Plantas de los dioses

La Noche de los 200 años | El 8 de julio, los museos de la UNC abrirán sus puertas de 20 a 2 de la madrugada. Será una “noche de vigilia” para conmemorar el Bicentenario de la Declaración de la Independencia. Habrá visitas guiadas, expresiones culturales (teatro, música, instalaciones, performances, video-arte) y experiencias lúdicas relacionadas a las colecciones que posee cada museo. Conocé en esta nota el rol sagrado que jugaban algunas plantas en la cultura de nuestros pueblos originarios. [07.07.2016]

Por Mariana Mendoza
Colaboradora UNCiencia
Laboratorio de Hemoderivados – UNC
mariana.mendoza@unc.edu.ar

La identidad de nuestro país se nutre, entre otras fuentes, de las culturas de los pueblos originarios que habitan y habitaban este territorio mucho antes de la llegada del hombre blanco. En la cosmovisión de estas culturas, numerosas especies vegetales jugaron y aún juegan un rol central y sagrado.

Las plantas de los dioses o enteógenas (que generan a Dios en nuestro interior) tienen la capacidad de producir lo que la psicología denomina estados de conciencia amplificados. Los chamanes recurrían a ellas para comunicarse con entidades o planos sobrenaturales, consumiéndolas en el marco de estrictos rituales sagrados.

Justamente, el chamán o curandero, era el miembro de la tribu con los conocimiento suficientes para utilizar el poder de las plantas con fines medicinales, de adivinación e, incluso, para resolver los conflictos.

La antropología actual valora a los chamanes por sus aportes reflexivos a los que algunos consideran comparables a los de la filosofía occidental. Sin embargo, en el pasado fueron asociados con el demonio, los consideraron primitivos o que padecían alguna patología mental.

El árbol de la ciencia del bien y del mal

Una de las plantas sagradas utilizadas por los chamanes es el Cebil. Este árbol aún puede encontrarse en las selvas de Argentina, Brasil, Bolivia, Perú y Paraguay. El polvo obtenido de la molienda de sus semillas ha sido ampliamente consumido por pueblos como los Incas, Tobas, Wichís o Matacos, y Tiwanacotas.

En la mixtura de las religiones, algunos testimonios de wichís contemporáneos conciben al Cebil, en lugar del manzano, como el “árbol de la ciencia del bien y del mal”, aquel cuyo consumo provocó la expulsión de Adán y Eva del paraíso, tal vez en sintonía con los conquistadores españoles que consideraron al polvo de Cebil como un producto del diablo.

La planta de la Pachamama

Aunque su utilización se popularizó hace unos 200 años, y aún más cuando una sustancia estimulante (alcaloide) extraída de sus hojas se convirtió en una de las drogas más adictivas del planeta, el consumo ritual y simbólico de Coca comenzó entre los pueblos originarios Andinos 300 años antes de Cristo.

Desde ese entonces, son empleadas en diferentes rituales y con diversos propósitos. De este modo, se puede recurrir a ella para purificar -durante las fiestas de la Pachamama, entre otros-, adivinar el futuro, así como diagnosticar y curar enfermedades. Justamente en su función medicinal, la Coca ha sido insumo para la elaboración de caramelos, pomadas y harina.

Sus hojas contienen 14 alcaloides con efectos estimulantes que disminuyen el hambre, la sed y permiten resistir el mal de altura o apunamiento. Habrán sido estas propiedades quizás las que llevaron a John Stith Pemberton, farmacéutico estadounidense, a crear en 1886 un remedio para aliviar el dolor de cabeza, reducir náuseas y calmar la sed, elaborado con hojas de coca: la Coca-Cola. Sin embargo, hubo que modificar la fórmula de esta bebida hacia 1903, por la presión social que se generó al conocerse los efectos nocivos de la cocaína (uno de los alcaloides purificados). Actualmente, esta bebida es una mezcla de cafeína, nuez de cola y un extracto de una variedad de coca procedente de Ecuador (Erythroxylon novogranatense), pero no contiene cocaína.

El Cebil, la Coca,junto a otras plantas y hongos utilizados por los pueblos originarios de América, forman parte de una de las muestras temporarias del Museo Botánico de la UNC (Av. Vélez Sársfield 299, 2º piso), en colaboración con los museos de Antropología y de Psicología. Lejos de ser una simple exposición de ejemplares, la exhibición “Las Plantas de los Dioses” los presenta en un contexto antropológico enriquecido por representaciones indígenas y artefactos utilizados para su consumo ritual.

Fuentes
“Las Plantas de los Dioses”, exposición temporaria del Museo Botánico de la Facultad de Ciencias Exactas, Físicas y Naturales de la UNC.
María Jimena Nores, Doctora en Ciencias Biológicas. Museo Botánico de la Facultad de Ciencias Exactas, Físicas y Naturales de la UNC.