Bariloche y su extraño “lagomoto” de 1960

Fue causado por un fuerte sismo que tuvo su epicentro en Valdivia, Chile. El lago Nahuel Huapi se retiró de la orilla y luego regresó con tal fuerza que destruyó el puerto de la villa turística. [15.04.2015]

Por Guillermo Goldes
Colaborador UNCiencia
Facultad de Matemática, Astronomía, Física y Computación – UNC
divulgacion@famaf.unc.edu.ar

Aunque en San Carlos de Bariloche, en la provincia de Río Negro, el episodio es recordado por los memoriosos, en el resto del país pocos saben que el “lagomoto” ocurrió o incluso que este fenómeno sea posible.

Hay mucha información disponible sobre tsunamis o “maremotos”, especialmente luego de la catástrofe natural ocurrida en Chile en febrero de 2010. Lo que se sabe puede ser resumido así: si un movimiento sísmico tiene su epicentro en una zona de fractura ubicada en el lecho marino y su magnitud es superior a unos ocho grados en la escala Richter, es muy probable que se genere una segunda catástrofe: un tsunami.  Y en ocasiones, este nuevo desastre produce más daño que el propio sismo.

“El agua es desplazada en forma muy violenta y rápida, como impulsada por un gigantesco remo. Cuando llega cerca de la costa produce olas de dimensiones considerables, que se elevan muchos metros y generan enorme destrucción. Es lo que ocurrió en la zona de Concepción, Chile, a principios de 2010. Fue consecuencia del sismo del Maule”, explica Ricardo Rocca, profesor de la Facultad de Ciencias Exactas, Físicas y Naturales de la Universidad Nacional de Córdoba. En esa línea, apunta que fenómenos parecidos pueden producirse en cuerpos menores de agua. “Ocurrió en el Lago Hebgen, en Montana (Estados Unidos), en 1959. Un sismo modificó el lecho mismo del lago y generó fuertes olas durante 12 horas”.

San Carlos de Bariloche se ubica sobre el faldeo oriental de la Cordillera de los Andes. Es una zona habitualmente bastante tranquila, que se ha convertido en un verdadero paraíso para el turismo. Botes y catamaranes de paseo navegan todo el año en su lago. Pero aun así, es necesario recordar que se trata de una zona de riesgo sísmico, si bien no tan extremo.

El terremoto de 1960 tuvo su epicentro en Valdivia, Chile, y alcanzó una magnitud de 9,5. Fue el más intenso de los registrados en la historia humana. En Bariloche se sintió con intensidad, aunque no produjo daños directos. Sin embargo nadie pensó que, como episodio final del sismo, el Lago Nahuel Huapi se retiraría unos metros para luego volver con inusitada potencia, bajo la forma de un oleaje de cinco metros de altura.

El puerto estaba construido en madera y fue destrozado por la fuerza del agua, que ingresó más de 100 metros dentro de la propia ciudad, provocó daños y pánico generalizado. Al retirarse, el agua se llevó con ella al menos tres vidas. El manso lago de origen glaciario, ese aliado de siempre que baña la costa de la ciudad, se había convertido sorpresivamente en un enemigo temible.

De todos modos, lo que sucedió en Bariloche no fue realmente un tsunami, porque no hubo desplazamientos de placas en el fondo del lago, ni modificaciones en el mismo. Todo el lecho del lago se sacudió, provocando un oleaje semejante al que ocurre al agitar violentamente un fuentón lleno de líquido. Lo mismo ocurre en diferente escala en tanques y piletas de natación durante grandes terremotos: el agua se desborda.

Este episodio poco conocido recuerda el poder de las fuerzas de la naturaleza. Ante ellas, lo mejor es extremar las medidas de prevención. La primera y más eficaz, claro está, es conocer los riesgos.