Las desventajas de la mujer cordobesa en el mundo del trabajo

La investigación fue llevada a cabo por Leticia Echavarri, Javier Moreira Slepoy y Carlos La Serna, investigadores del Instituto de Investigación y Formación en Administración Pública (IIFAP) de la UNC. El trabajo ha sido elaborado en base a entrevistas efectuadas a agentes claves de 8 Municipios de la Provincia de Córdoba: Bell Ville, Río Cuarto, San Francisco, Cruz del Eje, Unquillo, Jesús María, Laboulaye y Villa María. En el mismo se presentan una serie de reflexiones encaminadas a comprender los dispositivos bajo los cuales las fuertes inequidades vividas por las mujeres al interior del mundo del trabajo se refuerzan y reproducen en el espacio local.

La igualdad como argumento

La investigación explica que el argumento de que varones y mujeres son iguales puede invisibilizar las trabas que sufren las mujeres en sus trayectorias laborales. “Desde el derecho liberal se piensa en una igualdad formal, impulsada desde los albores de la revolución democrática bajo el lema `todos somos iguales ante la ley´. Bajo esta concepción, que se escuda en criterios de supuesta objetividad y neutralidad, se imposibilita visualizar como se perpetúan pasadas y presentes discriminaciones”, explican los autores de la investigación y agregan: “en el uso de criterios meritocráticos, que tienen base en el criterio de igualdad formal, se esconden las trabas que sufren las mujeres en sus trayectorias laborales relacionadas, entre otros aspectos, al trabajo reproductivo que se les ha asignado en exclusividad en la división sexual del trabajo. Es que cuando hablamos de discriminación de las mujeres y de la consecuente necesidad de la implementación de medidas de tipo afirmativas, referimos a la posibilidad de terminar con la subordinación de las mujeres en cuanto a grupo. En la definición de igualdad, en este caso, se imposibilita visualizar como se perpetúan pasadas y presentes discriminaciones”.

Para los autores de la investigación fue peculiarmente significativo, que los mismos entrevistados que celebran la igualdad existente entre hombres y mujeres (rechazando de pleno la utilización de medidas especiales que den espacio a las mujeres) reconocen al tiempo, la carga del trabajo reproductivo que pesa casi exclusivamente en las mujeres.

Casos aislados

Algunos de los entrevistados en el trabajo sostienen dichos como “en realidad, la mujer está ocupando un lugar bastante protagónico ¿no?, nuestra intendenta es una mujer…”. Al respecto, los investigadores explican que este recurso de sostener que hombres y mujeres ocupan iguales posiciones mediante la ilustración de un caso concreto del cual se tiene conocimiento, es engañosa. “El entrevistado pasa por alto el dato que según un estudio efectuado en 16 países de la región, de un total de casi 16 mil municipios, las mujeres representan solo el 5 por ciento de sus intendentes o alcaldes. Como así también, que la proporción promedio de América Latina en general, y de cada uno los países en particular, poco ha variado desde la década de los 80´. Tampoco ha variado el patrón territorial de ubicación de las intendentas, casi la mayoría en municipios rurales y pequeñas ciudades”, afirma de la Serna.

Primero, el trabajo reproductivo

La investigación señala que las medidas tendientes a facilitar la articulación por parte de las mujeres de sus roles productivos y reproductivos parecerían contar con un alto grado de consenso por parte de los agentes municipales. Por su parte, la promoción de medidas tendientes a modificar la división sexual del trabajo imperante, y en este sentido remover las relaciones de poder establecidas, serían rechazadas casi de plano. Los autores afirman que la percepción dominante es que la mujer “puede” salir a efectuar trabajo productivo, siempre que siga efectuando correctamente su original trabajo reproductivo en el que asienta el sistema de dominación patriarcal.

La mujer como agente en el combate de la pobreza

En primer lugar, los autores señalan una indistinción entre los conceptos de género y sexo: trabajar en los programas de empleo desde una perspectiva de género, es simplemente que un número importante de mujeres ingrese a los programas.

