El delito se duplica por cada punto de aumento de exclusión social

Lejos de recetas generalizadas, el delito parece tener su propio "perfil" y un carácter básicamente regional de acuerdo a cada provincia. Es, principalmente, un problema complejo atravesado por múltiples causas (económicas, sociales, institucionales y otras), que tienen una significación y un peso relativo diferente de acuerdo a la jurisdicción considerara.

Así, los mismos paliativos aplicados pueden generar efectos muy desiguales en cada región del país, obligando a conocer el fenómeno en profundidad al momento de tomar alguna medida para combatirlo.

Éstos son parte de los resultados a los que llegó un estudio llevado a cabo por un equipo del Instituto de Economía y Finanzas (IEF) de la Facultad de Ciencias Económicas de la UNC, que investigó el comportamiento de los delitos contra la propiedad (robos, hurtos, tentativas de robo y hurto, entre otros) en el país durante el período 1990-2007, en base a datos del Registro Nacional de la Reincidencia y Estadística Criminal, y de la Dirección Nacional de Política Criminal. "Se encontraron fuertes disparidades regionales, las mismas variables actúan de manera diferente en las distintas provincias; por eso hay que conocer bien cuáles son las características de cada zona", asegura Graziela Juárez Jerez, directora del proyecto e investigadora del IEF.

A escala menor, se confirmó la misma tendencia: de manera similar a los resultados nacionales, al analizar la tasa de delitos a nivel provincial se observó una fuerte disparidad por departamento.

El estudio también halló que la movilidad jurisdiccional de este indicador es baja: cada provincia registra un índice de delincuencia que no varía demasiado en el tiempo, registrando altos porcentajes de permanencia regional en determinado rango (alto, medio o bajo). Basándose en análisis econométricos, la especialista señala que esta estabilidad del coeficiente se debe a la existencia de un componente estructural y fijo de la tasa de delitos (en el que influyen factores económicos, culturales y sociales, entre otros), el cual trasciende las acciones de tipo coyuntural que se puedan tomar para enfrentarlo (por ejemplo, políticas que actúen sobre variables institucionales que hacen a la eficiencia policial, judicial y carcelaria, entre muchas otras) y que afectarían principalmente la componente temporal de dicha tasa. "El índice delictivo responde a estas medidas hasta un cierto punto -remarca-; hay una base dada que se mantiene inamovible". Y en ese sentido agrega: "Bajar la edad de imputabilidad de los menores, establecer penas y sentencias más severas profundizando ‘la mano dura’ afecta principalmente el aspecto temporal; por lo que se impone atacar los problemas estructurales".

De este modo, las conclusiones obtenidas revelan la insuficiencia de la Teoría Económica de la Disuasión, la cual explica esta problemática exclusivamente en base a la relación-costo beneficio para el delincuente. El postulado refutado sería el siguiente: aumentado la probabilidad de arresto, sentencia y condena se elevan los costos para el delincuente y, consecuentemente, disminuyen los niveles delictivos. Un razonamiento que no soporta el contraste con la realidad, de acuerdo a lo comprobado en la investigación.

Relación desempleo-delito

La tradicional asociación que suele hacerse entre pobreza y delincuencia pierde sustento ante los resultados obtenidos. Si esa asociación fuera cierta, las provincias con mejor performance económica y social deberían presentar las menores tasas delictivas, algo que no siempre ocurre en la realidad. "Las jurisdicciones más pobres y carenciadas no necesariamente fueron las que arrojaron mayores índices de delitos, y viceversa", apunta Juárez Jerez.

En este sentido, el trabajo también relativiza que el desempleo -considerado por muchos estudios como causal del delito- tenga un impacto directo positivo en esta problemática. Así, provincias como Tierra del Fuego, Mendoza y Neuquén, que registran los más altos niveles de crecimiento delictivo, simultáneamente presentan valores de desempleo por debajo de la media del país (1,2%). (Ver gráficos).

Esto lleva a la economista a afirmar que la desocupación debe interpretarse como una variable más al intentar explicar la delincuencia, pero la clave al momento de buscar sus causas es la exclusión social, "un fenómeno multidimensional en el que confluyen múltiples factores", destaca.

El peso de su importancia como desencadenante del delito queda evidenciado en las cifras: en Argentina, un incremento del 1% en la exclusión social aumenta la probabilidad de que el delito crezca en un 2%. En otras palabras, una pequeña suba en la cantidad de hogares que

quedan fuera del sistema social produce una crecida del doble en la tasa de delitos.

Cuadratín G3  OTROS RESULTADOS   

– Un aumento de la tasa de desempleo, incidencia de la pobreza y desigualdad del ingreso, elevan la probabilidad de que el delito crezca.

– Una variación positiva del producto bruto geográfico disminuye la probabilidad de que suba el delito.

– Un aumento del 1% en la tasa de desempleo incrementa entre un 0.56% y un 0.62% la probabilidad de que el delito aumente en una jurisdicción.

– Una suba del 1% en desmejorar el coeficiente de distribución del ingreso incrementa la probabilidad de que el delito crezca entre 2,2% y 2,5%.

– Un aumento del 1% en el producto bruto geográfico, disminuye la probabilidad de que el delito trepe en un 2,8%.

 
Cuadratín G3  DELITO, UN MODELO EXPLICATIVO   

Los resultados obtenidos en la investigación fueron confirmados a través de la simulación de un modelo institucional alternativo desarrollado en el estudio, con el objetivo de comprender cómo se comporta el delito.

Para ello, el modelo propone un abordaje integral y considera factores individuales (personalidad, sexo, edad), grupales (características del propio grupo y de otros), intersubjetivos (relación del individuo con el entorno), regionales (instituciones y redes sociales) y nacionales (aspectos jurídicos, culturales, sociológicos y de política pública).

Tras ser aplicado a provincias seleccionadas se verificó que:

-Se ratifica la componente estructural del delito que hace a las características propias de cada región.

-Las estrategias destinadas a combatir el delito deben ser amplias e incluir diversos tipos de instrumentos.

-Los modelos que plantean mayores sanciones y aumento en la eficiencia policial y judicial son complementarios y no excluyentes de los que consideran los problemas sociales como causas del delito. Las políticas de prevención deben incluir a ambos.

 
Cuadratín G3  EL ESTUDIO   

– Título del proyecto: "El delito dentro de un marco interdisciplinario. Causas, relaciones y acciones posibles". Facultad de Ciencias Económicas.

– Financiamiento: Secretaría de Ciencia y Técnica (Secyt) de la UNC.

– Equipo de trabajo: Hada Graziela Juárez Jerez (directora), Eugenia Perona (codirectora), Liliana Pereyra y José Luis Navarrete.

 
Cuadratín G3  DELITOS Y DESEMPLEO    

Cruzando los datos de ambos gráficos (evolución del índice de crecimiento del delito y desempleo en el país para el período 1990-2007), se observa que en las provincias en las que más creció la delincuencia, no necesariamente se registró el mayor aumento del desempleo, y viceversa.

 Tasa de crecimiento del delito entre 1990 y 2007  
Tasa de crecimiento del desempleo durante 1990 y 2007