Eclipses: escondidas y azar

El domingo 26 de febrero se verá desde Córdoba un eclipse parcial de Sol. La Luna, en su fase nueva, tapará la mitad del disco solar. Este show del cielo comenzará a las 9:30 de la mañana y finalizará a las 12:00, aproximadamente. [17.02.2017]

Por Guillermo Goldes
Colaborador UNCiencia
Facultad de Matemática, Astronomía, Física y Computación – UNC
divulgacion@famaf.unc.edu.ar@unc.edu.ar

Todos los años hay eclipses de Luna y de Sol, aunque no todos pueden verse desde cualquier rincón del planeta. Para Córdoba, este será un eclipse solar más. Pero quienes se encuentren en la provincia de Chubut, podrán disfrutar de un espectáculo más inusual y selecto: para ellos el eclipse será anular. Verán el centro de la Luna alineado con el del Sol, pero este no quedará completamente oculto detrás de nuestro satélite natural: su borde exterior seguirá siendo visible con su brillo normal. Una especie de coronación cósmica que durará unos pocos minutos en esa especial configuración.

Los eclipses no ocurren por casualidad. La Tierra gira alrededor del Sol y la Luna se traslada alrededor del planeta. Los planos de esos dos movimientos son cercanos, pero no idénticos. Si lo fueran, todos los meses tendríamos un eclipse solar y uno lunar. No es el caso. Cada año, solo en dos períodos diferentes, distantes seis meses entre sí, los eclipses son posibles.

En esos intervalos, la Luna en su fase llena o nueva se encuentra muy cerca de alguno de sus dos nodos, que son los puntos en los cuales su órbita cruza a la de la Tierra. Es entonces cuando el planeta, su satélite y la estrella pueden alinearse sobre una misma recta.  Esos períodos se llaman temporadas de eclipses. En 2017, la primera tiene lugar en febrero y la segunda en agosto.

Que la órbita de la Tierra y la Luna estén situadas casi en el mismo plano tampoco es casualidad. Sucede  que todo el sistema solar surgió de una gran nube giratoria achatada. La gran mayoría de los planetas, asteroides, planetas enanos y satélites giran en planos poco alejados al de la órbita de la Tierra.

En cada temporada de eclipses, ocurren por lo menos uno de Sol y uno de Luna, separados por dos semanas de intervalo. Entonces, como mínimo, hay cuatro eclipses cada año.

El azar

Sin embargo el hecho de que podamos disfrutar episódicamente de estos eventos sí encierra, de hecho, una casualidad notable. El Sol tiene un diámetro 400 veces mayor al que posee la Luna, pero se halla 400 veces más lejos. No conocemos ninguna causa física para ello, sencillamente es así. Y la consecuencia es que el tamaño que la Luna y el Sol parecen tener, cuando los vemos sobre el cielo, es el mismo: medio grado. Por eso, la Luna puede ocultar casi exactamente al Sol de nuestra vista, durante las lunas nuevas que ocurren en las temporadas de eclipses. Por cierto, medio grado es el ángulo entre el plano horizontal y la vertical dividido en 180 partes iguales.

¿Qué pasaría si esa coincidencia no fuera tal? Si el Sol fuera mucho más grande, o se encontrara mucho más cerca de nosotros, los eclipses de Luna y de Sol serían imperceptibles.  Lo mismo ocurriría si la Luna fuera mucho más pequeña o estuviera mucho más lejos.

Un detalle más. La órbita de la Luna es ligeramente ovalada, no es circular. Por eso la distancia que la separa de nuestro planeta varía durante el mes. Cuando se encuentra a la distancia mínima, la vemos más grande. Si se dan las condiciones para un eclipse de Sol en esas circunstancias (luna nueva y temporada de eclipses), cubrirá completamente a la estrella produciendo un eclipse total.

Sin embargo, cuando la Luna se halla a distancia máxima de la Tierra, la vemos un poco más pequeña. Un eclipse en esas circunstancias no cubre por completo al Sol, sino que deja ver un estrecho anillo en el borde del astro rey. Es un eclipse anular de Sol, como el que se registrará el próximo 26 de febrero, pero ¡ay! sólo desde Chubut.

Como se explicó, en febrero estamos en plena temporada de eclipses. ¿Cuándo se producirá el eclipse de Luna que corresponde, como mínimo, a cada una de esas temporadas? Lamentablemente ya se produjo, el sábado 11 de febrero pasado. Para quienes no se hayan enterado, valga como consuelo que fue un eclipse penumbral de Luna, durante el cual sólo se puede apreciar una disminución de su brillo y no el clásico “mordisco” que la sombra de la Tierra le propina en los eclipses parciales o totales. Y para ser sinceros, además, la noche estuvo cubierta y lluviosa.
La cuestión entonces es prepararse para apreciar el eclipse solar del 26 de febrero. Aquellos que quieran contemplarlo en toda su potencial belleza podrían desplazarse a Chubut, a la zona del Lago Musters, por ejemplo. Más sencillo aun, por la ruta nacional 3, unos 100 kilómetros al norte de Comodoro Rivadavia. Sería un verdadero viaje de turismo astronómico.