con la lógica de reprimir ese deseo. La historia de la humanidad es la contradicción entre los hombres tratando de ser ellos mismos y los sistemas institucionales decidiendo por ellos.
Aquí es donde internet adquiere protagonismo, porque ha ayudado muchísimo al empoderamiento, a la capacidad de las personas de comunicarse horizontalmente entre ellos y así evitar los medios de comunicación controlados. A construir sus propios proyectos, pero en interacción con los demás. En los últimos años, se ha avanzado muchísimo en una buena combinación entre autonomía y sociabilidad, y por supuesto que en ello  juegan un papel fundamental las redes sociales.

En las redes sociales, ¿las relaciones son más intensas, se percibe mucha violencia?

En internet y en las redes sociales hay violencia, porque la sociedad es violenta. Esto es una certeza, hablamos de 25 años de investigación empírica sobre la web y sus consecuencias. Existen bancos de datos, más de 60 institutos de investigación avanzada sobre los efectos sociales de internet.
En la red mundial hay nazismo, seximos, xenofobia, claro que sí, porque es lo que hay en la sociedad. Basta con detenerse a reflexionar sobre la situación de los refugiados en Europa. Las potencias europeas están colocando alambrados y echan gases lacrimógenos a los refugiados de guerra que vienen desesperados por los bombardeos de los aviones americanos, rusos y europeos. Eso no es producto de internet, al contrario, la web está mostrando lo que sucede en el mundo y gracias a las redes se organizan protestas contra la violencia que sufren estos seres humanos.
La sociedad es violenta, y cada vez más; es atrozmente injusta en todos los países y cada vez más. Internet refleja eso y nos da el espejo de lo que somos, en vez de la falsa representación maquillada que brindan los medios masivos de comunicación.