“Además, las políticas de empleo y género no se orientarían a acciones tendientes a revertir las inequidades que padecen las mujeres en el mercado de trabajo en términos de sujetos de derecho. A cambio, tomarían la forma de políticas tendientes a facilitar el acceso al mercado laboral por parte de una cierta categoría de mujeres (pobres y con hijos a cargo), bajo la visión dominante del complemento a los ingresos familiares como modalidad de combatir la pobreza”, señala La Serna.

Por otra parte, según se señala en el trabajo, muchas de las actividades promovidas desde los programas tienden a ser extensiones de las actividades reproductivas adscriptas históricamente a las mujeres. En tal sentido, los diferentes programas adquieren el carácter de dispositivos estatales que refuerzan la división sexual del trabajo, como se refleja en uno de los testimonios de la investigación: “Y empleos… mucho servicio doméstico… por una cuestión de género se introdujo mucho la capacitación de las mujeres, en la responsabilidad de la crianza de los hijos, en darle la cuestión del cuidado a un niño, en el tema cocina, se trabajó bastante bien y se articuló bastante bien…”.

Lo trascripto lleva a los autores a entender que se hace necesaria una revisión crítica desde una perspectiva de género de los programas estatales de empleo en general y en particular de los orientados a la economía social. Este conjunto de dispositivos estatales, posibilitaría el ingreso de las mujeres al mundo productivo, muchas de las veces en condiciones de precariedad y en actividades que se constituyen en meras extensiones de las actividades reproductivas, promoviendo además situaciones por las que se hace del hogar el lugar de trabajo; en donde la inserción laboral que se logra, corre el riesgo de devenir una tarea más de la actividad reproductiva de la mujer. Por lo demás, los autores señalan que esta problemática debe enmarcarse, en una discusión acerca de la lógica subyacente en las políticas dirigidas a transformar la situación de los hogares pobres.

“Vale insistir. Las situaciones planteadas por los entrevistados, llevan a evocar formas de producción pre capitalistas, aquellas del trabajo a domicilio que daban participación en la actividad productiva a la mujer como agregado a sus responsabilidades domésticas. Es necesario visualizar que este hecho no es casual, ni `natural´, advirtiendo las condiciones de trabajo que los mencionados programas generan para el caso de la mujer. Ello comporta sin duda interrogarse acerca, por ejemplo, de los derechos al espacio relacional y público de la mujer cuando el trabajo así promovido agudiza la reclusión en el hogar. El objetivo de la lucha contra la pobreza, debe encuadrarse y articularse con las aspiraciones que comportan los derechos de género”, señala La Serna.

Los gobiernos y el mundo del trabajo

“En general, las políticas en el campo del trabajo han contemplado la dimensión de género de manera, se podría decir, implícita. Por ejemplo, a través de los programas de capacitación del Ministerio de Trabajo se ha procurado incorporar mujeres en actividades tradicionalmente masculinas, tales la construcción y la metalurgia. Los agentes entrevistados de la Gerencia de Empleo mencionan que los actores sectoriales empiezan a pensar la inclusión de mujeres en las capacitaciones y bolsas de trabajo de estas actividades `masculinas´. Así, en el Plan Manos a la Obra, por ejemplo, la incorporación de mujeres se presenta como obligación para las Municipalidades en su implementación. Sin embargo, esto no está exento de resistencias”, explica La Serna.

El trabajo señala que en general se da una marcada ausencia de ordenanzas municipales que aborden la relación mujer y mundo del trabajo, resaltando de este modo, la ajenidad bajo la cual los agentes que encarnan las prácticas estatales locales perciben los derechos humanos de las mujeres en general, y la cuestión trabajo y género en particular. Los datos relevados en el trabajo de campo, dan cuenta del largo camino que falta aún por recorrer para pensar en Municipios que se sientan obligados a dar cumplimiento a la normativa de derechos humanos internacional que ha sido incorporada en la Constitución Nacional.

La pirámide laboral de género

La situación laboral de las mujeres en la actualidad, en el ámbito de los municipios puede quedar ilustrada de la siguiente forma, según esta investigación: los puestos jerárquicos son ocupados predominantemente por hombres; los puestos medios distribuidos equitativamente entre hombres y mujeres y los puestos más bajos en la jerarquía serían predominantemente ocupados por mujeres.

La investigación completa será publicada próximamente por la Editorial CICCUS.

Por Eliana Piemonte | epiemonte@comunicacion.unc.edu.ar