El protector solar ideal tampoco existe
Por Natalia Pacioni y Liliana Jimenez | Investigadoras Asistente de Conicet en el Instituto de Investigaciones en Físico-Química de Córdoba (INFIQC).
¿Qué sucede si en un día de lluvia salimos con un paraguas y para que este no se moje o dañe, abrimos otro y lo colocamos por encima? Curiosamente, aunque parezca ridículo, esta metodología la empleamos cada vez que nos colocamos un protector solar, cualquiera sea el factor de protección (FPS) y la empresa que lo realice. Esta graciosa comparación la expresó un reconocido investigador suizo, el Dr. H. H. Gozenbech, químico especialista en el estudio de la interacción de la radiación solar con nuestro organismo.
Cada verano nos recomiendan el uso de protectores solares para defendernos de los rayos del sol, evitando así quemaduras en la epidermis y reduciendo el riesgo de contraer, principalmente, cáncer de piel. Sin embargo, más allá de las recomendaciones médicas acerca de los daños que puede producir en la piel una sobredosis de luz solar, las estadísticas realizadas en los últimos años muestran un incremento de casos de cáncer y otras dolencias menos comunes como la Xerodermia Pigmentosa, una enfermedad hereditaria de la piel.
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Esta entrada no tiene categorías.Fecha de publicación: 31 diciembre, 2014