Neurociencias aplicadas a la enseñanza en el aula
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La neurofisiología entiende que los procesos de aprendizaje y de memoria están relacionados con la fuerza con que se conectan las neuronas. “Cada vez que aprendemos algo, una o más neuronas se conectan mediante la sinapsis. Mientras dure esa conexión, la memoria permanecerá en nuestro cerebro”, explica Fabricio Ballarini, doctor en Biología de la Universidad de Buenos Aires (UBA) e investigador del Conicet.
Nuestros recuerdos pueden durar muchos años, inclusive toda la vida; o desaparecer a las pocas horas. ¿De qué depende? Si bien es un interrogante de larga data, hay hipótesis comprobadas. El equipo de investigación que integra Ballarini –en el Laboratorio de Memoria del Instituto de Biología Celular y Neurociencia de la UBA-Conicet– descubrió que la clave para que un recuerdo perdure y se convierta en memoria de largo plazo es la síntesis de proteínas.
“Para consolidar un recuerdo –explica este investigador– es necesaria la síntesis de proteínas en las neuronas del cerebro que específicamente se encargan de procesar la memoria. Esos recuerdos son los que más van a perdurar. Las memorias de corto término, en cambio, no gatillan la síntesis de esas proteínas”.
El factor sorpresa
Un evento sorpresivo puede ayudar a fijar un recuerdo y convertirlo en memoria de larga duración. El fenómeno es conocido desde hace bastante tiempo, pero Ballarini y su equipo describieron sus bases científicas. “Estudiamos cómo eventos novedosos o inesperados generan la síntesis de proteínas y ayudan a consolidar recuerdos cercanos temporalmente –previos y posteriores– que de otra manera se habrían olvidado. Pero antes de las neurociencias, no sabíamos cómo se formaban los recuerdos”, apunta.
Ejemplos concretos de cómo el factor sorpresa influye en la generación de memoria pueden verse en este video de Ballarini, quien además posee un espacio de divulgación en Radio Vorterix de Buenos Aires. Aquí puede verse un experimento que realizó con los oyentes.
Neurociencias en el cole
A pesar de sus escasos 35 años, este científico tiene una amplia experiencia en ámbitos como la divulgación y las actividades de extensión dirigidas a la capacitación de docentes y estudiantes, siempre en base a las neurociencias.
“Generamos una estrategia educativa con base neurocientífica, replicada con más de 5000 alumnos. Los sorprendemos una hora antes o después del dictado de un contenido que se pretende consolidar, porque no solo se trata de guardar la información que estamos transmitiendo, sino también de las situaciones cercanas asociadas”, comenta.
De esta forma, no solo se realiza un aporte para una mejor y más atractiva enseñanza a los niños, sino que se incorporan nuevas herramientas para los docentes. “Saber sobre el cerebro nos permite comprender mejor la conducta de los alumnos y la nuestra como educadores, y a partir de ese conocimiento actuar en consecuencia. Esto se puede traducir en nuevos formatos de clases, cambios de horarios o nuevos contenidos”, señala.
“El conocimiento científico es muy importante en distintos ámbitos. La ciencia puede cambiar muchas cosas. Fundamentalmente, nos brinda la posibilidad de ser más libres”, sintetiza.
Fecha de publicación: 13 mayo, 2015