Usan la tierra como fuente de calor
Un grupo de investigadores en el que participan ingenieros civiles y arquitectos de la Universidad Nacional de Córdoba estudia cómo aprovechar el calor del suelo para aclimatar viviendas. A través de un sistema de cañerías incrustadas unos pocos metros debajo de la tierra, logran obtener una temperatura ambiente confortable (18 grados) durante todo el año. El método, que funciona por intercambio de aire, ya se probó en dos viviendas de Córdoba, con muy buenos resultados. Además prevén testearlo también en un edificio de Ciudad Universitaria. Una alternativa natural de acondicionamiento térmico, que asegura un importante ahorro de energía, a muy bajo costo. [11.08.2016]
Prosecretaría de Comunicación Institucional – UNC
candela.ahumada@unc.edu.ar
Aprovechar el calor acumulado debajo del suelo como resultado de la radiación solar, para usarlo como condicionante térmico de viviendas. Ese es el objetivo que persigue la línea de investigación que desarrolla, desde hace años, un equipo de profesionales de la Universidad Nacional de Córdoba integrado por ingenieros civiles y arquitectos.
Los estudios se sustentan en el siguiente principio: en todo el mundo, la temperatura media anual que existe en las capas superficiales de la tierra (cuatro metros aproximadamente por debajo de la superficie) es similar a la temperatura media anual de esa latitud. “En Córdoba, por ejemplo, la temperatura promedio anual es de alrededor de 18 grados, es decir, que si se perfora el suelo, registraremos ese valor a una profundidad de cuatro a cinco metros. La temperatura aumenta levemente a medida que descendemos. Esto ocurre con independencia de las condiciones climáticas externas”, explica Franco Francisca, ingeniero integrante del grupo de investigación y docente de la Facultad de Ciencias Exactas, Físicas y Naturales de la UNC.
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- Dos viviendas en Córdoba ya usan este sistema
- Eficiencia energética en la construcción
A partir de este principio, los especialistas universitarios trabajan con un sistema conocido en el mundo como “geotermia superficial o de baja entalpía”, que consiste en la instalación de cañerías o tubos colocados en excavaciones de escasa profundidad, para que funcionen como intercambiadores de calor. ¿Cómo? Ayudado por un pequeño ventilador eléctrico, se hace ingresar por el conducto el aire proveniente del exterior de la vivienda que, al circular por debajo de la tierra, “copia” la temperatura existente a esa profundidad, y la devuelve nuevamente al hogar, acondicionando así el ambiente.
Francisca señala que, básicamente, lo que ocurre es un intercambio de calor a través del sistema suelo-tubería -aire. “Si en invierno hago ingresar aire a dos grados, o en verano a 40, voy a obtener siempre el fluido a una misma temperatura, de aproximadamente 18 grados a la salida”, grafica. De este modo, el método resulta útil tanto para calefaccionar ambientes en invierno, como para refrigerarlos durante el verano. La única condición es lograr un diseño con la longitud y profundidad adecuadas de enterramiento de la tubería.
Los beneficios de la geotermia ya fueron comprobados en dos casas acondicionadas con esta tecnología en Córdoba: una, ubicada en un barrio de la ciudad, y la otra, en la localidad serrana de Mayu Sumaj, en el Valle de Punilla (ver Dos viviendas en Córdoba ya usan este sistema).
El sistema sirve de apoyo a las modalidades de calefacción-refrigeración convencionales (calefactores, radiadores, losa radiante o aires acondicionados), y ayuda a realizar un uso eficiente de la energía, reduciendo fuertemente su consumo. Así, colabora también con el cuidado del medioambiente. “Es desproporcionado el consumo de energía que demandan los equipos usados habitualmente para calentar o enfriar ambientes, e ínfimo con esta técnica. La eficiencia, en estos casos, se mide por el ahorro energético”, subraya.
Una planta piloto en Ciudad Universitaria
Pese a las ventajas que ofrece este tipo de tecnología, su uso en Argentina y Córdoba es muy escaso. En algunos países de Europa, y en Estados Unidos y Japón, este método está ampliamente difundido, aunque en estos casos, en vez de aire, el fluido que se utiliza generalmente es agua. Además, requiere de una bomba eléctrica para forzar la circulación del líquido, cuyo costo resultaría extremadamente alto en el país.
Un edificio de Ciudad Universitaria podría convertirse en uno de los pocos espacios de Córdoba donde se instale este sistema. En efecto, los especialistas proyectan implementarlo en las instalaciones que el gremio Adiuc (Asociación de Docentes e Investigadores Universitarios de Córdoba) posee actualmente en el campus universitario. De acuerdo a Francisca, en una zona del terreno anexa al inmueble gremial se prevén llevar a cabo perforaciones de unos 14 metros de profundidad, y colocar allí caños de PVC en posición vertical (de 110 milímetros de diámetro), que conectarán con el edificio.
