Una vida cronometrada por ritmos y relojes biológicos

Muchas veces se alude al reloj biológico de las mujeres en referencia a un rango de edad óptimo para la maternidad, pero el organismo humano, tanto masculino como femenino, no posee un único reloj biológico. Tiene varios y con diversas funciones, varias de ellas más esenciales que sólo marcar los tiempos de la fertilidad. [03.09.2014]

Por Mariana Mendoza
Colaboradora UNCiencia
Laboratorio de Hemoderivados – UNC
mariana.mendoza@unc.edu.ar

Algunos rigen los ritmos fisiológicos de nuestros órganos, mientras que otros regulan la producción de enzimas, hormonas o proteínas en las células. Inciden en los más variados ámbitos y aspectos de la vida cotidiana: el descanso, la vigilia, la alimentación y el rendimiento físico e intelectual, por citar sólo algunos.

Existen relojes y ritmos biológicos sustentados en éstos, pero no solo en la especie humana. Es un fenómeno ampliamente distribuido en la naturaleza y estudiado en plantas, insectos y aves, desde los griegos a esta parte de la historia.

Como todo reloj, es necesario ponerlo en hora y para eso nada mejor que la luz. ¿Por qué? Los experimentos desarrollados desde el siglo XVIII en adelante –incluso en humanos– permitieron establecer que los relojes biológicos que conforman un sistema denominado circadiano, poseen un periodo cercano, pero no exacto, a las 24 horas, el cual se adapta a las variaciones de luz natural y la oscuridad, y se pone en hora con las señales del medio ambiente (luz, temperatura, comida, etcétera).

Sin embargo, los relojes y ritmos biológicos también son influenciados por las condiciones artificiales y cambiantes de la vida moderna. El famoso jet lag o trastorno del sueño por cambios del uso horario –tan frecuente en quienes realizan largos viajes en avión–, se debe a una desincronización interna de los relojes y ritmos, y se manifiesta también a través de la falta de apetito, problemas digestivos  y somnolencia.

Las consecuencias de esta desincronización en la salud de las personas no es sólo potestad de quienes realizan grandes traslados: también afecta a los trabajadores con horarios nocturnos o rotativos, expuestos a la luz artificial en horarios donde deberían estar descansando.

Como ocurre a menudo, los científicos han sabido encontrar más interrogantes allí donde ya habían obtenido algunas respuestas. Ello los llevó a preguntarse y estudiar cómo ponen en hora sus relojes biológicos las personas con cegueras relacionadas a daños en la retina. Pues bien, el ojo humano posee varios tipos de células distribuidos en capas dentro de su retina. Algunas perciben la imagen –denominadas conos y bastones– pero otras sólo detectan luz. Este último es el caso de las células ganglionares de la retina.

Son estas las que le permiten, en muchos casos, a una persona ciega –que no puede visualizar imágenes– detectar luz, enviar una señal al cerebro, y así poner en hora su reloj biológico, regular el reflejo pupilar, e incluso inhibir la producción de melatonina, también denominada hormona del sueño, durante el día.

Este y otros aspectos relacionados con el impacto de la luz sobre los relojes y ritmos biológicos, es sólo una de las aristas que aborda un área de conocimientos denominada Fotobiología, abocada al estudio del efecto de la luz sobre la vida y sus aplicaciones.

Congreso de Fotobiología
Del 8 al 12 de septiembre se desarrollará en la Universidad Nacional de Córdoba el 16º Congreso Internacional de Fotobiología.
El encuentro contará con la participación de alrededor de 500 expertos de 39 diferentes países, quienes están abocados al estudio del impacto de la luz en distintos aspectos de la vida, las enfermedades, la salud, las plantas, los relojes biológicos, las terapias contra el cáncer, por citar sólo algunos de los múltiples ejemplos.
Más información en el sitio web www.photobiology2014.com.ar