Encuentran en cerdos una alta prevalencia de anticuerpos de hepatitis E
En el Instituto de Virología José Vanella (UNC) detectaron que 80% de estos animales estuvieron en contacto alguna vez con el virus. Sin embargo, las muestras de carne y chacinados dieron negativas. Por qué es importante vigilar de cerca este agente patógeno. (29-02-2024)
Por Natalia Lazzarini
Redacción UNCiencia
Unidad Central de Comunicación Institucional – UNC
Un grupo de investigación del Instituto de Virología José Vanella de la Facultad de Ciencias Médicas de la Universidad Nacional de Córdoba (UNC) detectó una alta prevalencia de anticuerpos del virus de la hepatitis E en cerdos de esta provincia.
El estudio encontró que 80% de animales adultos que se encuentran en granjas estuvo alguna vez en contacto con este agente infeccioso.
Aunque las muestras de carne y chacinados dieron negativas, las investigadoras recomendaron aumentar la vigilancia en las personas que trabajan con cerdos. Si bien la hepatitis aguda no tiene un tratamiento específico, llegar a un diagnóstico diferencial (saber qué tipo de virus causó la enfermedad) es clave para el seguimiento del paciente.
También es importante distinguirlo para controlar la evolución de los casos crónicos y en las personas inmunocomprometidas. En este último grupo de riesgo, una infección por hepatitis E puede generar enfermedad crónica o un cuadro agudo más severo.
“En los animales adultos que no van a faena, encontramos una alta prevalencia de anticuerpos en las muestras de suero. Fueron madres reproductoras, en las que detectamos un 80% de positividad”, explicó Guadalupe Di Cola, investigadora y autora de la tesis que dio origen al estudio.
Que tengan alta prevalencia de anticuerpos no significa que estos animales estén infectados. Quiere decir que alguna vez estuvieron en contacto con el virus.
Las muestras de animales fueron conseguidas a través de un convenio de colaboración con la Facultad de Agronomía y Veterinaria de la Universidad Nacional de Río Cuarto. También se estudiaron cerdos de distintas edades, provenientes de una granja de la provincia.
“Hallamos el virus en la materia fecal de los animales más jóvenes. A los tres meses, las muestras analizadas resultaban negativas. Una hipótesis es que los animales adquieren la infección al inicio, generan anticuerpos y quedan protegidos”, agregó Viviana Ré, vicedirectora del Instituto y responsable del Laboratorio de Hepatitis Virales.
Afortunadamente, no se encontró el virus en la carne de consumo humano ni tampoco en chacinados. Esto no quiere decir que el virus de la hepatitis E esté 100% descartado, ya que las muestras de salame se obtuvieron de los productos comercializados en cadenas de supermercados, donde son más estrictos los controles de calidad.
No se estudiaron muestras de puestos caseros de elaboración familiar.
Por qué estudiar este virus
La hepatitis E fue descubierta en 1983, cuando el médico Mikhail Balayan investigaba un brote entre soldados soviéticos en Afganistán. Ya se habían descartado los virus A y B. El paso siguiente fue descubrir qué tipo de virus había provocado semejante aumento de casos.
Más tarde se comenzaron a investigar las distintas cepas (o tipos de virus) y se realizaron estudios filogenéticos para descubrir particularidades según las distintas zonas geográficas.
Así, se pudieron establecer dos patrones epidemiológicos. El primero está relacionado con los genotipos HEV-1 y HEV-2, que infectan únicamente a personas y se transmiten principalmente por la vía fecal-oral, a través de aguas contaminadas. Estos genotipos circulan en Asia, Medio Oriente, África del Norte y algunas partes de América. Pueden desencadenar grandes brotes y afectar a personas gestantes.
El segundo patrón está relacionado con los genotipos HEV-3 y HEV-4, más comunes en nuestro continente. Por el momento, sólo se ha identificado en Córdoba el primero (conocido como genotipo 3), que se considera zoonótico, porque pueden participar animales en la cadena de transmisión. Una persona también se puede infectar a través de otra, con aguas contaminadas y por la ingesta de carnes crudas o poco cocidas.
Los mariscos, las frutas y las verduras también han sido implicadas en la transmisión viral, probablemente debido a la contaminación de los cursos de agua con materia fecal proveniente de animales infectados, que se utilizan para el riego o como fertilizante de los cultivos.
“Cuando estudiamos la estructura genética de los virus y las relaciones filogenéticas en nuestra región, encontramos la misma cepa, tanto en humanos como en cerdos y en aguas residuales. Esto quiere decir que el mismo virus podría transmitirse a través de distintas fuentes”, explicó Maribel Martínez Wassaf, investigadora de Lace Laboratorios, institución privada que colaboró en el análisis.
Por su parte, María Belén Pisano, integrante del equipo, informó que son varios los animales que pueden intervenir, como ciervos, jabalíes, pecaríes, conejos y ratas, según estudios de otras provincias y países. “En algunos casos se aisló el virus en nuevas especies animales. No sabemos por el momento cuál es su función en el ciclo de trasmisión”.
En breve, las investigadoras publicarán un nuevo estudio con análisis de muestras de aguas residuales en el que comprueban que el virus circula todo el año. Que no es estacional.
Microorganismo bajo el radar
Tener este virus bajo la lupa permite llegar a un diagnóstico diferencial. Se estima que en Córdoba el 4% de la población se infectó alguna vez, aunque esa proporción aumenta en personas que trabajan con cerdos. En estos grupos, la prevalencia puede alcanzar el 20%, según estudios internacionales, explicó Martínez Wassaf.
Muchos casos pueden ser asintomáticos o pasar desapercibidos, ya que no todos los agentes de salud sospechan de hepatitis E. Las especialistas recomiendan a los médicos no descartar este virus, en especial, cuando los pacientes trabajan con cerdos o tienen contacto cercano con ellos.
El Laboratorio Central de Córdoba –en el sector público– y el Laboratorio Lace –en el privado– realizan el diagnóstico de casos agudos en los que ya se descartó hepatitis A y B mediante la detección de anticuerpos (IgM anti- HEV). Luego, en el Instituto Vanella, se realiza el estudio molecular.
Las investigadoras aseguran que es necesario continuar con la vigilancia para anticiparse a brotes o al ingreso de cepas diferentes desde otras partes del mundo, que puedan llegar a tener un mayor impacto en el sistema de salud.
“Este es un virus interesante de investigar, por el salto de especie. Ya se sabe que infecta a humanos y a un gran rango de animales. La pregunta es si en algún momento mutará o si se volverá más patógeno como sucedió con el Sars-Cov-2”, finalizó Ré.
El equipo
Nombre del estudio. “Alta circulación de la hepatitis E en cerdos de la región central de Argentina, sin evidencia del virus en la carne de estos animales y sus derivados”.
Publicación. Fue publicado en la revista científica Research in Veterinary Science.
Instituciones participantes. Instituto de Virología “Dr. J.M. Vanella”, Facultad de Ciencias Médicas, Universidad Nacional Córdoba; Lace Laboratorios; Facultad de Agronomía y Veterinaria, Universidad Nacional de Río Cuarto; Laboratorio de Salud Animal, Río Cuarto.
Integrantes. Guadalupe Di Cola, Gabriel Di Cola, Anabella Fantilli, Vanesa Mamani, Pablo Tamiozzo, Maribel Martínez Wassaf, Silvia Viviana Nates, Viviana E. Ré y María Belén Pisano.
Fecha de publicación: 29 febrero, 2024