Otro de los proyectos que están estudiando actualmente es la colocación de una sonda electrónica, posiblemente en el predio de la UNC, con el objetivo de medir la temperatura del suelo de Córdoba durante períodos prolongados. En opinión del arquitecto e integrante del grupo de investigación, José Luis Pilatti, el aparato aportará información clave sobre los parámetros locales de temperatura de la tierra, sobre la cual “no existen mediciones”, asegura. Además, permitirá, en el futuro, mejorar el diseño del sistema.
Puntualmente, los ingenieros Francisca y Carro Pérez llevaron a cabo un proyecto de investigación sobre sistemas de energía geotérmica en 2015, en colaboración con investigadores australianos.
Además de esta línea, el grupo estudia también otras temáticas vinculadas a contaminantes en el suelo y geotecnia ambiental, con diferentes financiamientos otorgados por Secyt UNC (Secretaría de Ciencia y Tecnología), Conicet (Concejo Nacional de Investigaciones Científicas y Técnicas) y la Agencia Nacional de Promoción Científica y Tecnológica.
Dos viviendas en Córdoba ya usan este sistema
En el caso de Mayu Sumaj, se aprovechó el desnivel natural del terreno para colocar cuatro caños de PVC (110 mm de diámetro) a tres metros de profundidad, sin necesidad de tener que realizar excavaciones. Luego se rellenó el sitio con el fin de nivelar el terreno.
Los tubos se colocaron con una pequeña pendiente a fin de que, si hubiera condensaciones en algún momento, el agua drene y escurra naturalmente, previniendo así la formación de humedades. Dos de los caños conectan con un comedor diario, y los dos restantes con una habitación cada uno. En el exterior de la vivienda se colocó un gabinete dentro del cual se encuentra el ventilador impulsor de aire.
El arquitecto y miembro del grupo de investigación de la UNC, José Luis Pilatti, asegura que los habitantes de la casa cuentan con un aporte de aire aproximado de 20 grados en esos ambientes. De acuerdo a las mediciones realizadas por el profesional, esa temperatura se mantiene estable durante todo el año, aunque puede variar ligeramente de acuerdo a la zona. Actualmente, están avanzando en el registro de la temperatura del suelo a distintas profundidades en la ciudad de Córdoba, para dimensionar instalaciones con mayor precisión.
Pilatti destaca que una de las ventajas de este método reside en su sencillez. “Simplemente, se trata de aportar aire a la temperatura del suelo, ideal en las tardes de verano o en las frías noches invernales”, apunta. Además, cuenta con un reloj que permite activar o desactivar el sistema cuando sea oportuno, según la temperatura exterior.
También se instaló el sistema en una casa ubicada en barrio Santa Isabel (Quinta de Nores) del sur de la ciudad de Córdoba, donde se decidió construir un sótano. Aprovechando la excavación de cuatro metros de profundidad que requería la obra, debajo del piso de la bodega se enterró la tubería. “Los dueños están muy conformes con el resultado, en invierno obtienen aire templado y, durante el verano, fresco”, comenta.
El costo de inversión fue muy bajo, e incluyó los caños de PVC y un sencillo extractor de pared, cuyo requisito es que su velocidad sea regulable.
Como antecedente de este sistema, Pilatti cita los sótanos que solían construir los inmigrantes italianos para conservar vinos, quesos, fiambres y otros productos. “En una época en la que no existían heladeras, estos depósitos subterráneos constituían una solución efectiva. Ese es el fundamento histórico que le da pie al trabajo que desarrollamos actualmente: tomar la temperatura de la tierra para usarla como acondicionador térmico de las viviendas”, concluye.
Eficiencia energética en la construcción
Prosecretaría de Comunicación Institucional – UNC
ariel.orazzi@unc.edu.ar
Como contrapartida, la pregunta que suple a todas las anteriores es: ¿dónde van los calefactores y dónde el aire acondicionado? A lo sumo, aparecen formulaciones de tipo económicas: ¿qué conviene más: calefactor o un aire acondicionado frío/calor?
¿Por qué es importante, legítimo y necesario preguntarse por el consumo energético de los proyectos habitacionales?
UNCiencia diálogo con José Luis Pilatti, profesor adjunto de Introducción a la Tecnología B de la Facultad de Arquitectura, Urbanismo y Diseño de la UNC sobre los aspectos que se deben tener en cuenta al momento de diseñar, evaluar y/o exigir condiciones en relación a un proyecto habitacional.
Fecha de publicación: 11 agosto, 2016